La Real suspende al Atl¨¦tico
El equipo de Bianchi dilapida, por usura, una ventaja de dos goles en Anoeta
De pronto, el Atl¨¦tico vuelve a pensar que es alguien, que muchas de sus caracter¨ªsticas tienen que ver con los equipos llamados a ser tenidos en cuenta. Probablemente, el Atl¨¦tico, que no deslumbra, s¨ª alumbra virtudes que hab¨ªa perdido: tiene organizaci¨®n, un grado suficiente de equilibrio entre su l¨ªneas y ha encontrado el futbolista que necesitaba. El b¨²lgaro Petrov le pone arte, velocidad y potencia. Con bal¨®n o sin bal¨®n es un tipo preocupante. Pero, sobre todo, resulta que el Atl¨¦tico tiene pegada, algo que ha coincidido ?casualmente? con la p¨¦rdida de obligaciones goleadoras de Fernando Torres. En Anoeta, sus dos primeras llegadas se convirtieron en dos goles. Claro que en el asunto intervino la defensa de la Real con un protagonismo inquietante. En el primer gol, el centro de Petrov se col¨® entre las piernas de los dos centrales y Torres se encontr¨® con el bal¨®n como un regalo imprevisto. En el segundo, Kezman se fue por piernas de los dos lentos polic¨ªas que le custodiaban en un bal¨®n largo de Torres. Demasiado f¨¢cil para el Atl¨¦tico, demasiado dif¨ªcil para una Real con pocas soluciones. ?Entonces? El asunto est¨¢ en la cabeza y en el coraz¨®n.
REAL SOCIEDAD 3 - ATL?TICO 2
Real Sociedad: Riesgo; Cifuentes, Labaka, Gonz¨¢lez, Garrido; Prieto (Uranga, m. 74), Novo, Mikel Alonso, Aranburu; Nihat (Larrea, m. 93) y Kovacevic.
Atl¨¦tico: Leo Franco; Velasco, Garc¨ªa Calvo, Zah¨ªnos, Antonio L¨®pez; Maxi (Valera, m. 60), Luccin, Gabi (Colsa, m. 70), Petrov; Kezman y Fernando Torres.
Goles: 0-1. M. 10. Centro de Petrov y Torres marca en el ¨¢rea peque?a. 0-2. M. 19. Kezman impone su velocidad. 1-2. M. 55. Kovacevic. 2-2. M. 81. Cabezazo de Nihat. 3-2. M. 90. Kovacevic gana a Luccin en el salto y marca.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Amonest¨® a Mikel Alonso, Gabi, Cifuentes, Torres, Kezman. Expulso a Barkero, suplente, (m. 87) y al medico de la Real.
Unos 20.000 espectadores en Anoeta.
El f¨²tbol tambi¨¦n premia la tenacidad. Le sobr¨® a la Real. Al Atl¨¦tico le perdi¨® la suficiencia
Lo ¨²nico malo de intentarlo todo es que suceda siempre lo mismo. Es lo que pensaba la Real, incapaz de dar con la clave que resolviera algunos de sus problemas. Amorrortu cambi¨® los laterales, movi¨® a Alvaro Novo de sitio, a Aranburu, meti¨® a Nihat. No hab¨ªa m¨¢s. Y tampoco result¨®. La defensa realista es lenta y con una juventud insutante y preocupante. Si adem¨¢s los jugadores se equivocan tan asiduamente en el pase o se empe?an, como Aranburu en conducir el bal¨®n hasta la extenuaci¨®n, resulta que la no menos improvisada defensa del Atl¨¦tico (Perea y Pablo eran bajas) es capaz de vivir con m¨¢s holgura de la prevista.
Pero el f¨²tbol maneja otros asuntos, otras consideraciones que tambi¨¦n definen a los equipos. La Real, con dos goles en contra en menos de 20 minutos, lejos de hundirse creci¨® con el castigo y apel¨® a lo que le sobra: actitud frente a la adversidad. Y se hizo con el partido que a priori hab¨ªa entregado. Curiosamente, al Atl¨¦tico esa lecci¨®n le pill¨® de vacaciones y hoy por hoy es lo que le separa de los grandes equipos a los que aspira a unirse. Con el 0-2, el Atl¨¦tico no supo jugar. Quedaba un mundo y retras¨® todas sus l¨ªneas, meti¨® a su defensa en el ¨¢rea, retras¨® el medio campo y le dej¨® a Petrov una pradera vac¨ªa para que hicera lo que quisiera o pudiera. Todo un detalle de equipo que a¨²n no ha asumido su presunto rol. De seguir as¨ª perder¨¢ puntos impensables.
La usura del Atl¨¦tico la utiliz¨® la Real para crecer poco a poco, pero sin pausa. Le meti¨® una velocidad m¨¢s al encuentro, encajon¨® al rival y le puso el picante que siempre le dan al partido los arabescos de Aranburu o el tes¨®n de Kovacevic. En definitiva, que la Real, pese al doble mazazo recibido que, te¨®ricamente, le deb¨ªa rememorar la imagen de Mallorca (el p¨²blico empez¨® a silbar con el primer gol), resulta que comenz¨® a creer que pod¨ªa arreglar aquel roto que amenazaba con una crisis profunda.
El Atl¨¦tico no se enter¨® de la intrahistoria del encuentro. Ni Gabi, ni Luccin supieron controlar el bal¨®n, ni los centrales (muy asustados) decid¨ªan sacar a sus compa?eros de la guarida. El Atl¨¦tic conf¨ªa tanto en Petrov que cuantos m¨¢s metros vea por delante m¨¢s conf¨ªa en hacer gol. Y lo pudo hacer en la en¨¦sima galopada del b¨²lgaro que Torres envi¨® contra el larguero o cuando Petrov dispar¨® contra los brazos de Riesgo. Pero no es menos cierto que Kovacevic pudo empatar si Leo Franco no hubiera sacado una mano milagrosa a su remate de cabeza.
Con el 1-2, el partido anunciaba gol. Pod¨ªa ser en cualquier porter¨ªa, aunque insist¨ªa la Real con tanto empe?o que cay¨® de su lado de una forma bell¨ªsima. Primero se lo invent¨® Cifuentes, un lateral de buen porvenir, que dispar¨® al larguero, luego Novo centr¨® y Nihat se tir¨® en plancha para lograr el empate.
La Real encontr¨® su camino. Ante la adversidad, la tenacidad es un buen argumento. El Atl¨¦tico deber¨ªa reflexionar en profundidad: a¨²n no es lo que quiere ser, aunque a juzgar por su actitud cree que ya ha llegado a la meta. Y le falta tanto que Kovacevic le conden¨® a la derrota con un gol in extremis. El f¨²tbol tambi¨¦n premia a los que no desmayan.
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