En busca de una Constituci¨®n
Las noticias que recibimos de Irak se refieren sobre todo a atentados, luchas entre insurgentes, terroristas y militares, y en general ataques de todo tipo. Son tantos, de hecho una media de 14 al d¨ªa s¨®lo en Bagdad, que ya forman parte habitual de la p¨¢gina 2, o a veces ya la 4 o la 5, de este peri¨®dico. Pero, en l¨ªneas generales, de la Asamblea sabemos m¨¢s bien poco. Entre otras razones, porque en la zona verde (el recinto de seguridad donde est¨¢n situados los edificios del Parlamento, as¨ª como los del resto de organismos internacionales) apenas hay periodistas, y mucho menos de medios occidentales. De ah¨ª que gran parte de la informaci¨®n recibida sea en muchos casos de segunda o tercera mano.
Lo primero que llama la atenci¨®n es el alto nivel de formaci¨®n de los parlamentarios
Quienes hemos tenido la suerte de participar de alguna manera en este proceso, siquiera brevemente, hemos podido ver una imagen muy distinta de la que se proyecta en muchos medios de comunicaci¨®n. Lo primero que llama poderosamente la atenci¨®n es el alto nivel formativo de los parlamentarios. Por poner s¨®lo un ejemplo, uno de los temas m¨¢s discutidos ha sido la posibilidad de articular un modelo de Estado federal. Pues bien, no s¨®lo tienen un amplio conocimiento de qu¨¦ modelos existen en el resto del mundo, sino de sus fallos y problemas, con un grado de detalle que no siempre puede verse en foros supuestamente m¨¢s especializados. Para el experto (sic, en mi caso) que est¨¢ all¨ª para echar una mano, la impresi¨®n de que quiz¨¢ est¨¦ de sobra no es infrecuente.
La cuesti¨®n de las mujeres en la Asamblea merece cap¨ªtulo aparte. Tambi¨¦n aqu¨ª la imagen obtenida por el observador casual resulta muy diferente de lo imaginado. Supongo que algo tendr¨¢ que ver esa idea, cada vez m¨¢s extendida, de un mundo ¨¢rabe monol¨ªtico, con sumisi¨®n s¨ª y siempre de las mujeres. Por suerte las cosas no son siempre as¨ª.
Es dif¨ªcil calcular qu¨¦ porcentaje de mujeres hay en la Asamblea constituyente iraqu¨ª, y mucho menos saber cu¨¢ntas en funci¨®n de los distintos grupos y sectores religiosos. Pero no creo que el dato estad¨ªstico sea en este caso especialmente importante.
Hay un amplio espectro social y cultural. Uno casi pensar¨ªa que est¨¢n todas las que pueden estar. Un vistazo general a la Asamblea ofrece ya una amplia panoplia de tipos sociales femeninos: est¨¢ la joven independiente, con pantalones, pelo suelto y paso decidido; la mujer tapada hasta arriba, toda de negro, de andares m¨¢s circunspectos; la mujer de mediana edad, no tan tapada pero s¨ª algo m¨¢s recatada que la joven anterior, o la embarazad¨ªsima que llega con su cartera desenvuelta y niega con un adem¨¢n cort¨¦s alg¨²n ofrecimiento de ayuda. No la necesita, no al menos de su compa?ero de filas. En fin, est¨¢n todas.
Pero hasta ah¨ª nada nuevo, algunos ya sab¨ªamos que la iraqu¨ª era una sociedad plural. La sorpresa grande viene despu¨¦s, una vez que hemos entrado en materia y comenzado a trabajar con las Comisiones constituyentes. Todas las mujeres mencionadas, de sectores sociales tan distintos, son iguales. Son una m¨¢s, uno m¨¢s. Intervienen continuamente, y normalmente con un conocimiento bastante s¨®lido del tema tratado. Preguntan, repreguntan, le quitan el turno al siguiente si creen que su pregunta no ha sido contestada suficientemente. ?D¨®nde est¨¢ la sumisi¨®n, qu¨¦ desigualdad?
En realidad, las mujeres de la Asamblea constituyente no tienen nada de especial frente a ellos. Son sencillamente iguales. Supongo que una reflexi¨®n posible es que lo que en otros pa¨ªses occidentales ha costado mucho tiempo y esfuerzo a base de cuotas, es decir, a base de obligaciones, all¨ª lleva tiempo siendo una realidad. Parece ser que el r¨¦gimen de Sadam Husein, adem¨¢s de laico, no era discriminatorio contra las mujeres. No est¨¢ de m¨¢s recordar que, en su contexto geogr¨¢fico, seguramente Irak es el pa¨ªs de Oriente Medio con mayor libertad femenina. O lo viene siendo hasta estos momentos. Como bot¨®n de muestra, es sabido que en Arabia Saud¨ª las mujeres no pueden conducir. No es que est¨¦ mal visto, es que est¨¢ prohibido. Al otro lado de la frontera, en la Asamblea constituyente iraqu¨ª las mujeres son tan parlamentarias como los hombres.
No est¨¢ de m¨¢s, por otro lado, recordar el contexto en el que se est¨¢ desarrollando este proceso. Todos sus participantes, directos o indirectos, est¨¢n amenazados por diversos grupos terroristas. Todos incluye desde el primer parlamentario hasta el que lleva la gaseosa, pasando por los traductores, inform¨¢ticos, bedeles y un largo etc¨¦tera. En principio, los extranjeros que prestan asistencia t¨¦cnica tambi¨¦n lo est¨¢n. Pero en t¨¦rminos muy relativos; nuestra seguridad apenas corre peligro, pues nos movemos en coches blindados, con chalecos antibalas, guardaespaldas y dem¨¢s. Los iraqu¨ªes, por el contrario, y con la excepci¨®n de alg¨²n alto cargo, no suelen llevar protecci¨®n. Todos los d¨ªas tienen que entrar en la zona verde, atravesar los innumerables check-points establecidos por los militares, norteamericanos e iraqu¨ªes, y cruzar los dedos para que no haya un coche bomba, cuya explosi¨®n preferentemente tiene lugar en dichos check-points. Claro que tampoco las amenazas impidieron al pueblo iraqu¨ª acudir en masa a votar hace pocos meses, en circunstancias tr¨¢gicas bien conocidas.
Y por eso nada de esto impide que todos est¨¦n ah¨ª, incluyendo la mujer embarazada (que de hecho se puso de parto en la propia Asamblea, pero ¨¦sta es otra historia), desde las diez de la ma?ana hasta altas horas de la tarde. Literalmente jug¨¢ndose la vida. El experto cooperante a tiempo parcial, cuya idea inicial era "contribuir a la democratizaci¨®n", se vuelve a su casa taciturno, con la sensaci¨®n de que tenemos mucho que aprender, a este lado del globo, de los de aqu¨¦l.
Violeta Ruiz Almendral es profesora de Derecho Financiero y Tributario en la Universidad Carlos III de Madrid. Recientemente ha prestado asistencia t¨¦cnica en la Asamblea constituyente iraqu¨ª bajo los auspicios de una organizaci¨®n internacional.
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