La chispa lleg¨® de Viena
En una jornada dedicada a las big bands de gran calado y con un fin de fiesta tan rotundo como Djavan, la chispa, esa que siempre se espera en un festival de esta magnitud, acab¨® llegando desde Viena con un cuarteto que se hace pasar por tr¨ªo y utiliza la electr¨®nica como base de una de las propuestas mas disparatadas que han pasado por el Jazzaladia donostiarra en mucho tiempo: Trio Exklusiv.
Todav¨ªa era de d¨ªa cuando los cuatro vieneses ocuparon el inmenso escenario de la playa. A esa hora los ¨²ltimos ba?istas se mezclaban con los primeros curiosos que se desparramaban en grupos frente al escenario. Cuando comenz¨® a sonar una base electr¨®nica y el bater¨ªa inici¨® en solitario el concierto, nadie parec¨ªa estar muy pendiente de la m¨²sica, parec¨ªa m¨¢s interesante ver c¨®mo el sol se pon¨ªa por detr¨¢s de las torres de altavoces. A los pocos minutos, todas las miradas converg¨ªan en el escenario y la playa comenz¨® a llenarse de potenciales danzarines.
Trio Exklusiv ser¨¢ uno de los nombres a recordar de este certamen. Sobre el escenario son como un volc¨¢n en erupci¨®n del que cualquier cosa puede brotar con fuerza. Bases dance pregrabadas sobre las que evolucionan riffs obsesivos envueltos en una magn¨ªfica manipulaci¨®n electr¨®nica, solos tremendamente jazz¨ªsticos y alternancia casi brutal entre ritmos industriales, sofocantes, y un free controlado y bien dirigido. Los cuatro m¨²sicos brillaron alto y sus dos t¨¦cnicos de sonido (parte esencial de la propuesta) tambi¨¦n. Completando la oferta altamente festiva, una realizaci¨®n de v¨ªdeo un tanto na?ve pero muy personal les cerraba las espaldas. Nadie se fijaba en el sol que acababa de ponerse en el horizonte en la playa de la Zurriola ya s¨®lo se bailaba y con la sonrisa en los labios.
Al mismo tiempo (imposible ver los dos conciertos al completo ya que estaban programados a la misma hora) en la plaza de la Trinidad David Holland demostraba estar al frente de la mejor big band del momento, la m¨¢s densa, la m¨¢s sensata y la m¨¢s creativa. Belleza pura, sobria, esculpida por la h¨¢bil mano del contrabajista brit¨¢nico y materializada por un grupo sin fisuras en el que destac¨®, una vez tras otra, el buen hacer del l¨ªder, as¨ª como el tromb¨®n de Robin Eubanks y los saxos de Antonio Hart y Mark Turner. Otra demostraci¨®n, y ya llevamos varias en este festival, de que el jazz no est¨¢ quieto como muchos parecen desear, sino que se mueve hacia adelante y con seguridad.
El p¨²blico ped¨ªa un bis, pero parec¨ªa haber prisa por cambiar el escenario y el brit¨¢nico tuvo que conformase con saludar. Tras Dave Holland la Trini recibi¨® a la Mingus Big Band que comparada con el ba?o de m¨²sica anterior no pas¨® de banda de entretenimiento. Sue Mingus, la ¨²ltima esposa del gran Charles Mingus, est¨¢ empe?ada en mantener viva su memoria, pero sobre todo en sacar el m¨¢ximo rendimiento econ¨®mico al legado de su marido. La Mingus Big Band es el instrumento para conseguirlo y debe funcionar bastante bien para la viuda pero sus interpretaciones, banales y dispersas, nada tienen que ver con los trabajos de Mingus en vida o que han quedado felizmente grabados en disco. A la rigurosidad del maestro se impone aqu¨ª una superficialidad desconcertante, claro que como todos son buenos instrumentistas los tutti suenan potentes, pero poco m¨¢s.
Justo antes del concierto de la Mingus Big Band el festival destap¨® en la plaza de la Trinidad una placa conmemorativa de las visitas del genial contrabajista a San Sebasti¨¢n. La viuda tras dar las consiguientes gracias aprovech¨® la ocasi¨®n, micro en mano, para vender el ¨²ltimo disco de la orquesta. El negocio es el negocio.
La jornada, que hab¨ªa comenzado en el Kursaal con un d¨²o de pianos bastante aburrido, m¨¢s una contienda que un d¨²o (Kenny Barron y Mulgrew Miller), acab¨® a lo grande y otra vez fue la playa de la Zurriola el lugar escogido. Djavan despleg¨® all¨ª toda su magia r¨ªtmica y unas 3.500 personas disfrutaron con su sabia mezcla de tradici¨®n brasile?a, pop, soul y jazz. En la playa volvi¨® a bailarse aunque esta vez con otra cadencia, m¨¢s suave y acariciante. Djavan est¨¢ en espl¨¦ndida forma y los nuevos temas se mezclan con los antiguos con pasmosa naturalidad. Su propuesta es colorista, pero sin excesos, prima la m¨²sica sobre cualquier exotismo y su voz sigue conservando todos esos recovecos que la hacen tan atractiva.
En la Zurriola se djavane¨® a placer, un regalo para los trasnochadores.
Babelia
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