Los males del pa¨ªs de las 17.000 islas
Las bombas que ayer volvieron a sembrar el terror en Bali estallaron a menos de un mes de que el presidente Susilo Bambang Yudhoyono advirtiera de un incremento de la actividad terrorista en la zona y ordenara aumentar la seguridad con vistas al inicio, la pr¨®xima semana, del Ramad¨¢n, el mes sagrado del islam, religi¨®n que profesan el 85% de los 230 millones de habitantes de Indonesia.
El nuevo ataque contra Bali, cuyos tres millones de isle?os son hind¨²es en un 95%, sucede tambi¨¦n al d¨ªa siguiente de que se fundara el Garda Kemerdekaan (GK, Guardianes de la libertad), un grupo no violento que pretende proteger los derechos y las diferencias de todos los indonesios. "Hemos creado esta organizaci¨®n con el objetivo de impedir todo tipo de violencia, proteger a la poblaci¨®n de cualquier tipo de brutalidad y apoyar a los grupos que son aterrorizados simplemente por ser diferentes", declar¨® el l¨ªder de GK, Ahmad Taufik, al peri¨®dico The Jakarta Post.
Quienes en diciembre de 1949 arrancaron a Holanda la soberan¨ªa sobre unas 17.000 islas e islotes que se extienden por una distancia similar a la que separa Madrid de Teher¨¢n, fundaron Indonesia, un Estado con 300 grupos ¨¦tnicos diferenciados y otras tantas culturas y en el que se hablan cerca de 400 lenguas y dialectos. Su ambici¨®n fue que todos gozaran de libertad y que pudieran practicar su religi¨®n y cultura.
La primera en suprimirse fue la libertad pol¨ªtica y ahora que la democracia trata de asentarse en Indonesia tras d¨¦cadas de dictadura y corrupci¨®n, la amenaza del integrismo religioso se cierne sobre la mayor¨ªa de sus habitantes, bien por ser musulmanes moderados o bien por pertenecer a las distintas minor¨ªas.
Bali y el Gobierno de Yakarta con ella despertaron a la brutalidad del terrorismo isl¨¢mico en el atentado de octubre de 2002. Desde entonces los dirigentes, ayudados por buena parte de la moderada poblaci¨®n y presionados sobre todo por Australia -que perdi¨® a 88 de sus ciudadanos- y EE UU, han tratado de erradicar del pa¨ªs las redes de Al Qaeda y han cortado las alas a numerosos grupos integristas isl¨¢micos que operaban libremente en connivencia con el Ej¨¦rcito.
Pese a ello, los expertos aseguran que en los ¨²ltimos tiempos la situaci¨®n se ha radicalizado sensiblemente sobre todo en la conflictiva isla de Sulawesi, con una importante minor¨ªa cristiana que sufre la embestida de los grupos extremistas isl¨¢micos, con el peligro que ello comporta para la estabilidad del pa¨ªs.
El terrorismo isl¨¢mico no ha permitido a Yudhoyono saborear el ¨¦xito del acuerdo de paz recien alcanzado -la UE supervisa el desarme- con los separatistas de Aceh. El presidente tendr¨¢ que empe?arse hasta el fondo para frenar la mayor amenaza a la paz de Indonesia.
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