Ayuntamientos en ebullici¨®n
Frente a la f¨¦rrea disciplina tanto del Parlamento central como de los auton¨®micos, donde los diputados votan a golpe de cornet¨ªn de su partido respectivo, la pol¨ªtica municipal suele ser inestable y hasta imprevisible. En ella la disciplina no s¨®lo se relaja, sino que la existencia de partidos de ¨¢mbito local propicia extra?os pactos pol¨ªticos, disidencias y cambios de chaqueta. La Comunidad Valenciana rebosa de casos de rabiosa actualidad, como dir¨ªa un cronista cl¨¢sico. En Elda, el Partido Popular se cuartea, al haber votado cuatro de sus concejales un proyecto urban¨ªstico del PSPV para construir 7.500 viviendas y un campo de golf. En ese Ayuntamiento, en Cabanes y en Oropesa, los socialistas se apuntan a las macrourbanizaciones, tan en boga. Claro que, a veces, como sucede en este ¨²ltimo municipio, el portavoz del PSPV contradice las directivas de su ejecutiva y acaba recibiendo un certificado de expulsi¨®n del partido. En todas partes cuecen habas. Y en todas las formaciones. El alcalde Orihuela, Jos¨¦ Manuel Medina, ha quebrado de hecho el PP, al votar con tres de sus concejales los planes para hacer 6.800 casas en suelo no urbanizable. A pesar de apoyarse en los independientes del Centro Liberal, ha quedado en minor¨ªa respecto a su propio partido. En Castell¨®n, cuatro ediles socialistas han roto la disciplina partidista votando el PAI de Mundo Ilusi¨®n que urbanizar¨¢ 20 millones de metros cuadrados. En Benic¨¤ssim, el propio PP no se aclara con el proyecto de Benicasim Golf y el desarrollo del futuro bulevar.
Todo este guirigay no tiene por qu¨¦ suponer un trasfondo de turbios intereses o corruptelas varias. Las necesidades econ¨®micas municipales, aqu¨ª y en todas partes, crecen en proporci¨®n geom¨¦trica: mayores servicios asistenciales, mejores infraestructuras urbanas, m¨¢s polic¨ªa local, nuevos accesos viarios,... y los distintos mun¨ªcipes tratan de mu?ir la teta urban¨ªstica, para allegar unos fondos de los que carecen, mediante las licencias de obra y los preceptivos incrementos anuales del IBI.
En su d¨ªa, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar reconoci¨® las deficiencias de la financiaci¨®n municipal y aludi¨® a la necesidad de una "segunda transici¨®n", es decir, que tras la cesi¨®n de recursos del Estado a las comunidades aut¨®nomas, el siguiente paso ser¨ªa traspasarlos de ¨¦stas a los Ayuntamientos. Aquel prop¨®sito qued¨® en agua de borrajas, entre otras razones, por la creciente voracidad de nuestras autonom¨ªas, pendientes tan s¨®lo de obtener m¨¢s competencias, mayor financiaci¨®n y nuevos estatutos que les garanticen todo ello.
Esta penuria municipal la acaba de reconocer el presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias y alcalde de La Coru?a, el socialista Francisco V¨¢zquez, exigiendo al Gobierno central m¨¢s medios para los ayuntamientos. Mientras este asunto de fondo no se solucione, todos los dem¨¢s papeles, incluyendo la actual normativa urban¨ªstica, el nuevo proyecto del consejero Rafael Blasco y la moratoria constructora adoptada por el partido de Joan Ignasi Pla, ser¨¢n papel mojado. Sobran los ejemplos.
En Rabassa, pese a las denuncias del Colegio de Arquitectos de Alicante, sigue adelante el plan parcial que la llevar¨¢ a tener 45.000 habitantes y ser la octava ciudad de la provincia. Riba-roja, por su parte, si prosperan los 12 proyectos urban¨ªsticos presentados por las promotoras durante este a?o, triplicar¨¢ el n¨²mero de residentes. Cullera simplemente doblar¨¢ su censo de cuajar el Manhattan de la Bega, como se denomina al macroproyecto en la desembocadura del J¨²car. El problema no radica tanto en la aglomeraci¨®n de personas como en la inexistencia de accesos suficientes, lo cual garantiza unos may¨²sculos atascos de tr¨¢fico, am¨¦n de otras deficiencias.
Todo eso, digo, sin presuponer corruptela alguna, sino pura especulaci¨®n econ¨®mica, tanto privada como p¨²blica. Hay casos m¨¢s discutibles, como los de Alcal¨¢ de Xivert, donde el Ayuntamiento preve¨ªa urbanizar 1,3 millones de metros cuadrados junto a la sierra de Irta, y Tales, que pretend¨ªa reclasificar casi un mill¨®n de metros en el parque natural de Espad¨¢n. Y no digamos nada de Sueca, donde el secretario del PSPV, Salvador Mar¨ªn, ha sido condenado a seis meses de prisi¨®n e inhabilitaci¨®n por construcci¨®n ilegal en L'Albufera.
No habr¨¢, pues, normativa que pare este fen¨®meno como no sea una nueva ley de financiaci¨®n municipal. Pero, tal como van las cosas, el asunto va para largo. Mientras tanto, el d¨ªa en que se produzca un par¨®n del sector de la construcci¨®n se producir¨¢ tambi¨¦n la quiebra en cascada de nuestros Ayuntamientos. Al tiempo.
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