"Lo que nos hace humanos no es la aparici¨®n de nuevos genes"
"Parece claro que lo que nos hace humanos no es la aparici¨®n de nuevos genes. S¨®lo hemos duplicado, cambiado ligeramente, reorganizado, o incluso perdido algunos en los ¨²ltimos seis millones de a?os, momento en el que nos separamos como especie de los chimpanc¨¦s". Este es el resumen r¨¢pido que hace Carlos L¨®pez Ot¨ªn, catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica de la Universidad de Oviedo y responsable del ¨²nico equipo espa?ol -integrado por Xose S. Puente y Gloria Velasco- que ha participado en la secuenciaci¨®n del genoma del chimpanc¨¦, que hoy publica la revista Nature.
Es f¨¢cil imaginar que el trabajo que hoy se presenta habr¨ªa sido mucho m¨¢s que un sue?o para Darwin. "Es un hito en la historia de la biolog¨ªa", afirma L¨®pez Ot¨ªn en conversaci¨®n telef¨®nica. Efectivamente, los resultados indican que compartimos el 99% de nuestra esencia molecular con los chimpanc¨¦s. Claro que "cuando se analiza de manera muy detallada se encuentran algunas diferencias", comenta este bi¨®logo. Y precisamente ¨¦se fue el trabajo del equipo espa?ol por lo que se refiere a unos 1.000 genes de dos familias: las proteasas (prote¨ªnas que degradan otras prote¨ªnas) y los genes relacionados con el c¨¢ncer: "Hemos encontrado algunas diferencias notables. Algunos genes que nosotros tenemos no aparecen en los chimpanc¨¦s y viceversa".
"La vida no se puede entender s¨®lo analizando las partes aisladamente"
"Algunos genes que nosotros tenemos no aparecen en los chimpanc¨¦s, y viceversa"
De los 600 genes (fragmentos de ADN) que codifican proteasas "hemos descubierto siete distintos entre ambas especies. Algunos son muy interesantes porque pueden tener una relaci¨®n directa con funcionalidades o con la susceptibilidad a enfermedades", explica L¨®pez Ot¨ªn. Un ejemplo de ello son las variaciones en un gen relacionados con la apoptosis -muerte celular con un importante papel en los procesos tumorales-. "Tambi¨¦n hemos detectado desemejanzas en proteasas implicadas en la resistencia a enfermedades producidas por par¨¢sitos. De forma general, se puede decir que hay diferencias en la respuesta inmune".
Para el an¨¢lisis de los genes relacionados con el c¨¢ncer, el grupo de Oviedo parti¨® de su propio banco de datos, en el que se almacenan 400 secuencias cuyas alteraciones est¨¢n directamente relacionadas con el desarrollo de tumores. Entre ellas se encuentran los oncogenes, los supresores tumorales y los genes implicados en la reparaci¨®n del ADN. Puesto que existen diferencias muy notables en la susceptibilidad al c¨¢ncer entre humanos y chimpanc¨¦s, cuya base se desconoce completamente -ellos desarrollan menos tumores-, "tratamos de buscar alguna posible explicaci¨®n en esos 400 genes, pero no hemos encontrado ninguna diferencia importante", comenta L¨®pez Ot¨ªn. "As¨ª que la explicaci¨®n posiblemente est¨¢ en cambios en la regulaci¨®n de la expresi¨®n g¨¦nica, en variaciones en la respuesta inmune o en factores ambientales".
Un hallazgo particularmente llamativo es que algunas variantes gen¨¦ticas que provocan enfermedades en humanos son las que existen de forma natural en los chimpanc¨¦s. El equipo asturiano encontr¨® un ejemplo. "Se trata de un tipo de pancreatitis hereditaria provocada por una mutaci¨®n en el gen de una proteasa", explica L¨®pez Ot¨ªn. "En los simios esa variante es la secuencia normal y no provoca enfermedad. Adem¨¢s de ¨¦ste, existen numerosos cambios relacionados con la susceptibilidad a otras enfermedades; su identificaci¨®n contribuir¨¢ a comprender mejor los mecanismos moleculares de algunas patolog¨ªas humanas".
Pero el trabajo del grupo espa?ol ha trascendido el simple an¨¢lisis, "al tener una base de datos con aproximadamente 1.000 genes humanos y conocimientos muy profundos de sus estructuras y de sus caracter¨ªsticas, hemos podido hacer tambi¨¦n controles de calidad", en palabras del catedr¨¢tico. Han comenzado por emplear las herramientas habituales de la bioinform¨¢tica -comparaci¨®n por ordenador de secuencias- para extraer conclusiones te¨®ricas y a continuaci¨®n, explica L¨®pez Ot¨ªn, "hemos corroborado las diferencias observadas con estudios experimentales empleando ADN humano y ADN de chimpanc¨¦s que nos ha proporcionado Jaume Bertranpetit
[catedr¨¢tico de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y experto en biolog¨ªa evolutiva]".
A la vista de semejante grado de similitud molecular entre simios y humanos, los cient¨ªficos ya se est¨¢n planteando los pasos a seguir para tratar de descubrir qu¨¦ nos hace tan diferentes. "La vida no se puede entender s¨®lo analizando las partes -las estructuras y las funciones- aisladamente. Es b¨¢sico comprender las interacciones entre ellas y los mecanismos de regulaci¨®n. Es lo siguiente que queremos hacer y ya hemos empezado".
El consorcio de secuenciaci¨®n y an¨¢lisis del genoma del chimpanc¨¦ est¨¢ compuesto por 21 instituciones y casi 70 cient¨ªficos de seis pa¨ªses diferentes. Cuatro de los centros se encuentran en Europa -tres en Alemania, uno en Italia y uno en Espa?a-. El equipo de L¨®pez Ot¨ªn ya hab¨ªa colaborado en la secuenciaci¨®n de los genomas del rat¨®n y de la rata.
Y ?c¨®mo ha llegado un grupo de la Universidad de Oviedo a uno de los olimpos de la investigaci¨®n? "Hace unos 15 a?os, postulamos que las proteasas pod¨ªan ser importantes para la progresi¨®n del c¨¢ncer. M¨¢s tarde se ha visto que es as¨ª y tambi¨¦n se ha comprobado que tienen una importancia decisiva en otras patolog¨ªas como las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y la artritis", explica su director. Durante todo ese tiempo L¨®pez Ot¨ªn y sus colaboradores han rastreado el genoma humano y han identificado y caracterizado una buena parte de los genes conocidos que codifican proteasas. "Ha sido precisamente nuestra gran experiencia en este campo la que nos ha dado acceso al Consorcio".
Los asturianos no son los ¨²nicos espa?oles que se encuentran en la lista de autores de la secuenciaci¨®n del genoma del chimpanc¨¦. David Torrents ha participado en el trabajo desde uno de los centros de investigaci¨®n alemanes.
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