Memorias raptadas

Todo empez¨® con peque?os despistes, con peque?os olvidos que poco a poco fueron aumentando. Un d¨ªa dej¨® de reconocer a sus antiguos compa?eros de trabajo por la calle y a veces incluso a m¨ª, su hija, me confunde con otras personas. "Aqu¨¦lla", me llama, y ¨¦l fue precisamente quien eligi¨® mi nombre para cruzar esta vida.

La enfermedad de Alzheimer ha raptado la memoria de mi padre, pero en esta historia no hay rescate. Y eso duele.

El d¨ªa 21 de septiembre es el D¨ªa Mundial del Alzheimer, y s¨¦ que hoy miles de personas en Espa?a entender¨¢n la impotencia de convivir con esta injusta enfermedad que poco a poco va minando lo m¨¢s valioso que tenemos: los recuerdos. Sin embargo, me gustar¨ªa creer que en esta historia tambi¨¦n existe una luz de esperanza, y es luchar por la investigaci¨®n de esta demencia degenerativa, luchar para hacer entender a la sociedad que los enfermos de Alzheimer son personas y que como tales tambi¨¦n sufren, sienten y sonr¨ªen.

S¨¦ que en muchos casos la sonrisa ir¨¢ por dentro. De hecho, yo ya no veo alegr¨ªa en los ojos de mi padre, pero s¨¦ que cuando me reconoce su cara se ilumina y su coraz¨®n se emociona, y ¨¦sa es su peque?a lucha y su gran triunfo.

Cient¨ªficos, m¨¦dicos, pol¨ªticos y gente con poder, me gustar¨ªa pedirles que intenten pagar de alg¨²n modo el rescate de mi padre. Y si eso les supone demasiado, luchen al menos para que familiares y enfermos tengan una mejor calidad de vida sin que eso les suponga empe?ar todos sus ahorros y parte de sus vidas.