2.500 millones de personas sobreviven con menos de dos euros al d¨ªa

"Mientras los Gobiernos de los pa¨ªses ricos reconocen p¨²blicamente la importancia de la ayuda, sus acciones hasta la fecha no han respaldado sus palabras", constata el informe. Los pa¨ªses ricos aportan hoy una media del 0,25% del PIB para cooperaci¨®n con el mundo pobre, menos de lo que daban en 1990. ?se era aproximadamente el porcentaje de Espa?a en 2004, y el Gobierno de Zapatero ha prometido doblarlo para 2008, con lo que alcanzar¨ªa el compromiso de la comunidad internacional de destinar el 0,51% antes de 2010.

El principal reto se centra en el ?frica subsahariana, donde ser¨¢ necesario duplicar la ayuda en los pr¨®ximos cinco a?os. El informe afirma que 1.000 millones de personas podr¨ªan "superar el umbral de pobreza extrema de un euro al a?o con una ayuda de 240.000 millones de euros, lo que representa el 1,6% del ingreso del 10% m¨¢s rico de la poblaci¨®n mundial".

M¨¢s que el mero crecimiento econ¨®mico, el informe insiste en que la ayuda mejore la prestaci¨®n de servicios b¨¢sicos. La ayuda debe implicar un cambio en las reglas del comercio. Hoy los pa¨ªses ricos practican el proteccionismo de sus propios mercados, en especial en el sector agrario, e impiden que los pa¨ªses pobres accedan a los mercados del mundo desarrollado. Sobre el funcionamiento de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), cuya cumbre el pr¨®ximo diciembre en Hong Kong es vista como decisiva por los pa¨ªses pobres y por las ONG, el informe es tajante: "Normas m¨¢s justas en el comercio internacional podr¨ªan crear un fuerte impulso para la consecuci¨®n de los ODM". As¨ª, el PNUD pide "una prohibici¨®n obligatoria de todos los subsidios directos a las exportaciones a m¨¢s tardar en 2007".

El ¨ªndice de desarrollo humano, basado en la esperanza de vida, logros educacionales e ingresos reales ajustados, viene calcul¨¢ndose desde 1990 y mide el bienestar real de un pa¨ªs. Noruega, en esta edici¨®n, es l¨ªder mundial, con un ¨ªndice de 0,963%, y la cola la ocupa N¨ªger, con 0,281.

Espa?a figura en el grupo de cabeza, en el puesto 21?, con un 0,928%, si bien ha descendido un lugar, como ya ocurri¨® el pasado a?o. Pero es un retroceso s¨®lo en la clasificaci¨®n, puesto que desde 2000 su ¨ªndice de desarrollo humano va avanzando: en 2002, cuando ocup¨® su puesto m¨¢s alto (el 19?), fue del 0,922%.

Este a?o, en personas pobres Espa?a ocupa el puesto 11?, con un 11,6%. Pa¨ªses como Jap¨®n, EE UU, Australia, B¨¦lgica, Irlanda, Reino Unido o Italia tienen mayores porcentajes de pobreza. Sin embargo, en desempleo Espa?a es la tercera con m¨¢s paro (11,3% de la poblaci¨®n activa) entre los pa¨ªses de la OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico), detr¨¢s de Polonia y Eslovaquia. En igualdad entre los sexos, Espa?a ocupa el puesto 15?. En porcentaje de mujeres con cargos en el Gobierno, est¨¢ justo en el 50%, y s¨®lo la supera en el mundo Suecia, con el 52,4%.

Fuera del universo rico, el panorama es devastador. El hambre absoluta ha bajado desde 1990, pero el PNUD calcula que a¨²n hay m¨¢s de 850 millones de personas que pasan hambre cada d¨ªa, y uno de cada tres ni?os vive atrapado por la malnutrici¨®n. El informe constata que "si bien vivimos en un mundo donde los derechos universales proclaman que los seres humanos tienen el mismo valor, el lugar donde se ha nacido determina las oportunidades".

La esperanza de vida media en el mundo es de 67,1 a?os, mientras que en 1975 era de 59,9. En los pa¨ªses en desarrollo era de 55 a?os en 1990, y hoy alcanza los 65. Sin embargo, el informe del PNUD constata que ese progreso esconde importantes asimetr¨ªas. En Espa?a es actualmente de 79,5 a?os (el a?o pasado era de 79,2). En Jap¨®n alcanza los 82 a?os, en Hong Kong los 81,6, en Islandia los 80,7 y en Suiza los 80,5. Pero por ejemplo en Zambia un peque?o "tiene menos posibilidades de sobrevivir m¨¢s all¨¢ de los 30 a?os que un ni?o que nac¨ªa en Inglaterra en 1840". Zambia ha visto disminuir la esperanza de vida en 14 a?os desde mediados de los a?os ochenta, hasta situarse en 38 a?os. El sida ha sido un factor determinante en ese retroceso en el ?frica subsahariana, hasta el punto de que pa¨ªses como Suazilandia la esperanza de vida no supera los 32 a?os. En Zimbabue es de 36.

Adem¨¢s de en ?frica subsahariana, la esperanza de vida tambi¨¦n se ha reducido en otras regiones. En el mundo industrializado, el ejemplo de Rusia es el m¨¢s alarmante: ha pasado de los 70 a?os a los 65. Se ha producido una gran mortalidad masculina, de forma que la esperanza de vida para las rusas ha quedado en 72 a?os, pero para los hombres s¨®lo es de 59. "Si se hubiese mantenido el ¨ªndice normal de mortalidad", indica el informe, "en Rusia vivir¨ªan siete millones m¨¢s de hombres". Las posibles causas de esta situaci¨®n son el aumento de patolog¨ªas cardiovasculares y de las enfermedades infecciosas, en especial de la tuberculosis y el sida, seg¨²n el informe. Tambi¨¦n las tasas de homicidios y suicidios son m¨¢s altas respecto a los est¨¢ndares de los pa¨ªses industrializados, y se vinculan con el "excesivo consumo de alcohol".

El informe se?ala el aumento de la poblaci¨®n mundial, que ha pasado de 4.068 millones de habitantes en 1975 a 6.035 millones en 2003. Para 2015 se prev¨¦n 7.000 millones de personas en el mundo (el ritmo de crecimiento demogr¨¢fico se ha reducido). Tambi¨¦n alerta del creciente envejecimiento, debido al descenso de los nacimientos y a la mayor longevidad.

"La supervivencia de los ni?os es uno de los indicadores m¨¢s sensibles del bienestar humano, la riqueza comparativa de las naciones y la eficacia de las pol¨ªticas p¨²blicas", expone el informe del PNUD. Destaca el elevado n¨²mero de muertes infantiles, un problema que lleva camino de merecer la consideraci¨®n de "emergencia de salud internacional". Una de cada cinco personas que perdieron la vida en el mundo en 2002 (57 millones) era un ni?o menor de cinco a?os. Cada tres segundos muri¨® uno. Cuatro millones de peque?os fallecieron en su primer mes de vida, el llamado periodo neonatal, y de ellos tres cuartas partes perdieron la vida en su primera semana. Casi todas esas v¨ªctimas hab¨ªan nacido en pa¨ªses pobres.

En el conjunto del planeta, las muertes infantiles disminuyen, pero el ritmo de ese descenso se va aminorando. De 1990 a 2003, las tasas de mortalidad infantil bajaron un tercio menos que en los a?os ochenta. Y la mortalidad neonatal se est¨¢ reduciendo mucho m¨¢s despacio que la infantil.

?frica, una vez m¨¢s, es el ejemplo m¨¢s tr¨¢gico, sobre todo por la incidencia del sida y de otras enfermedades como la malaria o la tuberculosis, pero tambi¨¦n de patolog¨ªas diarreicas o respiratorias agudas, sin olvidar las consecuencias de la malnutrici¨®n. En los a?os ochenta del siglo pasado, la tasa de mortalidad infantil era en ?frica 12 veces mayor que en los pa¨ªses ricos, pero ahora es 29 veces m¨¢s alta.

Pero no todas las malas noticias son africanas. En los gigantes demogr¨¢ficos China (1.288 millones de habitantes) e India (1.079 millones), cuyo ¨ªndice de crecimiento del PIB fue respectivamente en 2003 del 9,1% y del 6,9% seg¨²n el Banco Mundial, la incidencia de la mortalidad neonatal es mucho mayor que en Vietnam u Honduras. "Esos hechos demuestran que el crecimiento econ¨®mico no es un camino garantizado hacia un ritmo m¨¢s acelerado de reducci¨®n de la mortalidad infantil", se?ala el informe. El PNUD reitera que "la mayor¨ªa de las muertes infantiles son evitables". Advierte de que "no se aplican intervenciones eficientes, de bajo coste y bajo nivel tecnol¨®gico, y no se abordan las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad".

La erradicaci¨®n de la pobreza se hace m¨¢s dif¨ªcil en el mundo de hoy por la proliferaci¨®n de conflictos armados, muchos de ellos casi end¨¦micos. En el siglo XX perdieron la vida en guerras 109 millones de personas, tres veces m¨¢s que en los cuatro siglos anteriores. El 90% de las v¨ªctimas de guerras y enfrentamientos armados son hoy civiles, en especial mujeres y ni?os: las guerras se hacen expresamente contra la poblaci¨®n civil, para incrementar el terror.

Por cada euro invertido en ayuda, indica el informe del PNUD, los pa¨ªses destinan 10 a presupuesto militar. Los Gobiernos del G-7 (pa¨ªses m¨¢s industrializados) dedican al menos cuatro veces m¨¢s a gastos militares que a ayuda humanitaria. Estados Unidos invierte hasta 25 veces m¨¢s.

Entre 1990 y 2003, m¨¢s de la mitad de los pa¨ªses que sufrieron conflictos violentos eran pobres. Hoy el 40% de esos conflictos tienen como escenario ?frica. Nueve de los 10 pa¨ªses con peor ¨ªndice de desarrollo humano experimentaron contiendas armadas en los ¨²ltimos 15 a?os. En esa situaci¨®n estuvieron 7 de los 10 pa¨ªses con menor esperanza de vida.

Aunque su n¨²mero se ha reducido, las guerras tienden a ser m¨¢s prolongadas. En los pa¨ªses pobres suelen ser guerras civiles. Los conflictos causan una sangr¨ªa humana y desastres en todos los ¨®rdenes sociales. Provocan el aumento de pobres y marginados. Se trastornan las redes comerciales y las personas quedan aisladas de los mercados. Se expande el sida. La gente pierde acceso a terrenos cultivables o ganado (sobre todo por la proliferaci¨®n de minas antipersona) y a la posibilidad de comprar semillas. El informe destaca la necesidad de que la comunidad internacional controle el comercio de armas ligeras, que causan una muerte por minuto (500.000 al a?o).

Uno de los Objetivos del Milenio m¨¢s consensuados es conseguir la educaci¨®n primaria universal en 2015, pero el informe del PNUD pronostica que, si se mantienen las tendencias actuales, para lograrlo habr¨¢ de pasar al menos otra d¨¦cada m¨¢s. Hoy existen 110 millones de ni?os sin escolarizar en los pa¨ªses pobres, y en 2015 no bajar¨¢n de los 47 millones, 19 de ellos en el ?frica subsahariana. El trabajo afirma que la escolarizaci¨®n retrocede en 43 pa¨ªses y que algunos de ellos podr¨ªan verse forzados a retrasar el cumplimiento de esta meta hasta 2040. Por ejemplo, el 48,1% de la poblaci¨®n de Hait¨ª es analfabeta. En Guatemala, el porcentaje alcanza el 30%.

El problema resulta a¨²n m¨¢s grave en el caso de las ni?as. Muchas familias deciden no escolarizarlas o las retiran tempranamente de las clases para prometerlas en matrimonio. Adem¨¢s, ellas son las encargadas de cuidar de los hermanos menores. Ahora, 20 millones de ni?as no acuden a la escuela. En 2015, el problema persistir¨¢: habr¨¢ sin escolarizar seis millones m¨¢s de ni?as que de ni?os. En el ?frica subsahariana, se estima que en 2015 habr¨¢ un d¨¦ficit de 3,8 millones de ni?as en la escuela; en Latinoam¨¦rica y el Caribe, ser¨¢ de 1,1 millones; en el este de Asia y el Pac¨ªfico 0,7 millones; en los pa¨ªses ¨¢rabes 0,5 millones.

El asunto tiene m¨¢s repercusiones negativas para la sociedad que las meramente relacionadas con la falta de asistencia a clase de las ni?as. La persistencia de esa discriminaci¨®n escolar ilumina aspectos m¨¢s amplios de la desigualdad entre hombres y mujeres "muy arraigados en actitudes y pr¨¢cticas culturales que menoscaban el valor de la educaci¨®n de las ni?as".

"Las mujeres pobres tienen menos probabilidades de recibir educaci¨®n y atenci¨®n prenatal, y sus hijos menos de sobrevivir al nacer y de completar la escolaridad, lo cual perpet¨²a el c¨ªrculo de privaciones de una generaci¨®n a otra", dice el informe. Los datos sobre mujeres de pa¨ªses pobres que completaron su escolaridad indican que tienden a gestionar directamente la salud e instrucci¨®n de su familia.