Un apasionado de la libertad
Todo el mundo parece proclamarse, hoy d¨ªa, defensor de la libertad. Rafael Termes lo fue siempre, a lo largo de toda su vida, como fruto de una profunda convicci¨®n, radicada en la concepci¨®n cristiana del hombre, que presidi¨® su pensamiento y su actuaci¨®n. "Uno es liberal", afirmaba, "porque cree en la libertad del hombre. M¨¢s a¨²n: no se puede no ser liberal si se cree que el hombre es, por naturaleza, un ser libre. La libertad es valiosa por cuanto permite alcanzar. Sin libertad no puede haber bien verdadero. Pero la libertad s¨®lo es aut¨¦ntica cuando se adhiere a la verdad y al bien".
No es casual, pues, el t¨ªtulo (Desde la libertad) que dio a sus memorias. Libertad significaba, para Rafael, respeto a la verdad sobre el hombre. Siendo el hombre como es, ha de permanecer libre, y nadie tiene derecho a interferir en ese bien fundamental. De ah¨ª la actitud liberal de Rafael Termes frente a cualquier poder pol¨ªtico, econ¨®mico, medi¨¢tico o f¨¢ctico. Pero, al mismo tiempo, no se retra¨ªa de recordar a todos que la libertad debe estar al servicio de la verdad y del bien. Se entiende, as¨ª, su ambici¨®n por construir un mundo mejor, basado en el profundo respeto que sent¨ªa por la dignidad de los seres humanos, de todos, sin excepci¨®n.
Una concreci¨®n del esp¨ªritu liberal de Rafael Termes era su apasionada defensa del capitalismo, al que consideraba el sistema organizativo que mejor promueve la libertad humana. Tambi¨¦n la eficiencia econ¨®mica, por supuesto, pero Rafael defend¨ªa la econom¨ªa de mercado no s¨®lo, ni principalmente, por su capacidad para aumentar la riqueza, sino por ser el sistema que mejor se compaginaba con la naturaleza del hombre y con los caracteres de la comunidad global en la que vivimos. Y esto le llevaba a ser muy exigente con todos los que participamos en la sociedad capitalista, tanto con los responsables de la creaci¨®n de riqueza, como con los que gestionan la res p¨²blica y con los que generan las ideas, es decir, con los empresarios, los pol¨ªticos y los intelectuales.
Rafael Termes consideraba, en definitiva, que una sociedad no puede prosperar sin un gran respeto a la libertad personal y una profunda base ¨¦tica. En sus clases en el IESE, o en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas, titulado Antropolog¨ªa del capitalismo, explicaba que, para que el capitalismo d¨¦ sus mejores frutos, no debemos intentar corregir coactivamente su funcionamiento, sino regenerar moralmente el entorno en el que funciona. Es decir, impulsar la mejora del sistema ¨¦tico-cultural y del sistema jur¨ªdico-institucional que forman el contexto de la econom¨ªa, para adecuarlos a una antropolog¨ªa basada en la naturaleza y valor del hombre, como ser racional y libre, con un fin propio, que es, al mismo tiempo, inmanente y trascendente. Para que la econom¨ªa de mercado funcione -afirmaba- es necesario que los agentes del sistema capitalista tomen sus decisiones eligiendo las alternativas en funci¨®n no exclusivamente del valor econ¨®mico inmediato, sino teniendo en cuenta el impacto que estas alternativas producen en la calidad de la persona, tanto en el propio decisor como en los dem¨¢s.
Su profundo respeto por la verdad objetiva y el jusnaturalismo le llevaba a reivindicarlos, aunque ello no necesariamente agradase a los que se dejan llevar por las tendencias del momento, que no siempre coinciden con una profunda concepci¨®n de la libertad. Cualquiera que lea sus escritos comprobar¨¢ que no le gustaban los eufemismos.
Rafael fue un profundo pensador, al mismo tiempo que un hombre de acci¨®n en la banca, y un gran profesor. Un ingeniero, buen conocedor de la econom¨ªa y de las finanzas, con una fuerte base humanista y ¨¦tica; cat¨®lico coherente y activo, comprometido, ilusionado por conseguir una sociedad mejor, amigo de todos, sencillo y acogedor. Muchos le echaremos de menos.
Juan Jos¨¦ Toribio es profesor del IESE.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.