Estampas parlamentarias
Una cosa son los grandes debates parlamentarios, el estruendo de las r¨¦plicas, el necesario ritual que codifica el Reglamento de la c¨¢mara. Otra, el trabajo en comisiones y ponencias. Sin duda alguna ¨¦sa es una parte esencial del sistema nervioso democr¨¢tico de las sociedades civilizadas. Con todo, al lego que asiste a una de esas sesiones fragorosas -sea el reciente debate de pol¨ªtica general- le quedan como retales algunas im¨¢genes de detalle. Estampas que, pasados los d¨ªas, vuelven y vuelven. ?stas son de mi colecci¨®n.
Los laberintos de la lengua. El presidente Camps hizo las tres cuartas partes de su discurso en valenciano. Pero la copia que se reparti¨® a la prensa estaba escrita en castellano. La alocuci¨®n de Joan Ignasi Pla fue en valenciano, como as¨ª lo estaba el correspondiente texto distribuido. Camps no se separ¨® oralmente ni un ¨¢pice del discurso escrito, mientras que Pla improvis¨® en varias ocasiones salt¨¢ndose la redacci¨®n y contenido del papel. Los esfuerzos del presidente por hablar en valenciano son manifiestos; una lengua que, aunque institucionalmente define como "nuestra", no es para ¨¦l, a todas luces, la materna. Se trabuca y encasquilla a menudo en la lectura. Quiz¨¢ por ello, en el cuerpo a cuerpo de las r¨¦plicas, utiliza el castellano. Pla sigue usando el valenciano, su lengua sin lugar a dudas, aunque comete numerosos castellanismos y emplea neologismos de dudosa gram¨¢tica.
Estilos. El presidente valenciano es notablemente taurino. Utiliza con frecuencia la expresi¨®n "de frente y por derecho" para calificar su actitud y la de su partido cuando afrontan los problemas. En el lenguaje de la tauromaquia equivale a la manera de citar al toro. ?l la usa como sin¨®nimo de franqueza, autenticidad y coraje. Pero su debilidad por el ruedo es todav¨ªa m¨¢s patente cuando baja de la tribuna y se para en espera del seguro aplauso de los suyos (bueno, de casi todos los suyos): encoge ligeramente los hombros alz¨¢ndolos levemente y se lleva la palma de la mano derecha, juntos los dedos, a la altura de abdomen, mientras ase los papeles cual montera levantada en diagonal a la altura de su cara. Encima, inclina la cabeza con un movimiento corto y r¨¢pido. Pla, por su acento y maneras, recuerda por momentos a un h¨ªbrido de los personajes de La Colecsi¨® de varies conversasi¨®ns alusives al n¨°u sistema constitucional que pasaren entre els dos acreditats patri¨°tes Saro Perrengue, carreter del p¨°ble de Godella, y el Dotor Cud¨°l, abogat de esta ciutat de Valensia, seg¨²n la ortograf¨ªa con que fueron impresas por Francisco Brus¨°la en 1820. Tranquilo, con cierta cachaza. La que no demostr¨® Camps en su contestaci¨®n. Ah¨ª, adem¨¢s de los toros, se revela su afici¨®n por el p¨¢del, que cultiva con asiduidad. Menos distanciado y reflexivo que el tenis, no vale en aqu¨¦l la imaginaci¨®n de la geometr¨ªa de la jugada, sino la mera explosi¨®n, el golpe r¨¢pido y de cierta violencia.
Mesas. Vistas desde arriba -desde los cub¨ªculos de la prensa hay una amplia perspectiva- las mesas de los diputados son reveladoras. Sin duda alguna, a la hora de los grandes discursos, la lectura m¨¢s usual es el Recull de Premsa. Hay que decir que el Grupo Popular lo ley¨® con fruici¨®n mientras el presidente hablaba. Record¨¦ aquel rey polinesio que viaj¨® a Europa a principios del siglo XX y que al regresar dej¨® escritas sus impresiones en un estupendo texto llamado Los Papalagui. Una de sus mayores sorpresas fue la avidez con la que los blancos corr¨ªan a leer en papel impreso (la prensa) lo que ellos mismos hab¨ªan vivido horas antes. Los papalagui de las Cortes le hubieran conmocionado: todos le¨ªan los pron¨®sticos period¨ªsticos del debate que se estaba desarrollando ante sus mismas narices. A Rita Barber¨¢ le habr¨ªa llamado la atenci¨®n. A la alcaldesa -que oy¨® el ¨²ltimo tercio de la intervenci¨®n de Pla- s¨®lo le faltaba una rosa cruzada sobre las aseadas carpetas depositadas en su mesa, pulcramente cerradas, y que no abri¨® ni una vez. Ni un informe, ni un papel, nada.
Mazmorras y privilegios. Ser¨ªa dif¨ªcil encontrar un soci¨®logo que niegue el car¨¢cter espectacular de nuestras sociedades, m¨¢s si cabe de la escena pol¨ªtica. En tal sociedad todas las relaciones sociales est¨¢n mediadas por im¨¢genes, seg¨²n la famosa f¨®rmula de Guy Debord. Sorprenden por ello las condiciones precarias en las que trabajan la prensa y las televisiones en las Cortes Valencianas. A la mir¨ªada de cronistas, periodistas, fot¨®grafos y c¨¢maras les est¨¢n reservadas unas estrechas mazmorras claustrof¨®bicas donde, desde unos ventanucos, atisban lo que ocurre en el hemiciclo. En ellas se hacinan, sudan, empujan, no pueden apoyarse para tomar notas y la mayor¨ªa sufre de pie las sesiones. En el bar del Parlamento un cortado, una ca?a y un bocadillo de queso cuestan exactamente dos euros, menos que en un bar de un colegio mayor o de una facultad de la Universidad. Comp¨¢rese, sin embargo, el nivel de ingresos de estudiantes y diputados. Las cr¨ªticas populistas son, sin duda, peligrosas, pero los sistemas de privilegios en las sociedades modernas aparecen siempre por peque?os deslizamientos
Arte y pol¨ªtica. En la planta que da acceso al hemiciclo hay una exposici¨®n, con obras cedidas por el IVAM, de t¨ªtulo Revisando los g¨¦neros. El Paisaje. Hay algunas magn¨ªficas, como la fotograf¨ªa de Basilico, los peque?os ensamblajes de Tonico Ballester (con ecos de la obra de los a?os cuarenta de Angel Ferrant), dos lienzos del Equipo Realidad... Pero la pol¨ªtica se cuela en el arte contempor¨¢neo m¨¢s all¨¢ de su contenido expl¨ªcito. Con una desinhibici¨®n propia de su antecesor, Camps afirm¨® que el crecimiento debe ir siempre acompa?ado "del adjetivo sostenible", que las administraciones tienen la obligaci¨®n de "legar a las generaciones futuras el medio ambiente y el paisaje que recibieron". Con la que est¨¢ cayendo, no s¨¦ si era su contribuci¨®n dada¨ªsta a la revisi¨®n del g¨¦nero o del paisaje mismo. As¨ª, no ya las obras sino su uso se convierte en un sarcasmo. Otro s¨ª del caj¨®n de sastre que compone la III Bienal, cuyo tema es el agua. Se han equivocado de nombre. Deber¨ªa llamarse Dado que el Pisuerga pasa por Valladolid..., etc¨¦tera.
Nicol¨¢s S¨¢nchez Dur¨¢ es profesor del departamento de Metaf¨ªsica y Teor¨ªa del Conocimiento de la Universitat de Val¨¨ncia.
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