La verja de Melilla y el Estado de bienestar
No consigo sacar de la retina las escenas imaginadas de cientos de magreb¨ªes acerc¨¢ndose durante la noche a las altas verjas met¨¢licas con alambre de p¨²as de Melilla para intentar superarlas ayudados con rudimentarias escaleras de palos y acceder as¨ª al para¨ªso so?ado de Occidente. Tiene que haber mucha desesperaci¨®n detr¨¢s de esas personas para llevarlas reiteradamente a intentar cruzar esas elevadas verjas con riesgo de su propia vida o de su integridad f¨ªsica.
Pero m¨¢s all¨¢ del hecho de que un peque?o n¨²mero de personas accedan de esa manera -que tanto recuerda a los asaltos medievales a los castillos y ciudades amuralladas- a este pa¨ªs, esas im¨¢genes tienen el valor simb¨®lico, a la vez que dram¨¢tico, de recordar una realidad con la que llevamos conviviendo algunos a?os sin saber c¨®mo afrontarla y tambi¨¦n sin ser muy conscientes de sus consecuencias futuras sobre nuestra convivencia y la sostenibilidad de las pol¨ªticas de bienestar.
Sin duda, la relevancia de esas im¨¢genes no reside en que un reducido grupo de personas penetre ilegalmente en Espa?a. En ese sentido, el problema est¨¢ en los que entran masivamente a trav¨¦s de los aeropuertos y las fronteras terrestres y mar¨ªtimas de la Pen¨ªnsula por las que las que acceden como turistas para quedarse. Su relevancia viene de otros dos hechos. Por una parte, en que recuerdan que el impulso que mueve a los inmigrantes a entrar ilegalmente siempre ser¨¢ mayor que la altura de las verjas y el celo de los vigilantes para evitarlo. Por tanto, el problema del control se traslada a su permanencia en el territorio nacional y a los derechos a los que esa permanencia da lugar.
Por otra parte, esas im¨¢genes indican que la inmigraci¨®n constituye posiblemente el fen¨®meno social m¨¢s relevante de la ¨²ltima d¨¦cada. Y tambi¨¦n se?alan que es el factor que va a tener mayor capacidad de influencia en la configuraci¨®n de la estructura social y la vida pol¨ªtica del pa¨ªs en la pr¨®xima generaci¨®n. Pasar en s¨®lo cinco a?os de ser el pa¨ªs europeo con mayor homogeneidad ¨¦tnica a ser uno de los que en este momento tiene m¨¢s poblaci¨®n relativa de inmigrantes y m¨¢s diversidad de origen, no es un proceso que pueda digerirse sin consecuencias. Sin embargo, hasta ahora ese proceso se ha desarrollado sin grandes conflictos sociales, a excepci¨®n de algunos episodios espor¨¢dicos de violencia en algunas zonas en las que se ha producido una mayor densidad de poblaci¨®n inmigrante.
Conviene, sin embargo, ser conscientes de las razones que hasta ahora han hecho posible que no haya habido problemas sociales y pol¨ªticos graves provocados por la inmigraci¨®n. Por un lado, el fuerte crecimiento registrado por la econom¨ªa espa?ola durante la ¨²ltima d¨¦cada, combinado con los efectos de la ca¨ªda demogr¨¢fica, ha permitido la integraci¨®n laboral de los nuevos inmigrantes sin grandes conflictos sociales y sindicales. Por el contrario, la inmigraci¨®n ha permitido cubrir necesidades de mano de obra en actividades que de otro modo se hubiesen visto afectadas por la falta de mano de obra aut¨®ctona o por el hecho de que las pol¨ªticas de bienestar internas desincentivan a los espa?oles a desarrollar esas actividades. Por otro lado, la falta de problemas pol¨ªticos derivados de la fuerte inmigraci¨®n se ha visto favorecida por un hecho singular en el panorama pol¨ªtico europeo. Se trata de la rareza que significa que en Espa?a no exista ning¨²n partido pol¨ªtico nacionalista o de extrema derecha que haya visto en la inmigraci¨®n el caldo de cultivo en el que desarrollarse y crecer.
Pero esas dos situaciones son transitorias. Por una parte, el ciclo econ¨®mico se debilitar¨¢ dando lugar a la aparici¨®n de competencia por el empleo entre inmigrantes y aut¨®ctonos. Por otra, la convergencia pol¨ªtica con Europa puede hacer que esas opciones pol¨ªticas xen¨®fobas aparezcan pronto tambi¨¦n en Espa?a. Esta posibilidad nos deber¨ªa llevar a reflexionar sobre las consecuencias a medio plazo acerca de la cohesi¨®n social y la sostenibilidad de las pol¨ªticas de bienestar existentes actualmente en Espa?a en un contexto de fuerte y continuada inmigraci¨®n no controlada. En este sentido, pienso que la inmigraci¨®n incontrolada no origina problemas irresolubles para su integraci¨®n en los pa¨ªses en los que no existen pol¨ªticas de bienestar, pero s¨ª puede provocarlos en los pa¨ªses europeos en los que existe un Estado de bienestar fuerte con pol¨ªticas de universalizaci¨®n de ciertas prestaciones sociales como la sanidad o la educaci¨®n.
?Cu¨¢les son las soluciones? Existen dos modelos de tipo de asimilaci¨®n e integraci¨®n de inmigrantes en los pa¨ªses occidentales. Por una parte, est¨¢ el modelo n¨®rdico europeo, que combina un poderoso Estado de bienestar con prestaciones universales con un efectivo control sobre la entrada y permanencia de inmigrantes y su acceso a los servicios p¨²blicos. Por otra, existe el modelo estadounidense, en el que el control de permanencia de los inmigrantes ilegales no es muy severo pero que, por el contrario, tampoco tiene programas p¨²blicos de bienestar, por lo que el inmigrante ilegal aporta el beneficio de su esfuerzo laboral sin consumir gasto p¨²blico alguno.
En medio de ambos est¨¢ el modelo espa?ol, que parece querer combinar la universalizaci¨®n del acceso a los programas de bienestar con un relajado control de acceso y permanencia, lo cual supone que cualquier persona que se encuentre dentro del territorio nacional tenga el derecho de consumir los servicios p¨²blicos universales que presta el Estado. Un modelo que el sentido com¨²n indica que dif¨ªcilmente ser¨¢ sostenible y que representar¨¢ un reto importante para la cohesi¨®n social en el momento en que las circunstancias actuales giren.
La soluci¨®n no es f¨¢cil, pero en todo caso el momento es oportuno para plantear alg¨²n tipo de soluci¨®n de salvaguardia. Entre otras cosas, se podr¨ªa aprovechar los super¨¢vit que registra la Seguridad Social, en parte como consecuencia del fuerte proceso de regularizaci¨®n de inmigrantes, para crear un fondo de reserva con el que hacer frente a los problemas de la financiaci¨®n de los servicios universales cuando las cosas cambien. En cualquier caso, hay que hacer algo. El asalto a la verja de Melilla tiene el valor simb¨®lico de advertir de un problema que tarde o temprano se presentar¨¢ con visos de gravedad.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la Universidad de Barcelona.
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