Montes de hueso
Como viento sur o brisa de mar, no lo s¨¦ a¨²n, el 21 de julio se reunieron representantes de la plana mayor del PSOE, del PSE-EE y del PNV. No ha trascendido el motivo de la reuni¨®n ni los temas tratados, tan s¨®lo que forma parte de una serie de encuentros para ir tejiendo "de nuevo" las relaciones pol¨ªticas en el paisito.
Rubalcaba ha subrayado esta componente del encuentro. Si as¨ª fuese, estar¨ªa bien. Tras el tornado Josemari (es por darle nombre masculino a los tornados), rijoso y destemplado, los nuevos aires son m¨¢s que necesarios.
Pero el viento, fresco o t¨®rrido, tan s¨®lo roza las superficies. Y, sin menospreciar su efecto, vivimos tiempos en que hay que remover la tierra, retocar algunas aristas del territorio y repoblarlo para hacerlo m¨¢s habitable.
Vivimos tiempos en que hay que remover la tierra, retocar aristas del territorio y repoblarlo para hacerlo habitable
Comenzar a recomponer verdaderamente el tejido social y pol¨ªtico. (O quiz¨¢ el pol¨ªtico para que no da?e lo social.) Dice Octavio Paz que "el presente es perpetuo./ Los montes son de hueso y son de nieve/ est¨¢n aqu¨ª desde el principio./ El viento acaba de nacer/ sin edad/ como la luz y como el polvo". Lo permanente frente a lo fugaz; la marm¨®rea fortaleza de la monta?a frente a la ligera brisa o el ardiente viento sur.
S¨ª, es necesario el encuentro, la conversaci¨®n, el entendimiento entre familias pol¨ªticas. Pero ha de ser un encuentro sustancioso, completo, de manera que rectifique una asentada cultura pol¨ªtica de crispaci¨®n, y no simple finta h¨¢bil o t¨¢ctica.
El entendimiento ha de ser para remover obst¨¢culos y crear canales estables de circulaci¨®n de ideas, de trasiego de desacuerdos y consolidaci¨®n de las instituciones creadas para ello, como es el caso del Parlamento vasco y son las Juntas.
Un punto no define un trazado, una trayectoria. Y, aunque sea brisa pasajera, que no si es viento abrasador, ser¨¢ bien recibida. De momento hay un encuentro el d¨ªa 21. (Ha habido otros antes entre el Partido Socialista Obrero Espa?ol y el Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra; o en presidencia, y otros informales con Batasuna). Poco puede valorarse con ello.
Sin embargo, hay elementos que intranquilizan a quienes estimamos que esto debe ser algo sustantivo y no t¨¢ctico. Muy especialmente, por el trato que se le est¨¢ dando al Partido Popular vasco (una familia pol¨ªtica con 210 mil votantes, cerca de los 270 del PSE-EE). Por momentos, adquieren todo el aspecto de juegos t¨¢cticos ante un probable final de ETA.
Cierto que el PP mantiene a personajes como Zaplana y Aceves en su c¨²pula, que utiliza cualquier circunstancia en la lucha antiterrorista para hacer oposici¨®n como gasolina en un incendio. Es cierto. Pero, quien aspira a ser el eje de un cambio de rumbo en nuestra cultura pol¨ªtica como pretende el gobierno Zapatero y el PSOE, ha de ser m¨¢s ambicioso, y, al mismo tiempo, m¨¢s generoso.
Mar¨ªa San Gil, que ha demostrado otra disposici¨®n m¨¢s moderada en el escenario de la pol¨ªtica, se siente excluida del proceso. Parece que con bastante raz¨®n. La oposici¨®n que el PSE-EE est¨¢ haciendo al gobierno de ?lava, a la Diputaci¨®n regida por el PP, uno de los gobiernos m¨¢s pragm¨¢ticos e integradores que se da hoy en el Pa¨ªs Vasco, est¨¢ logrando el desgobierno de esa provincia. Ha llegado a decirlo en estos mismos t¨¦rminos el presidente de EA de ?lava, Manuel Ibarrondo.
Da la impresi¨®n de que hay elementos s¨®lidos de deslealtad en todos estos movimientos como para que la ciudadan¨ªa pongamos demasiada esperanza en ellos. Parecen viento t¨¢ctico que no llegar¨¢ al duro hueso de la monta?a, ¨¦sa que necesitamos remover y repoblar para hacerla m¨¢s habitable.
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