Cajas contaminadas
Resulta inevitable, al parecer, que cualquier operaci¨®n empresarial de envergadura que se proponga en Espa?a resulte contaminada, con raz¨®n o sin ella, por interferencias pol¨ªticas. El caso de la OPA de Gas Natural sobre Endesa era el ejemplo m¨¢s reciente hasta que el Partido Popular del Pa¨ªs Vasco y el PSE han conseguido arruinar la fusi¨®n de las tres cajas vascas -Bilbao Bizkaia, Gipuzkoa-San Sebasti¨¢n y la alavesa Vital-, animosamente propuesta por sus respectivos presidentes y entusi¨¢sticamente apoyada por el PNV. La uni¨®n de las tres cajas contaba con el benepl¨¢cito de sus cuerpos t¨¦cnicos y directivos, de los sindicatos y de los empresarios vascos.
El fracaso de la fusi¨®n es una p¨¦sima noticia para la econom¨ªa vasca. La concentraci¨®n hubiera alumbrado la tercera caja de Espa?a por beneficios y la quinta por balance consolidado. Las ventajas en capacidad de inversi¨®n, dinamizaci¨®n econ¨®mica, solvencia y gesti¨®n son indudables y apenas necesitan de mayor explicaci¨®n. As¨ª que una operaci¨®n deseada en t¨¦rminos empresariales y laborales queda abortada, en palabras del portavoz socialista de ?lava, por "una situaci¨®n de divisi¨®n pol¨ªtica y ciudadana no deseable".
Las razones del PP para oponerse a la fusi¨®n son inteligibles, aunque mezquinas: no estaba dispuesto a perder la cuota de poder econ¨®mico independiente que le confiere su posici¨®n en la Vital Kutxa, por entender que la operaci¨®n reforzaba el poder del PNV en el Pa¨ªs Vasco. Ni se ha dignado exponer razonadamente sus motivos para oponerse a la fusi¨®n ni ha admitido la posibilidad ofrecida por los tres presidentes de conferir a la minor¨ªa la capacidad de bloqueo de los proyectos o decisiones que considere perjudiciales.
Las razones esgrimidas por el PSE parecen dictadas por el p¨¢nico a las municipales y una prudencia extrema, la que recomienda que, siempre que se pueda, no ocurra nada importante en Euskadi sin el acuerdo entre el PP y el PSE.
Sean cuales sean los motivos, el mensaje que recibe la opini¨®n p¨²blica es deplorable. Las cajas, que deben progresar sobre la eficiencia, la b¨²squeda de beneficios y la neutralidad pol¨ªtica, aparecen como t¨ªteres de los partidos que se sientan en sus consejos. Con maniobras como ¨¦sta, su credibilidad resulta gravemente menoscabada y queda en entredicho ante los ciudadanos su imparcialidad como accionistas de los grandes grupos industriales. Si no cesan estas maniobras de trastienda, las cajas acabar¨¢n por convertirse en ap¨¦ndices o monaguillos de los poderes auton¨®micos o regionales.
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