1980
Confieso una man¨ªa personal: me fastidia el ruido sobre la deuda hist¨®rica del Estado con Andaluc¨ªa. Me fastidia la inexactitud. Si alguien preguntara por aqu¨ª si la deuda hist¨®rica figura en el Estatuto auton¨®mico, creo que recibir¨ªa b¨¢sicamente dos tipos de respuesta: unos dir¨ªan no tener ni idea ni inter¨¦s sobre el asunto, y otros dir¨ªan que s¨ª, que la deuda hist¨®rica est¨¢ en el Estatuto. El caso es que no est¨¢, aunque todos los partidos hablen de una deuda hist¨®rica reconocida en el Estatuto, y sea comprensible que algunos ciudadanos lleguen a creer en una deuda hist¨®rica estatutaria. Los dirigentes pol¨ªticos andaluces no ejercen una labor de orientaci¨®n, sino de confusi¨®n.
Hay en el Estatuto una disposici¨®n adicional que dice que, "dadas las circunstancias socioecon¨®micas de Andaluc¨ªa" (la disposici¨®n es de 1980), los Presupuestos Generales del Estado consignar¨¢n dinero extra para que los servicios transferidos a la Comunidad Aut¨®noma puedan prestarse m¨ªnimamente. Se trata de "fuentes excepcionales de financiaci¨®n". A esto se le llama hoy deuda hist¨®rica, aunque no sea una deuda. Yo lo veo un compromiso, normal en un Estado democr¨¢tico, de corresponsabilidad de todos sus ciudadanos y todas sus comunidades. Ser¨ªa absurdo que el Estado traspasara a una administraci¨®n regional sin fondos la gesti¨®n de los hospitales y las escuelas.
La palabrer¨ªa de la deuda hist¨®rica tiene su l¨®gica, enclavada en un pasado feo, feudal y canalla: la l¨®gica del se?or y sus siervos, que piden al se?or lo que el se?or deber¨ªa darles. Ahora los s¨²bditos ajustan cuentas con el Estado opresor, y, d¨¦ el Estado lo que d¨¦, la deuda nunca ser¨¢ saldada, siempre faltar¨¢ algo, porque una deuda no exactamente cuantificable es una deuda infinita. Podemos llamarle deuda hist¨®rica. Una cosa muy distinta ser¨ªa exigir al Estado, en una situaci¨®n excepcional, los fondos necesarios para que los servicios p¨²blicos funcionen, por lo menos, m¨ªnimamente. Esto, adem¨¢s de parecer algo concreto y calculable, es lo que se?ala el Estatuto.
?Todav¨ªa no funcionan al m¨ªnimo, en Andaluc¨ªa, los servicios transferidos? La propaganda gubernamental dice que van estupendamente la sanidad, la educaci¨®n, algunos transportes, algunas carreteras, la cultura, el monte, el aire que respiramos, la construcci¨®n, el turismo. Ni la oposici¨®n pone en duda que estas cosas funcionan m¨ªnimamente, aunque, a su juicio, sean mejorables. Aqu¨ª no anda todo mucho peor que en otras comunidades, pero la oposici¨®n y el partido gobernante parecen de acuerdo en que las circunstancias socioecon¨®micas de Andaluc¨ªa a¨²n "impiden la prestaci¨®n de un nivel m¨ªnimo en alguno o algunos de los servicios efectivamente transferidos", como dec¨ªa en 1980 la disposici¨®n adicional segunda del Estatuto.
As¨ª que todos nombran la deuda hist¨®rica. El programa pol¨ªtico m¨ªnimo que comparten todos los partidos andaluces es pedir financiaci¨®n excepcional, la deuda hist¨®rica, la deuda hist¨®rica, la deuda hist¨®rica, para rendir lo m¨ªnimo. No salir nunca de 1980 es desalentador. La ret¨®rica de nuestro desamparo no es algo hist¨®rico. Es eterna.
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