Torero de Bilbao
Uno de los usos m¨¢s habituales de la fotograf¨ªa se encuentra en la edici¨®n de libros. En estos casos, cuando no es un simple elemento decorativo, la imagen es protagonista principal o se convierte en documento acreditativo que refuerza la veracidad de las palabras escritas. Es menos frecuente que sus tres funciones principales se fundan y ofrezcan un resultado eficaz. Encontramos algunos casos de ello en la colecci¨®n de libros sobre temas vizca¨ªnos que edita regularmente la BBK. El ¨²ltimo ejemplo lo tenemos en el dedicado al torero bilba¨ªno C¨¢stor Jaureguibeitia, una biograf¨ªa titulada Cocherito de Bilbao, apodo del matador, escrita por Antonio Fern¨¢ndez Casado (Santurtzi, 1938).
Se trata de un trabajo de investigaci¨®n digno de aplauso, una pr¨¢ctica que debiera ser m¨¢s habitual entre los estudiosos como f¨®rmula para recuperar la memoria hist¨®rica local. En el tratamiento gr¨¢fico del libro se combinan carteles de algunas de las corridas en las que particip¨® el torero, un par de cuadros referidos a temas taurinos de Manuel Losada e Ignacio Zuloaga, as¨ª como un n¨²mero considerable de fotograf¨ªas.
La reproducci¨®n de los ¨®leos juega m¨¢s bien un papel decorativo, aunque es bien cierto que contextualizan el relato biogr¨¢fico. Los carteles, algunos de ellos obra de Jos¨¦ Arr¨²e, suponen un estallido de color que no s¨®lo anima la lectura, sino que atestiguan lo importante de las corridas a las que se enfrent¨® el torero. Incluso uno de ellos, bastante desapercibido en el texto, sirve para certificar el compromiso del diestro en la ayuda de los obreros sin trabajo.
Por lo que respecta a las fotograf¨ªas, conforman en s¨ª mismas una aut¨¦ntica biograf¨ªa gr¨¢fica, paralela a la escrita por el autor. La que ocupa las tapas del libro presenta a nuestro protagonista junto a sus compa?eros de ruedo Joselito y Belmonte, en clara referencia a la categor¨ªa taurina del torero bilbaino nacido en la calle del Cristo. En p¨¢ginas interiores, algunos paisajes urbanos de Telesforo de Errazqu¨ªn o Eulalia Abaitua describen el Bilbao de aquellos a?os.
Luego discurren retratos del protagonista vestido de calle o de luces, junto con sus amigos, de merienda, en el barrio de Indautxu, rodeado de pelotaris, presidiendo un banquete en el club y pe?a de su mismo nombre, en pose de estudio vestido de cazador o trenz¨¢ndole la coleta antes de salir al ruedo. No faltan im¨¢genes de su boda ni de su entierro para cerrar un relato gr¨¢fico muy afortunado.
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