Agua y cohesi¨®n
El autor invita al Gobierno a explicar c¨®mo garantizar¨¢ el suministro del sur de Alicante para aplacar el uso pol¨ªtico y electoral del agua
Tal y como ha ido evolucionando el problema del d¨¦ficit h¨ªdrico en la Comunidad Valenciana, sus efectos pueden llegar a ser mucho m¨¢s graves de lo que aparentan si no se toman cartas en el asunto de forma urgente. A las ya conocidas amenazas que para la Comunidad Valenciana puede suponer la falta de agua en los sectores econ¨®mico-empresariales, debe tenerse en cuenta que con la disputa del agua puede producirse una fractura social, fruto del clima tenso generado por los posicionamientos pol¨ªticos que, como sociedad, no debemos consentir.
El Gobierno actual, bajo la presi¨®n de sus apoyos parlamentarios, gener¨® un grave problema al eliminar de forma precipitada y sin explicaci¨®n alguna el trasvase del Ebro del PHN, un proyecto del anterior Gobierno que pretend¨ªa resolver las carencias de agua del Sureste de Espa?a.
La disputa del agua puede producir una fractura social que no debemos consentir
La incapacidad del Ministerio de Medio Ambiente de comunicar de forma comprensible el programa AGUA unido a los retrasos en la puesta en marcha de ¨¦ste, han a?adido a¨²n m¨¢s desconcierto e incertidumbre. Pero lo m¨¢s grave es que la eliminaci¨®n del trasvase del Ebro sin la revisi¨®n del plan integral del que ¨¦se era un elemento fundamental, ha generado desequilibrios que est¨¢n cuestionando la cesi¨®n prevista de aguas del J¨²car a los valles del Vinalop¨® y la Vega Baja del Segura.
Si, como estaba previsto, el agua del J¨²car que alimentar¨ªa la demanda del Vinalop¨® ven¨ªa a ser compensada por los aportes del Ebro, la desaparici¨®n de dichos aportes exige por parte del Ministerio de Medio Ambiente una acci¨®n compensatoria, no un simple replanteamiento del trasvase J¨²car-Vinalop¨®. Esta acci¨®n compensatoria no es s¨®lo una cuesti¨®n de coherencia t¨¦cnica, sino una exigencia de responsabilidad pol¨ªtica para proporcionar agua a quien la necesita y para evitar enfrentamientos dentro de la propia Comunidad Valenciana.
Ante el clima de desconcierto generado, es comprensible la petici¨®n de las organizaciones agrarias de que sean los propios usuarios los que busquen y alcancen una soluci¨®n de consenso para solucionar el d¨¦ficit h¨ªdrico en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, esta bienintencionada postura seguramente no resolver¨¢ el problema de fondo, que son las necesidades h¨ªdricas para consumo de los sedientos valles del Vinalop¨® y la Vega Baja del Segura, ya que en definitiva es una responsabilidad que no pueden eludir ni el Ministerio de Medio Ambiente ni la Generalitat Valenciana.
Parece que existen una serie de hechos indiscutibles:
(I) Los valles del Vinalop¨® y la Vega Baja del Segura necesitan agua para regar y beber, pues sus acu¨ªferos posiblemente no aguanten m¨¢s de siete u ocho a?os al ritmo actual de explotaci¨®n,
(II) El J¨²car est¨¢ sometido a una presi¨®n y un proceso de degradaci¨®n que le hace muy dif¨ªcil garantizar los ochenta hect¨®metros c¨²bicos de agua anuales desde Cortes de Pall¨¢s.
(III) Al mismo tiempo, los retrasos en el proceso de modernizaci¨®n de los regad¨ªos del J¨²car, de los que es responsable la Generalitat Valenciana, y la disminuci¨®n del caudal del r¨ªo como consecuencia de las extracciones de Castilla-La Mancha, tampoco permiten generar un excedente garantizado de forma sostenible que satisfaga las necesidades de las dos zonas vecinas de la Comunidad Valenciana que tienen que compartir las aguas del r¨ªo.
(IV) No olvidemos que el agua del r¨ªo J¨²car tiene un tercer cliente, que es el ecosistema, de cuya salud depende la calidad de vida y el futuro de la parte inferior de la cuenca.
Ante esta situaci¨®n la postura responsable del Ministerio de Medio Ambiente no puede ser plantear, sin m¨¢s, la sustituci¨®n del trasvase del J¨²car-Vinalop¨® desde Cortes de Pall¨¢s por el del Azud de la Marquesa. Su responsabilidad es garantizar la provisi¨®n de agua en cantidad y calidad y con car¨¢cter urgente a las zonas deficitarias del Vinalop¨® y la Vega Baja del Segura, proceda esta del J¨²car o de otras fuentes. Y a este respecto hay que decir que o bien alguien se ha precipitado y lanzado la alarma antes de que el ministerio presente una soluci¨®n integral, o el ministerio no est¨¢ cumpliendo con sus obligaciones.
En cualquier caso, y ante la previsi¨®n de una seria confrontaci¨®n entre territorios de la Comunidad Valenciana y ante las movilizaciones sociales que, aunque leg¨ªtimas, pueden enturbiar la imagen de la regi¨®n y afectar las expectativas de los inversores por el riesgo de falta de agua, es necesario que de una vez por todas el Ministerio de Medio Ambiente haga un acto de responsabilidad y comunique a los valencianos qu¨¦ est¨¢ haciendo y c¨®mo piensa solucionar los problemas h¨ªdricos que no admiten demora.
Si el agua del J¨²car recogida en Cortes de Pall¨¢s no es suficiente para alimentar las necesidades del Vinalop¨® y la del Azud de la Marquesa no sirve para el consumo humano, arb¨ªtrese una soluci¨®n mixta que resuelva el problema de abastecimiento, cosa que ya deber¨ªa estar considerada cuando se tom¨® la decisi¨®n de derogar el Trasvase del Ebro.
Pero para garantizar que el agua no siga siendo un argumento pol¨ªtico-electoral que contin¨²e generando confrontaci¨®n, sino que se convierta en un elemento de cohesi¨®n social, desde AVE formulamos dos propuestas: La creaci¨®n del Foro del Agua y la absoluta despolitizaci¨®n del debate del agua.
Es necesario crear un nuevo marco institucional que permita llegar a una postura de consenso, genere un sistema de seguimiento que vigile y sancione socialmente los incumplimientos de los responsables p¨²blicos y haga de la gesti¨®n sostenible del agua una cuesti¨®n de Estado, con continuidad, independientemente del partido gobernante.
Este nuevo marco institucional no es otro que el Foro del Agua, destinado a forjar un Pacto de Estado que, socialmente sancionado, d¨¦ soluci¨®n al problema del agua en nuestra Comunidad y en el que est¨¦n presentes los niveles de gobierno responsables (Ministerio de Medio Ambiente y Generalitat Valenciana), las organizaciones de la sociedad civil valenciana que tienen cosas que decir e inter¨¦s en que el problema se resuelva en la pr¨¢ctica, los partidos representativos y cient¨ªficos y t¨¦cnicos independientes.
Las organizaciones de regantes y usuarios del J¨²car y el Vinalop¨® son fundamentales, pero tambi¨¦n otras organizaciones sociales representativas y significativas, pues el problema del agua en la Comunidad Valenciana es global y un nuevo sistema de gesti¨®n se impone.
Es necesario de una vez por todas establecer un balance h¨ªdrico realista y una estrategia a corto, medio y largo plazo, evaluando el ahorro posible y dise?ando las medidas a aplicar, identificar las fuentes que cubran el d¨¦ficit real (sean estos trasvases, desalinizaci¨®n de aguas salobres y mar, acu¨ªferos o recuperaci¨®n de aguas residuales), establecer los tiempos de ejecuci¨®n, dotar de presupuesto al plan y crear un sistema de indicadores y una comisi¨®n de seguimiento del mismo en la que est¨¦n presentes los actores sociales. Y esto no admite dilaci¨®n ni puede estar sometido al tiempo pol¨ªtico-electoral.
Dada la tensi¨®n pol¨ªtica del momento y la experiencia existente, parece razonable que la iniciativa de crear este nuevo sistema la tome la sociedad civil valenciana. Pero esperamos del Ministerio de Medio Ambiente, que es quien tiene responsabilidad de ejecuci¨®n y ha creado el problema al que hoy nos enfrentamos, que d¨¦ un paso adelante y contribuya al desarrollo de la atm¨®sfera de transparencia y confianza que toda soluci¨®n eficaz y duradera exige. Los gobernantes que no comunican bien lo que hacen corren el riesgo de generar desgobierno, como est¨¢ ocurriendo a causa del agua en la Comunidad Valenciana.
Si aspiramos a ser la sociedad fuerte y l¨ªder que a todos nos gustar¨ªa, es necesario que exijamos a los responsables p¨²blicos que superen de forma satisfactoria el serio estrangulante que para nuestro desarrollo supone el desajuste entre oferta y demanda de agua. Nuestros pol¨ªticos deben unir sus fuerzas, en lugar de hacer de la cuesti¨®n del agua un arma de lucha electoral intermitente que nos mantiene en estado de permanente par¨¢lisis y, escuchando a la sociedad civil, deben aportar soluciones basadas en criterios t¨¦cnicos, fruto del consenso, evitando la confrontaci¨®n dentro de la propia sociedad valenciana y los posibles efectos colaterales que pueda tener sobre nuestra econom¨ªa.
Francisco Pons es presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios.
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