Ya vienen, ya vienen
Azor: ave de rapi?a, como de medio metro de largo. As¨ª fue como bautiz¨® Franco a su yate, Azor. No lo iba a llamar Jilguero. El viejo era consecuente.
Parece que el Azor ha varado definitivamente junto a un motel de la meseta castellana, establecimiento que lo utiliza como reclamo. Tiene que existir gente muy rara, pero muy rara, para disfrutar echando un polvo mientras contempla las ruinas del yate de quien fue el Se?or de los Atunes.
Pero yo lo interpreto como una Se?al.
Se acerca el octavo aniversario del accidente que cost¨® la vida a Diana de Gales y a Dodi Al Fayed. Con tal motivo, el padre del segundo, el se?or Mohamed, propietario de Harrod's, ha encargado dos esculturas de bronce id¨¦nticas, estilo inenarrable (su autor es el director art¨ªstico de los grandes almacenes londinenses, no les digo m¨¢s), que representan a ambos ejecutando una alegre cabriola de enamorados, en tenue sportive, y sosteniendo un enorme albatros que despliega sus alas.
No quiero ni pensar en que todas contraigan la gripe y se dediquen a expandirla, llev¨¢ndose por delante a quienes "hacen la vida m¨¢s dif¨ªcil en el planeta"
Es otra Se?al.
Como le dije a mi se?ora Maricruz ayer:
-En esta casa no vuelve a entrar un cuarto de pollo, ni un pat¨¦ de oca, ni un pavo del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias. Y mucho ojo -a?ad¨ª- con pasear el perro por donde moran palomas, cotorras, gaviotas y otras aves de la gran ciudad.
Porque yo, como buena Hija de Hitchcock, tambi¨¦n estoy aterrada ante la Gripe Aviar que nos amenaza, y pienso que, en lugar de darle tantas vueltas a los helic¨®pteros, deber¨ªamos concentrarnos en esta pandemia y adquirir cuantas dosis de antiviral sea posible a los ¨²nicos laboratorios que lo fabrican. Personalmente, si estuviera en mis a?os mozos, no me importar¨ªa casarme con el heredero de los laboratorios. Pero ¨¦sta es otra historia.
En plan Apocalipisis: el fin del mundo, ?ser¨¢ por fuego o por ave?
Acabo de revisar aquella antol¨®gica secuencia del bar en Los p¨¢jaros, en la que Tippi Hedren, la madre de Melanie y abuela de Stella del Carmen y suegra de Antonio, trata de convencer a los incr¨¦dulos de que una bandada de grajos ha querido matar a los ni?os de la escuela. Aparece Mrs. Bundy:
-Los p¨¢jaros son inocentes. Es el hombre el que hace la vida m¨¢s dif¨ªcil en este planeta.
La camarera interrumpe, lanzando su pedido al aire:
-?Dos de pollo con patatas!
Mrs. Bundy prosigue:
-Si los p¨¢jaros decidieran vengarse, no podr¨ªamos hacerles frente. Existen 8.650 especies, eso representa 5.750 millones viviendo s¨®lo en Estados Unidos. En todo el mundo deben de haber unos 100 billones de aves.
Ah¨ª queda eso.
No quiero ni pensar en que todas contraigan la gripe aviar y que se dediquen a expandirla, llev¨¢ndose por delante a quienes "hacen la vida m¨¢s dif¨ªcil en el planeta", cosa que yo encontrar¨ªa un poco dura, pero de lo m¨¢s justa. Ayer se puso en contacto conmigo una dama jud¨ªa, Hilde Nathan, que habl¨®, desolada, en nombre de los miembros de la sociedad israel¨ª protectora de animales. Resulta que, cuando fueron desalojados de Gaza, los colonos dejaron en sus casas a sus animales: perros, gatos, p¨¢jaros... Sus fieles mascotas sufrir¨¢n el mismo destino que las casas que ser¨¢n derruidas, las casas en donde vivieron junto a sus amos y en donde confiaron en que ser¨ªan defendidos. Se ha pedido al Ej¨¦rcito que los rescate y que los entregue a alguna instituci¨®n, en espera de que los colonos reciban un nuevo destino de residencia. A ver si les da tiempo, entre dos palestinos.
Parece una frivolidad, en un mundo en donde tantos seres humanos mueren brutal e injustamente a diario. Pero no lo es: es una sensibilidad necesaria, una reciprocidad.
He recibido tambi¨¦n, hace pocos d¨ªas, la carta que, sobre el tr¨¢fico de orangutanes en Tailandia, me env¨ªa Almudena Navas. Hay orangutanes secuestrados de su h¨¢bitat natural en Indonesia y obligados a boxear en un zoo de Bangkok. Eso, a pesar de que el Gobierno de Tailandia firm¨® en su d¨ªa el tratado internacional para evitar el tr¨¢fico de especies ex¨®ticas; a pesar de que el zoo fue descubierto y de que hay sentencia condenatoria; a pesar de las reclamaciones de organizaciones pro animales... sigue funcionando, y los pobres orangutanes viven en unas condiciones lamentables. La gente del Proyecto Gran Simio, cuya p¨¢gina en Internet es www.proyectogransimio.org, intenta hacer lo que puede. Me dicen que es una organizaci¨®n a¨²n peque?a en Espa?a, pero con voluntarios muy entregados. Yo voy a pinchar ahora mismo la web, a ver qu¨¦ puedo hacer. Pues el boxeo no me gusta ni para las personas, que lo inventaron.
Como ven, no ser¨ªa extra?o que, alg¨²n d¨ªa, las aves se volvieran contra nosotros. Sobre todo, me digo, si est¨¢n enteradas de que Franco us¨® el nombre del azor en vano, y de que ahora un albatros va a enriquecer el kitch post mortem de los Romeo y Julieta de los noventa, o as¨ª.
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