Adi¨®s a Reig Pla

Adi¨®s, aprendiz iracundo de flemas col¨¦ricas semejantes a las de su colega el obispo de Mondo?edo-Ferrol. Abandona usted una di¨®cesis en la que su alma se ha sentido ali?ada por la comparsa de una derecha pol¨ªtica que, aunque sin palio, le ha brindado a Vd. el benepl¨¢cito de publicar catecismos y sonoros silencios c¨®mplices ante ordenes prevaricadoras en las que algunos mandos policiales ven¨ªan obligados a asistir a misa. Con estas premisas se hubiera sentido Vd. m¨¢s a tono dirigiendo una di¨®cesis bananera.

O por sus contribuciones lejos de ser un buen pastor, de denunciar pelotazos pol¨ªticos -aqu¨ª el palio se llama acomodo palaciego- top¨® Vd. con colectivos que jam¨¢s llamaron a su puerta, porque siendo ¨¦stos autosuficientes, ciudadanos y contribuyentes, de sobra saben que la mentira y la inmoralidad para la que Vd. torpemente trabaja, d¨ªa a d¨ªa se arrincona por el ¨²nico paso terrenal factible y demostrable que es la Ciencia.

Por ¨²ltimo cabe destacar que Reig Pl¨¢, como responsable episcopal de la comisi¨®n Familia y Vida, jam¨¢s aport¨® luz divina ni tesina alguna ante la violencia de g¨¦nero que aun hoy sigue ceb¨¢ndose con las mujeres dentro del ministerio del matrimonio eclesial. Su crisis con C¨¢ritas, sus recortes salariales a los sacerdotes como consecuencia de su inversi¨®n en Bolsa y sus constantes desatinos verbales ya le han relegado a la c¨²spide m¨¢xima de los tratados de incompetencia existentes y as¨ª le habr¨¢ de juzgar la historia y las personas.