Bi¨®logos japoneses presentan las primeras im¨¢genes de un calamar gigante vivo
Dos bi¨®logos japoneses est¨¢n provocando grandes olas en el ambiente de los estudiosos de cefal¨®podos. Afirman haber conseguido en el Pac¨ªfico norte las primeras im¨¢genes en su h¨¢bitat del m¨¢s famoso monstruo de las profundidades marinas, protagonista de antiguas leyendas y atacante del Nautilus en la novela 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne. Es el calamar gigante o Architeuthis, que puede llegar a medir 18 metros, todo un reto para cient¨ªficos de todo el mundo. En la revista de la Royal Society del Reino Unido, Tsunemi Kubodera y Kyoichi Mori presentan hoy algunas de las m¨¢s de 550 fotograf¨ªas que han tomado de forma remota a lo largo de m¨¢s de cuatro horas con una c¨¢mara digital a 900 metros de profundidad, cuando un calamar gigante de ocho metros acudi¨® al reclamo de un cebo y se enganch¨® en ¨¦l.
El naturalista Luis Laria cree que es un ejemplar muerto o moribundo, a poca profundidad
Este logro les situar¨ªa como ganadores de una carrera no convocada oficialmente, que en los ¨²ltimos a?os ha hecho que las mayores organizaciones cient¨ªficas y naturalistas de Estados Unidos y otros pa¨ªses hayan llevado a cabo caras expediciones para descubrir el calamar gigante vivo en diversos oc¨¦anos, sin ¨¦xito. Entre los esfuerzos por lograr ver el Architeuthis en su h¨¢bitat natural est¨¢ el de las expediciones Kraken espa?olas, que en 2001 y 2003 exploraron el caladera de Carrandi, una fosa situada a treinta millas al nordeste de Gij¨®n que se sabe, con casi total certeza, que alberga estos cefal¨®podos. Hasta ahora s¨®lo se han encontrado, all¨ª y en resto del mundo, ejemplares muertos o casi muertos extra¨ªdos por los pescadores cuando recogen sus artes.
Anteriormente, entre 1996 y 1999, expediciones de Estados Unidos y de Nueva Zelanda en aguas de este ¨²ltimo pa¨ªs, utilizaron veh¨ªculos submarinos operados por control remoto y cachalotes con c¨¢maras adosadas para intentar filmar el calamar gigante. El cachalote es el principal depredador de este cefal¨®podo, como lo prueban los numerosos picos de calamar gigante encontrados en los est¨®magos de estos animales. En eso se han basado tambi¨¦n los cient¨ªficos japoneses para acotar, a lo largo de tres a?os, ¨¢reas donde viven los calamares, mediante la observaci¨®n de las zonas donde se concentran los cachalotes entre septiembre y diciembre de cada a?o.
En una de estas ¨¢reas, cerca de las islas Ogasawara, es donde se ha producido la observaci¨®n, en un talud muy inclinado que en ese punto tiene una profundidad de 1.200 metros. Es el ¨²nico ¨¦xito de 23 intentos de observaci¨®n con c¨¢maras autom¨¢ticas en poteras con cebos, explican los cient¨ªficos japoneses en su art¨ªculo. La c¨¢mara empezaba a tomar im¨¢genes hacia abajo a partir de 200 metros de profundidad, cada 30 segundos durante entre cuatro y cinco horas.
Tal como lo cuentan los bi¨®logos japoneses, a las 9.15 del 30 de setiembre de 2004, un calamar gigante atac¨® uno de los cebos con c¨¢mara a 900 metros de produndidad en las coordenadas 26 grados norte, 142 grados este. Los calamares gigantes tienen ocho brazos y dos largu¨ªsimos tent¨¢culos. El ataque consisti¨® en rodear con los tent¨¢culos el cebo. Uno de los tent¨¢culos se qued¨® enganchado y a partir de entonces se tomaron m¨¢s de 550 fotograf¨ªas durante las cuatro horas siguientes, mientras el calamar luchaba por desprenderse de la potera. Al principio subi¨® hasta los 600 metros y luego descendi¨® hasta los 1.000. A las cuatro horas y cuarto el tent¨¢culo se rompi¨® y el calamar huy¨®. El tent¨¢culo fue recuperado junto con el equipo de observaci¨®n y los cient¨ªficos japoneses hicieron un estudio de ADN sobre ¨¦l y confirmaron que se trataba de un Architeuthis, del que no especifican la especie.
Eso no es raro, ya que existen demasiados pocos ejemplares estudiados en el mundo como para poder saber cuantas especies existen, explica Francisco Rocha, del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, que trabaja junto a ?ngel Guerra, director cient¨ªfico de las expediciones Kraken. Algunos expertos creen que s¨®lo hay tres especies en el mundo (el calamar gigante est¨¢ presente en todos los oc¨¦anos) y otros elevan este n¨²mero a 20.
El trozo de tent¨¢culo recuperado en este caso med¨ªa 5,5 metros y los cient¨ªficos japoneses calcularon que el animal del que proced¨ªa med¨ªa en total 8 metros. Entre otras curiosidades de los calamares gigantes se puede citar que sus ojos son los mayores del reino animal (llegan hasta los 40 cent¨ªmetros de di¨¢metro) y que su carne no es comestible porque sabe fuertemente a amon¨ªaco, ya que est¨¢ impregnada de cloruro de amonio para poder controlar la profundidad de inmersi¨®n.
En el Atl¨¢ntico, la especie m¨¢s conocida es Architeuthis dux, de la que se han encontrado ejemplares muertos o moribundos de hasta 14 metros. Algunos de ¨¦stos se encuentran en el Aula del Mar de Luarca, de la Coordinadora para el Estudio y Protecci¨®n de las Especies Marinas (Cepesma), que dispone de una de las mayores colecciones del mundo de estos cefal¨®podos. Un calamar gigante es tambi¨¦n uno de los atractivos de la exposici¨®n Con pies y cabeza en el Aquarium Finisterrae de A Coru?a.
Ayer, el presidente de Cepesma, Luis Laria, que ha participado en las expediciones Kraken, se mostr¨® esc¨¦ptico sobre la primicia de los cient¨ªficos japoneses. "Hay varias cosas que no concuerdan", coment¨® a EL PAIS. "Primero, las fotos se tomaron en septiembre de 2004 y han esperado un a?o para presentarlas junto al estudio cient¨ªfico. En una carrera como ¨¦sta, lo primero es presentar las fotos para que otro no se adelante. Adem¨¢s, las im¨¢genes no parecen estar tomadas a 900 metros de profundidad, donde la oscuridad es total, ya que tienen unos tonos azules que son imposibles a esa profundidad. Por ¨²ltimo, la disposici¨®n de los brazos y tent¨¢culos del animal parece indicar que es un ejemplar muerto o moribundo, de los que yo mismo he visto varios".
Por estas razones, Laria cree que no se puede todav¨ªa hablar de primeras im¨¢genes de un calamar gigante en su h¨¢bitat y que las mostradas por los cient¨ªficos japoneses seguramente han sido tomadas cerca de la superficie y con un ejemplar moribundo. Es probable que las dudas de otros especialistas hayan retrasado la comunicaci¨®n del hallazgo y provocado que ¨¦ste no se haya publicado en alguna de las revistas cient¨ªficas m¨¢s importantes del mundo, lo que hubiera sido l¨®gico dado el inter¨¦s que suscita el tema.
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