"Habr¨¢ muertos sin nombre"
Los forenses se enfrentan a grandes dificultades para identificar los primeros cad¨¢veres encontrados en Luisiana
En Misisipi y Luisiana hay muertos que necesitan ser identificados y vivos que tratan de encontrar a sus desaparecidos, esperando que no pertenezcan al grupo de los muertos. Hay mujeres angustiadas como Carla Cannon, que busca a su padre desde hace dos semanas, y especialistas como Warren Tewes, uno de los responsables de los cerca de 120 forenses del Disaster Mortuory Operational Response Team, cuya misi¨®n es ponerle nombre a los cad¨¢veres dejados por el Katrina.
El Family Assistance Center Team en Biloxi, uno de los cuatro donde los vecinos de Misisipi pueden denunciar a sus desaparecidos, es donde Tewes y Cannon intentan ayudarse. "Mi padre estaba en una residencia de ancianos en Slidell [Luisiana]. Fui a Tejas antes del hurac¨¢n y acabo de regresar a Biloxi, pero no funcionan los tel¨¦fonos de la residencia. No s¨¦ si lo evacuaron o si se ahog¨®. Tampoco me han dejado ir a buscarle porque mi carn¨¦ es de Misisipi. Ahora espero que este se?or [Tewes] me ayude. Ojal¨¢ no sea ninguno de sus muertos. Mi padre tiene demencia senil y estoy preocupada", dice Carla.
Warren parece un pozo de serenidad. Este forense, profesor en la Universidad de Maryland, est¨¢ tan acostumbrado a la muerte que ¨¦l y su equipo, ante la falta de alojamiento, duerme en uno de los ocho camiones-nevera que ha enviado el Gobierno para conservar los cad¨¢veres hasta su identificaci¨®n. "Dormimos en los que est¨¢n vac¨ªos. Era eso o la calle, aqu¨ª la situaci¨®n es extrema. Somos cient¨ªficos, nuestra forma de tratar la muerte es cl¨ªnica y dormir ah¨ª no es un problema", explica. Los camiones est¨¢n aparcados en una base militar donde se ha instalado una morgue m¨®vil.
El trabajo de Warren consiste en reunir los detalles f¨ªsicos y m¨¦dicos que pueda proveer la familia de un desaparecido y contrastarlos con los 211 cad¨¢veres hallados hasta ahora en Misisipi. Igual que hace cuatro a?os, tras el 11-S, cuando este forense trabaj¨® identificando pasajeros del vuelo UA 93 que se estrell¨® en Pensilvania, el llamado vuelo de los h¨¦roes. "La situaci¨®n es diferente. Entonces sab¨ªamos que busc¨¢bamos los restos de 44 personas concretas. Y aunque tras el impacto lo m¨¢s grande que se encontr¨® fue medio brazo, la zona en la que rastrear era peque?a y sus familias ten¨ªan acceso a objetos como cepillos de dientes, peines y a datos m¨¦dicos de los que deducir el ADN. El proceso dur¨® dos semanas. Aqu¨ª llevar¨¢ mucho tiempo. No sabemos cu¨¢ndo se dejar¨¢n de hallar cad¨¢veres y los que aparecen est¨¢n en estado de descomposici¨®n avanzado. Es dif¨ªcil acceder a los archivos m¨¦dicos porque tras el hurac¨¢n doctores y hospitales han perdido los suyos. Las familias han perdido sus casas con datos sobre sus desaparecidos, el terreno en el que buscamos es enorme".
La lista de dificultades es extensa, pero quiz¨¢ lo m¨¢s complicado, dice Warren, es hacerle entender a las familias que pueden pasar semanas hasta que les den una respuesta. "Y tendremos muertos sin nombre que nadie reclamar¨¢ y vivos que nunca encontrar¨¢n a sus muertos. Es terrible".
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