Vuelta a los or¨ªgenes

Pasar ocho a?os interno en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat le hizo mejor atleta a Mikel Odriozola (Renter¨ªa, 1973), cuatro veces campe¨®n de Espa?a en los 50 kil¨®metros marcha, una prueba de terrible exigencia y severidad. Pero la ausencia de sus allegados, y la ansiedad que origina saberse el siguiente de una estirpe tan fruct¨ªfera para el atletismo espa?ol, causaron en Odriozola, hombre de mesura, un bloqueo psicol¨®gico que alcanz¨® su punto culminante el a?o pasado, cuando la Federaci¨®n le excluy¨® de los Juegos Ol¨ªmpicos. "Fue un palo", afirma el atleta, convencido entonces de la necesidad de reorientar una carrera a la que no le han faltado tampoco unas dosis de p¨¦sima fortuna.

Y la receta era tan antigua como eficaz: volver a casa. En San Sebasti¨¢n, rodeado de su familia, sus amigos y su pareja, Odriozola ha regresado al primer plano. Suya es la mejor marca mundial del a?o en la distancia (3:41.47), lograda en febrero pasado en Barcelona. A falta de una semana para el arranque del Campeonato del Mundo en Helsinki, Odriozola no se marca metas, s¨®lo una idea: "disfrutar". En 1996, despu¨¦s de una r¨¢pida progresi¨®n, el marchador guipuzcoano se traslad¨®, con una beca de su club, la Real Sociedad, al CAR de Sant Cugat. Pronto convenci¨® a todos de su val¨ªa: en 1998 acab¨® cuarto el Campeonato de Europa en Budapest. Pero aquello se volvi¨® contra ¨¦l. "Todo me vino muy repente. A nivel psicol¨®gico, aquel ¨¦xito me afect¨® bastante, porque no estaba preparado para superar la presi¨®n que ven¨ªa entonces".

A pesar de ser hasta cuatro veces campe¨®n de Espa?a en la modalidad (2001, 2002, 2003 y 2005), las medallas internacionales segu¨ªan sin llegar. En Sydney, acab¨® en el puesto 24, y al a?o siguiente, en el Mundial de Edmonton, decimoquinto. Tampoco han faltado las desdichas. En en el Europeo de M¨²nich, en 2002, fue descalificado a falta de dos kil¨®metros, cuando marchaba en tercer lugar. Por ¨²ltimo, en el Mundial de Par¨ªs de 2003, donde acud¨ªa con el mejor registro del a?o, problemas de anginas le hicieron finalizar en el puesto decimocuarto.

El a?o pasado, la Federaci¨®n le apart¨® de la cita ol¨ªmpica de Atenas, una decisi¨®n que Odriozola nunca entendi¨® y por la cual el atleta empez¨® a macerar la posibilidad de abandonar Barcelona. "Eran muchos a?os all¨ª, con marchadores m¨¢s j¨®venes que yo, y me ve¨ªa en fuera de juego", reconoce. Se estableci¨® de nuevo en San Sebasti¨¢n y, aunque peri¨®dicamente viaja a la capital catalana para reunirse con su entrenador, el hist¨®rico Josep Mar¨ªn, el propio Odriozola determina ahora sus m¨¦todos de trabajo. "Me siento m¨¢s liberado para decidir. Me ha ayudado mucho vivir con mi pareja, rodeado de mi familia y amigos. En Barcelona estaba m¨¢s pendiente del atletismo. Ahora estoy m¨¢s hecho como persona y deportista", proclama.

No obstante, Odriozola tambi¨¦n agradece la labor de su psic¨®logo, con quien trabaja desde hace tres a?os. Con ¨¦l, ha logrado "situarse" a s¨ª mismo, saber d¨®nde est¨¢ y ad¨®nde quiere dirigirse. En definitiva, sus prop¨®sitos. "Adem¨¢s, te ayuda en la relajaci¨®n y la concentraci¨®n", explica el marchador, para quien deber¨ªa introducirse esta figura a edades m¨¢s tempranas para el deportista. A ¨¦l le ayud¨® a resolver su "ansiedad", derivada de compartir equipo con marchadores de reputaci¨®n, como Jes¨²s ?ngel Garc¨ªa Bragado o Paquillo Fern¨¢ndez. "Siempre me dicen: "Te falta una medalla. Pero es que las medallas en Espa?a las consiguen unos pocos, los elegidos", comenta. Por eso, a pesar de que en la carrera del 9 de agosto en la capital finlandesa pondr¨¢ en liza sus opciones, el objetivo es manifiesto. "Quiero disfrutar de la carrera, y cuando cruce la meta, estar satisfecho conmigo mismo", apunta. Un empe?o poco frecuente en el deporte de hoy en d¨ªa.