Canto a la amistad

?Caray, amigo Juli¨¢n! Entender¨¢s que todos estemos confundidos y no sepamos explicarnos... No hab¨ªamos alcanzado a imaginar siquiera c¨®mo pueden acabar, tan de repente, ciertos agostos que se estrellan contra un septiembre anticipado. Y es que, nos perdonar¨¢s, en lo profundo, no nos acostumbramos a que la vida no est¨¦ escrita en orden alfab¨¦tico y a que se muestre como mejor le parece, a que sea eso que va sucediendo mientras nos empe?amos en desear todo lo contrario, a que, as¨ª, tan de repente, nos arrebate tu presencia y nos arroje esa melancol¨ªa que encoge el alma como si se tratase de un asedio.

Pero, queremos que lo sepas, en tu caso no es posible aquello de que la amistad se vaya sin haber encontrado amigos, porque cultiv¨¢ndolos como nadie, la has creado y le has dado sentido, como montoncito de arena que, sin obececer a las leyes de la fisica, siempre tendr¨¢ en ti ese bendito grano que lo mantendr¨¢ todo unido. ?Y nosotros, empe?ados en que la vida es un flujo continuo que poco a poco se evapora!, y t¨², en cambio -?una vez m¨¢s!-, ense?¨¢ndonos, demostr¨¢ndonos, con la generosidad, cari?o y estoicismo de los caballeros siempre necesarios, ?que no!, que en alguna parte del espacio queda por siempre ese momento fijo, como en un hechizo, esa fotograf¨ªa sin placa que hace eterno al padre, esposo, sindicalista y amigo.

Un abrazo por siempre, desde el hechizo compartido.-