Leer al volante en el autob¨²s

El pasado viernes 19 de agosto, poco antes de las ocho y media de la noche (a las 20:27 horas), tom¨¦ en Elda el autob¨²s con destino a Elche, que deb¨ªa salir de la estaci¨®n a las 20:20 horas.

Este recorrido lo efect¨²a regularmente la compa?¨ªa ALSA; conservo el billete.

En Novelda subi¨® un pasajero con el que el conductor inici¨® una animada conversaci¨®n. Por lo que alcanc¨¦ a o¨ªr -estaba sentada en la segunda fila de asientos-, el mencionado pasajero le proporcionaba al conductor pel¨ªculas o copias ilegales de pel¨ªculas grabadas en DVD.

Ambos estuvieron hablando de ello durante el resto del viaje.

A unos seis kil¨®metros de Elche, en una zona llena de curvas, se produjo un hecho que me llen¨® de estupor y sobre todo de alarma.

El pasajero que hab¨ªa subido en Novelda sac¨® de su mochila algunas fundas de pel¨ªculas y se las tendi¨® al conductor, que se puso a examinarlas ?y a leerlas! con la m¨¢s absoluta tranquilidad.

Quiero dejar claro que no se limit¨® a echarles un r¨¢pido vistazo, sino que las miraba y las le¨ªa levantando los ojos de vez en cuando para mirar la carretera.

Cog¨ªa el volante con una sola mano, la izquierda, y con la derecha sosten¨ªa las fundas mientras le¨ªa los textos de la parte posterior, haciendo comentarios como: "?Y esto es una comedia? ?Es de mucha risa?".

La situaci¨®n, desde mi punto de vista, no era de ninguna risa. Eran m¨¢s de las nueve de la noche, estaba lloviendo, atraves¨¢bamos una zona de curvas y rotondas, y el conductor del autob¨²s sigui¨® examinando y leyendo las fundas de las pel¨ªculas atendiendo apenas a la carretera.

Milagrosamente llegamos vivos a Elche, pero desde luego no volver¨¦ a poner mi vida en manos de la citada compa?¨ªa.