Lamento no ser un sentimental

"HE CRE?DO en el progreso desde la infancia, como no pod¨ªa ser de otro modo, ya que la diferencia entre los tiempos en que me azotaban y aquellos en que dejaron de hacerlo era enorme (...) La prudencia y la justicia me dicen que hay m¨¢s amor a la humanidad en la energ¨ªa el¨¦ctrica y la m¨¢quina de vapor que en la castidad y en la abstinencia de la carne". Ant¨®n Ch¨¦jov era puro sentido com¨²n y de ese sentido est¨¢ llena su obra literaria y, sobre todo, lo est¨¢n sus cartas, que ocupan doce de los treinta vol¨²menes de la edici¨®n rusa de su obra completa. Ese corpus oce¨¢nico est¨¢ plagado de juicios y comentarios, y de ¨¦l -y de algo as¨ª como "los grandes momentos de La isla de Sajal¨ªn"- han salido dos antolog¨ªas elaboradas por Piero Brunello y que pecan del s¨ªndrome de la autoayuda para periodistas y narradores en ciernes.

El s¨ªndrome queda mitigado en el volumen editado por Fuentetaja, mucho m¨¢s recomendable porque las cartas seleccionadas se presentan m¨¢s por extenso. All¨ª est¨¢ toda la po¨¦tica de un hombre libre de supersticiones que, contra las tentaciones de lo pintoresco y lo a priori literario, recuerda que el escritor deber¨ªa conducirse como un qu¨ªmico porque "nada en la tierra es impuro para los qu¨ªmicos". "Lamento no ser un sentimental", escribe en otra ocasi¨®n.

No est¨¢, pues, dispuesto a decorar la realidad que cuenta: "?Qu¨¦ dir¨ªa usted si un reportero, por repulsa o deseo de proporcionar satisfacci¨®n a sus lectores, s¨®lo describiese prefectos honestos, damas sublimes y ferroviarios virtuosos?".