El verdadero diario de Octavio Paz
El perfil menos conocido de Octavio Paz es, curiosamente, el que por m¨¢s de treinta a?os fue el m¨¢s visible. Tambi¨¦n fue y sigue siendo el que mejor lo retrata. Si sus poemas y ensayos son la biograf¨ªa del poeta, su trabajo editorial es su diario m¨¢s completo. All¨ª es posible seguir con detalle, sus "rectificaciones" pol¨ªticas y literarias, sus numerosas curiosidades, sus acercamientos a otras tradiciones y las primeras versiones de sus textos.
Paz inici¨® su trabajo editorial siendo muy joven. En 1931, cuando apenas ten¨ªa 17 a?os, fund¨® con un grupo de amigos Barandal. Llama la atenci¨®n que sus primeros ensayos, sus primeros poemas y su primer revista surgen en forma casi paralela. La revista dur¨® siete n¨²meros y poco menos de un a?o pero, a partir de entonces, el escritor dej¨® claro que no ser¨ªa un editor convencional sino un verdadero animador de la cultura.
Cuando se escriba la historia de las revistas en espa?ol del siglo XX, Plural y Vuelta ocupar¨¢n uno de sus principales lugares
Despu¨¦s ayud¨® a fundar Cuadernos del Valle de M¨¦xico y, en 1938, funda Taller, revista de una generaci¨®n de escritores entre los que figuran Efra¨ªn Huerta y Mar¨ªa Zambrano. A?os m¨¢s tarde participa en la creaci¨®n de El Hijo Pr¨®digo y, en 1971, crea una de las revistas hispanoamericanas m¨¢s importantes de esos a?os: Plural. Despu¨¦s del golpe gubernamental al peri¨®dico Excelsior que editaba la revista, Paz y sus colaboradores renunciaron como forma de solidaridad. As¨ª surgi¨® Vuelta. Su nombre era signo de cambio y continuidad.
Gracias a Barandal podemos acercarnos no s¨®lo a los primeros textos del escritor sino a una ¨¦poca particularmente significativa de la literatura mexicana. Son los a?os del grupo Contempor¨¢neos. Salvador Novo publica Nuevo amor, su libro de poemas m¨¢s importante, y Jos¨¦ Gorostiza da a conocer Muerte sin fin, uno de los poemas imprescindibles de nuestro idioma.
La efervescencia cultural en ese entonces es notable. Todo se discute y, particularmente el papel del arte. La generaci¨®n de Contempor¨¢neos se sent¨ªa heredera de la tradici¨®n del arte puro, doctrina que sostuvieron Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Paul Val¨¦ry. En el extremo opuesto se encontraban los seguidores del arte revolucionario que pretend¨ªan vincular las distintas expresiones art¨ªsticas con la historia. Rafael Alberti y Pablo Neruda se convirtieron, luego de la Guerra Civil espa?ola, en sus principales voceros.
Los textos iniciales del joven Paz, incluidos en las Obras completas, oscilan entre esos dos extremos que sacudieron a la comunidad cultural de todo el mundo. La lectura de sus escritos dan la impresi¨®n de que Paz no quer¨ªa traicionar a la poes¨ªa pero tampoco a la historia. Curiosamente encontr¨® la soluci¨®n a su dilema en dos grandes movimientos art¨ªsticos ajenos entonces a nuestra tradici¨®n cultural: el surrealismo, criticado inicialmente por Paz por ser s¨®lo literatura, y la terrible cr¨ªtica a la modernidad emprendida por T. S. Eliot.
Cuando se escriba la historia
de las revistas culturales y literarias en espa?ol de la segunda mitad del siglo XX, Plural y Vuelta ocupar¨¢n, sin duda, uno de sus principales lugares. No fundaron la tradici¨®n de las publicaciones culturales modernas en nuestro idioma pero dieron otro aire al debate de las ideas por la curiosidad y la vivacidad intelectual de su director.
Sus p¨¢ginas se convirtieron
muchas veces en la arena de combates intensos sobre los asuntos m¨¢s dis¨ªmbolos: la literatura light, los totalitarismos de izquierda y de derecha, los cr¨ªmenes del socialismo y los horrores del mercado; la relaci¨®n de los intelectuales con el poder, las r¨¦moras de la academia, el presidencialismo mexicano, la crisis de la econom¨ªa latinoamericana, el levantamiento zapatista en el sureste mexicano, la libertad de prensa, la democracia y el pensamiento cr¨ªtico como ant¨ªdoto contra la peste autoritaria.
El origen m¨¢s visible de Plural y Vuelta es Barandal pero no es el ¨²nico: uno m¨¢s antiguo que la revista estudiantil, es el ejemplo que le dio a Octavio Paz su abuelo paterno; el otro lo constituyen las revistas que el autor de Piedra de sol admir¨®.
Su abuelo, Ireneo Paz, fue un notable editor de finales del siglo XIX y los primeros a?os del XX. Fund¨® El Padre Cobos y La Patria Ilustrada. Esos peri¨®dicos dan cuenta de sus intereses est¨¦ticos y de su fervor liberal.
Respecto a las publicaciones que marcaron de manera m¨¢s directa la apuesta editorial de Plural y Vuelta fueron, me parece, la Revista de Occidente, Sur, La Revoluci¨®n Surrealista y, particularmente, Cruz y Raya, Hora de Espa?a y Partisian Review. Cruz y Raya y Hora de Espa?a representaron para el poeta, como alguna vez me dijo, la continuidad de la cultura en momentos de guerra y la necesidad de luchar con el arte contra las ortodoxias. Y Partisian Review fue para ¨¦l un ejemplo de la indispensable militancia para defender la diversidad.
Agrego un par de publicaciones m¨¢s: M¨¦xico en la Cultura y La Cultura en M¨¦xico, suplementos que dirigi¨® el escritor Fernando Ben¨ªtez. Estos suplementos fueron el punto de convergencia m¨¢s importante de los escritores e intelectuales mexicanos en la d¨¦cada de los a?os cincuenta y sesenta. S¨®lo entre las 22.000 fichas registradas de M¨¦xico en la Cultura se encuentran, de manera frecuente, los nombres de Alfonso Reyes, Juan Jos¨¦ Arreola, Augusto Monterroso, Jos¨¦ Emilio Pacheco, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Carlos Fuentes, Carlos Monsiv¨¢is y el propio Octavio Paz. El a?o 1968 fue el que marc¨® al segundo suplemento de Ben¨ªtez: sus p¨¢ginas fueron las ¨²nicas que apoyaron la renuncia de Octavio Paz como embajador de M¨¦xico en la India por la masacre de Tlatelolco y uno de lo pocos foros que censuraron de manera frontal al entonces presidente Gustavo D¨ªaz Ordaz.
Imposible entender Plural sin
M¨¦xico en la Cultura y La Cultura en M¨¦xico. Imposible entenderla s¨®lo a partir de esos suplementos. Plural represent¨®, frente a los suplementos de Ben¨ªtez, ruptura y continuidad.
No conviene circunscribir el quehacer editorial de Octavio Paz ¨²nicamente a sus revistas. Su af¨¢n por animar la mesa de la cultura lo hizo incursionar en radio y televisi¨®n. Entre 1994 y 1998 Vuelta tuvo una versi¨®n radiof¨®nica que dirig¨ª y conduje. Se llam¨® Vuelta al aire y tuvo entre sus aciertos grabar una lectura de poemas del propio Paz que despu¨¦s public¨® Galaxia Gutenberg con el nombre de Traves¨ªas.
Su experiencia en televisi¨®n es anterior. Colabor¨® durante varios meses en el noticiero estelar de Televisa haciendo comentarios cada semana con el periodista Jacobo Zabludowski y en programas especiales. Menciono un par de programas francamente admirables: el primero, grabado en septiembre de 1975, es una mesa dedicada a la poes¨ªa en la que participan Elizabeth Bishop, Vasko Popa, ?lvaro Mutis, Joseph Brodsky y Octavio Paz. El otro es un programa dedicado a Pound. Ninguno tiene desperdicio. M¨¢s tarde produjo Conversaciones con Octavio Paz, M¨¦xico en la obra de Octavio Paz y El encuentro por la libertad.
?No convendr¨ªa publicar en forma de libro sus programas televisivos? ?Reeditarlos como discos compactos? Su lenguaje sencillo y su tremenda erudici¨®n sin pedanter¨ªa hacen de esos programas materiales que podr¨ªan ser ¨²tiles para los j¨®venes.
El verdadero diario de Octavio Paz fueron, son, sus revistas, su trabajo de editor. Ellas dan cuenta de su mejor correspondencia, de su work in process, de sus d¨ªas m¨¢s significativos, de sus d¨ªas que nos quedan en una ampl¨ªsima bibliograf¨ªa que ahora re¨²nen sus Obras completas y que habr¨¢ de incrementarse, seguramente, con los a?os.
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