Enamorado del hurac¨¢n

La suya es la otra perspectiva: la del ojo del hurac¨¢n. Literalmente. Jay Jensen es un cazador de huracanes. Como miembro del escuadr¨®n de Hurricane Hunters de la Fuerza A¨¦rea estadounidense est¨¢ acostumbrado a mirar el Katrina, el Ophelia o cualquier otra tormenta tropical con los ojos enamorados de quien se ha rendido a la seducci¨®n est¨¦tica de un fen¨®meno natural que puede ser tan bello como diab¨®lico. "Dentro de un hurac¨¢n s¨®lo hay paz. La sensaci¨®n de tranquilidad es inmensa. Y ver la puesta de sol desde ah¨ª dentro es incre¨ªble. Pero sin duda lo que m¨¢s me ha impresionado ha sido ver la salida de la luna y las estrellas por encima de la torre de nubes s¨®lidas que forman un tornado. No hay nada tan bello como estar en el ojo de un hurac¨¢n", asegura este piloto que se hizo cazador de huracanes de pura casualidad. "Ni siquiera sab¨ªa que exist¨ªa este trabajo pero alguien me dijo que hac¨ªan falta pilotos en la Base A¨¦rea de Keesler, en Biloxi y despu¨¦s descubr¨ª que nuestra misi¨®n ser¨ªa meternos en el coraz¨®n de las tormentas y me pareci¨® divertido", explicaba Jensen hace unos d¨ªas atrapado en un inmenso atasco en esa misma ciudad, arrasada por el Katrina.

A sus 41 a?os, pertenece a uno de los 10 equipos del 53 Escuadr¨®n de Reconocimiento Meteorol¨®gico, alias Hurricane Hunters, que desde Biloxi realizan labores de seguimiento de toda tormenta tropical que se forma en la Costa del Golfo, en el Caribe y en el Atl¨¢ntico para transmitir en tiempo real al Centro Nacional de Huracanes de Miami (Florida) todos los detalles sobre su evoluci¨®n. "El Katrina se form¨® hace un a?o, igual que el Ophelia. Desde entonces siempre ha habido un equipo dentro de ellas. Viajamos en aviones C-130 H¨¦rcules junto a un ingeniero a¨¦reo, un meteor¨®logo, un navegante y un especialista y medimos la velocidad de movimiento del hurac¨¢n, su direcci¨®n, la fuerza del viento, su temperatura... A trav¨¦s de esos datos el Centro Nacional puede hacer sus predicciones y alertar a la poblaci¨®n del nivel de peligrosidad de una tormenta para que se prepare ante su llegada", explicaba Jensen.

?l no estuvo en las entra?as del Katrina pero s¨ª del Dennis y el Emily, que golpearon las costas estadounidenses en julio. "El ojo de un hurac¨¢n suele ser igual al margen de su categor¨ªa. Lo dif¨ªcil es llegar hasta ¨¦l. Los extremos del tornado son lo m¨¢s dif¨ªcil de atravesar. Hay muchas turbulencias y el avi¨®n se mueve mucho, pero una vez que alcanzas el centro, todo est¨¢ tranquilo, es una sensaci¨®n muy extra?a". Jensen afirma que es mucho m¨¢s seguro estar dentro que en tierra firme. "Yo lo tengo clar¨ªsimo, mientras estoy en el aire no me dan miedo pero si se acercan a la costa, lo mejor que uno puede hacer es irse, cuanto m¨¢s lejos, mejor. Una tormenta tropical se transforma en hurac¨¢n cuando alcanza los 120 kil¨®metros por hora. A partir de ese momento puede pasar de la categor¨ªa uno a la tres en una tarde. El Katrina pas¨® de la dos a la cinco en dos d¨ªas. Nunca hay que fiarse de un hurac¨¢n, por muy bonito que sea".