Las v¨ªctimas chocan con la burocracia
Los supervivientes del hurac¨¢n se quejan de las trabas y de la mala organizaci¨®n
"Esto es un desastre. La organizaci¨®n es terrible. ?Llevan toda la ma?ana movi¨¦ndonos de un lado a otro como si fu¨¦ramos pollos!". El eco de las palabras de Shannon Smith, una trabajadora social que hac¨ªa cola ayer junto a unas 700 personas en Ocean Springs en el primer Centro Asistencia al Desastre que la Agencia Federal para la Gesti¨®n de Emergencias (FEMA) abri¨® el mi¨¦rcoles en el Estado de Misisipi, se repet¨ªa ayer una y otra vez entre quienes hab¨ªan tenido la suerte de enterarse de la existencia de este lugar.
"Llevo una semana llamando al tel¨¦fono de asistencia. Primero las l¨ªneas se ca¨ªan y luego un contestador te dec¨ªa que llamaras m¨¢s tarde. Ayer alguien me dijo que hab¨ªan abierto este sitio y despu¨¦s de tres horas de cola, me reenviaron a casa. Hoy he vuelto a las cinco de la ma?ana pero los responsables de la FEMA hab¨ªan perdido las llaves. Han tenido que forzar la puerta de atr¨¢s y los primeros de la cola nos hemos convertido en los ¨²ltimos. ?Yo no puedo m¨¢s!", se quejaba Patricia Green, sentada junto a otras cien personas en una de las improvisadas ¨¢reas de espera del interior de este antiguo supermercado.
Ning¨²n representante de la FEMA pudo confirmar sus palabras porque tienen prohibido hablar con la prensa y el ¨²nico portavoz oficial en la zona localizable telef¨®nicamente, Jimmy Romano, se neg¨® a contestar a este peri¨®dico por ser prensa extranjera, remitiendo a un contestador en Washington.
Tanto Shannon como Patricia acudieron a esta improvisada y escu¨¢lida oficina para solicitar ayuda econ¨®mica, el man¨¢ m¨¢s buscado en la costa del Golfo tras haber quedado cubiertas las necesidades inmediatas de agua y comida, que en su mayor¨ªa han gestionado de forma espont¨¢nea la Cruz Roja, el Ej¨¦rcito de Salvaci¨®n y organizaciones caritativas y religiosas de toda ¨ªndole, incluida la misteriosa y oscura Iglesia de la Cienciolog¨ªa.
El rumor de los 2.000 d¨®lares (unos 1.600 euros) que se hab¨ªan comenzado a repartir entre los refugiados del Astrodome de Houston lleg¨® ayer a Misisipi. Seg¨²n un miembro de la FEMA que pidi¨® mantenerse en el anonimato, "en cuanto la gente se registra podr¨¢ optar a un m¨¢ximo de 2.000 d¨®lares, dependiendo de sus ingresos. Se les har¨¢ un dep¨®sito en el banco o se les enviar¨¢ un cheque por correo si es que tienen direcci¨®n. No hay ni efectivo ni tarjetas de d¨¦bito. Ser¨¢ como un adelanto respecto al dinero que despu¨¦s se les dar¨¢ para arreglar sus casas". Poco despu¨¦s Michael Chertoff, secretario de Seguridad Nacional, confirmaba en rueda de prensa la distribuci¨®n de ese dinero.
Dudas sobre el futuro
Sus palabras fueron corroboradas por Helen Dunis, una v¨ªctima del hurac¨¢n que perdi¨® su casa en Gulfport, y que sali¨® ayer del centro de ayuda de la FEMA en Ocean Springs con la promesa de que se le har¨ªa un ingreso "de alg¨²n tipo" en el banco. Pero la FEMA tiene la dif¨ªcil tarea de responder a las dudas sobre el futuro a corto, medio y largo plazo y la misi¨®n parece sobrepasarle. La veintena de personas que trabajaban ayer en este centro de asistencia parec¨ªan estar desbordadas ante la variedad de las situaciones l¨ªmite a las que se enfrentan los habitantes de este Estado.
"?Me pueden dar dinero para pagar mis ventanas? He perdido mi trabajo y si me lo gasto en arreglarlas no s¨¦ de qu¨¦ vivir¨¦ el mes que viene. Tampoco puedo pagar la hipoteca. ?Me pueden dar una pr¨®rroga?", se preguntaba angustiada Linda McDanield. Ella estaba en la cola de los que a¨²n no se hab¨ªan registrado. "Primero te piden tus datos, te asignan un n¨²mero y despu¨¦s alguien te llama, se pasa por tu casa y analiza los da?os y seg¨²n tu situaci¨®n econ¨®mica y tu seguro pues te dan m¨¢s o menos dinero", explicaba Susa Ramsey, una vecina de Gulfport cuya casa y trabajo fueron engullidos por Katrina y que ten¨ªa en sus manos el codiciado n¨²mero desde hace una semana.
"Por eso estoy en la otra cola. Consegu¨ª registrarme por tel¨¦fono, me explicaron el proceso y me dijeron que alguien me llamar¨ªa para evaluar los da?os. Pero mis tel¨¦fonos de hace una semana han cambiado y yo no puedo seguir viviendo en casa de mi hija, me voy a Las Vegas a buscar trabajo y necesito que alguien venga ya para poder irme", comentaba con nerviosismo.
Uno de los precarios consejos que ayer daba una voluntaria que trataba de aclarar dudas espont¨¢neamente era que pusieran un cartel en sus solares diciendo "FEMA, llam¨¦nme al n¨²mero..." Para Valerie Carstens, cuya casa s¨®lo est¨¢ da?ada parcialmente, los grandes perdedores de esta cat¨¢strofe son la clase media. "Los ricos no tienen problemas, los pobres conseguir¨¢n ayudas pero la clase media como yo creo que lo tenemos dif¨ªcil porque con tanto desvalido no podremos optar a nada".
Desembarco mexicano
Para quienes hac¨ªan ayer cola frente al Centro de Asistencia de la FEMA en Ocean Springs, descubrir que un contingente de 200 soldados del Ej¨¦rcito mexicano hab¨ªa desembarcado en la costa del Golfo era una grata sorpresa. "?De verdad? ?Me lo est¨¢ usted diciendo en serio? Pues yo cre¨ªa que en M¨¦xico viv¨ªan mucho peor que aqu¨ª, pero f¨ªjese... ?Qu¨¦ buena gente! A m¨ª me parece estupendo. Cuanta m¨¢s ayuda nos den mejor", comentaba sonriente Jacklyn Vances, una mujer que dice no haber visto nunca tantos militares juntos en su tierra como a lo largo de estos d¨ªas.
Junto a los mexicanos, un grupo de soldados belgas tambi¨¦n hac¨ªa ayer su aparici¨®n en las playas de Biloxi, desde donde ten¨ªan previsto realizar juntos operaciones de ayuda en las diferentes escuelas de la ciudad para acelerar las labores de rehabilitaci¨®n de los centros y conseguir que los ni?os puedan volver cuanto antes al colegio. "Es incre¨ªble que el mundo entero nos est¨¦ ayudando. Nunca pens¨¦ que ocurrir¨ªa un desastre como ¨¦ste en nuestro pa¨ªs, pero est¨¢ claro que hay mucha generosidad en el planeta", comentaba frente a la FEMA, divertida, Valerie Carsten
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