Un pa¨ªs sin parados

Los misterios de la econom¨ªa provocan que, seg¨²n los expertos, si todos tuvi¨¦semos trabajo el sistema se ir¨ªa a pique. Semejante paradoja ha llevado a Xavier Berraondo a plantear la posibilidad de que los Gobiernos manipulen una supuesta bonanza laboral del 100% para que ¨¦sta no llegue. Incluso a costa de un ¨²ltimo parado, al que el director dedica el falso documental Working class.

Un filme que huele a Zelig (Woody Allen, 1983) por las cuatro esquinas y, sobre todo, al mejor referente espa?ol: el corto 15 d¨ªas, con el que Rodrigo Cort¨¦s gan¨® infinidad de premios en 2000. Su mezcla de televisi¨®n, digital y s¨²per 8, pero sobre todo su tono, su estructura y la utilizaci¨®n de un humor cercano al surrealismo entroncan demasiado con la pieza de Cort¨¦s, que se ajustaba mucho mejor al tiempo de corto largo (unos 30 minutos) de lo que Working class lo hace al de largometraje corto (75 minutos). Adem¨¢s, el humor de Berraondo nunca funciona y el (en principio) interesante alegato pol¨ªtico-econ¨®mico-empresarial se pierde en pos de una pueril denuncia de los medios de comunicaci¨®n.