Temperamento y fuerza hasta el l¨ªmite
Fuensanta la Moneta es bailaora de temperamento. Esto quiere decir que zapatea duro y que basa casi todo su baile, casi todo, en los pies. Zapatea con ¨¦nfasis, poniendo el alma en ello, y el sonido de este juego de punta y tac¨®n es siempre limpio e impoluto.
Entra despacio en los bailes, como pensando en lo que va a hacer, y de pronto suelta un zapateado con fuerza y con raza a gran velocidad. Todo su baile ser¨¢ as¨ª, cuajado en reciedumbre, hecho con determinaci¨®n y muy bien hecho.
En las buler¨ªas por sole¨¢ y en las siguiriyas, su talento brill¨® a excelente altura, pues hizo bailes largos pero no repetitivos, y los hizo consciente de la responsabilidad con que ten¨ªa que desempe?arse. Ni un solo desfallecimiento, ni una somera duda.
Noches gitanas del Espa?ol
Baile: Fuensanta la Moneta, con Antonio Campos, el Pulga y Jos¨¦ Valencia (cante) y Miguel Iglesias y Juan Requena (toque). Cante: Duquende, con Chicuelo (toque) y Pira?as (percusi¨®n). Teatro Espa?ol. Madrid, 1 de octubre.
Esta faceta fue lo mejor de su baile, en lo que despleg¨® todos sus saberes, haciendo un baile rotundo, de una eficacia siempre real, que arranc¨® al p¨²blico frecuentes ovaciones en el transcurso de los bailes.
En cambio, se olvid¨® de los tiempos lentos, donde el baile tiene tambi¨¦n tanta gracia. Para Fuensanta la Moneta ese tipo de bailes parece no existir, pues ella pasa ol¨ªmpicamente de hacerlos.
Garra
Temperamento hay tambi¨¦n en el cante de Duquende. Un temperamento ag¨®nico, del l¨ªmite a que lleva la queja constantemente. Un l¨ªmite casi insuperable, que Duquende bordea constantemente con su voz la¨ªna, pues a lo cual tiene su cante una fuerza y una garra dif¨ªciles de igualar.
Con la guitarra barroquizante de Chicuelo, que acompa?¨® al cantaor con sabidur¨ªa y un gran sonido en todo momento, el recital de Duquende fue por muchos conceptos excepcional.
Nunca le o¨ªmos tan centrado y tan bien en el cante. Nunca le o¨ªmos una mejor manera de introducirse en el cante y llevarlo a sus ¨²ltimas consecuencias.
Duquende hizo, entre otras cosas, buler¨ªas, tangos, fandangos, sole¨¢. En todos los cantes dio la medida de sus posibilidades, esforz¨¢ndose y exigi¨¦ndose. Tanto, que el p¨²blico se volc¨® aplaudi¨¦ndole y no par¨® de ovacionarle hasta que le escuch¨® dos propinas.
Por una vez, no nos decepcion¨® este cantaor, que no siempre da esa medida de excelencia en su cante. Que fue redondo, de una jondura ejemplar y de una emoci¨®n que raramente o¨ªmos. As¨ª se canta, y todo lo que no llegue a esa medida tiene muy poco valor en el flamenco.
Babelia
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