Vida de un ping¨¹ino
Piensen ustedes ahora en un libro ingl¨¦s, uno cualquiera: es muy probable que en su imaginaci¨®n ese libro sea de bolsillo, tenga las cubiertas de color naranja y un ping¨¹ino dibujado en el lomo. Es muy probable que se trate de un libro de la editorial Penguin. Existen en el mundo editorial pocos emblemas tan felices y memorables como el ping¨¹ino ingl¨¦s. Recordamos el cazador primitivo de Seix-Barral, el antiguo delf¨ªn con el ancla de Destino, el viejo velero de Proa o el exuberante agave de Quaderns Crema, por citar s¨®lo algunas marcas que se encuentran en nuestras librer¨ªas, pero ninguna posee la complicidad y el magnetismo del ping¨¹ino. Quiz¨¢ se trate simplemente de un asunto de veteran¨ªa: Penguin acaba de cumplir 70 a?os. El pasado mes de agosto pude asistir en Londres, en el Victoria & Albert Museum, a una peque?a exposici¨®n conmemorativa -que seguir¨¢ en cartel hasta el pr¨®ximo 13 de noviembre-, 70 Years of Penguin Design. En una sala poco iluminada del suntuoso museo, en un ambiente casi privado, tuve ocasi¨®n de repasar la historia de la editorial brit¨¢nica y reseguir los t¨ªtulos m¨¢s destacados de su ampl¨ªsimo cat¨¢logo: yo creo que lo han publicado todo.
Existen en el mundo editorial pocos emblemas tan felices y memorables como el ping¨¹ino ingl¨¦s de Penguin
Penguin naci¨® en 1935 de la mano del editor Allen Lane. Cuenta la historia que volv¨ªa a Londres despu¨¦s de visitar a la escritora Agatha Christie. Como no ten¨ªa lectura alguna para distraer el viaje, busc¨® alg¨²n libro en la estaci¨®n de tren y no encontr¨® m¨¢s que viejas y polvorientas novelas del siglo XIX. Entonces se le ocurri¨® la idea de publicar una colecci¨®n de t¨ªtulos actuales, encuadernados en r¨²stica, en un formato manejable y que no fuesen m¨¢s caros que un paquete de cigarrillos. Acababa de nacer el concepto libro de bolsillo. Ese mismo a?o Penguin public¨® los 12 primeros t¨ªtulos, que inclu¨ªan obras de Maurois, Hemingway y Agatha Christie, y al cabo de un a?o hab¨ªa vendido tres millones de t¨ªtulos. Allen Lane quer¨ªa demostrar que las clases populares tambi¨¦n eran lectoras, si pod¨ªan encontrar los libros a un buen precio.
El modelo Penguin, que en cierta forma se inspiraba en otras editoriales alemanas, como Albatros o Tauchnitz, se transmiti¨® r¨¢pidamente a otros pa¨ªses. Recuerden si no, en Catalu?a, la editorial Selecta, que empez¨® a publicar en 1946: el dise?o de los libros de Josep Maria Cruzet, todav¨ªa vigente hoy en d¨ªa, era un calco -u homenaje- al ping¨¹ino ingl¨¦s. En la exposici¨®n del Victoria & Albert Museum brillaba con luz propia otro nombre: el del tip¨®grafo alem¨¢n Jan Tschichold. En la d¨¦cada de 1940, Tschichold cogi¨® la maqueta de Penguin y la moderniz¨®. Para dibujar el primer ping¨¹ino, un dise?ador se hab¨ªa desplazado en 1935 hasta en zoo de Londres. Tschichold tom¨® esa imagen y realiz¨® no menos de doce propuestas de cambio, as¨ª como innovaciones en las cubiertas y el dise?o interior de los libros. La exposici¨®n muestra un buen n¨²mero de esos bocetos y explica como desde entonces la editorial no ha dejado de renovarse para llegar al m¨¢ximo p¨²blico, pero sin perder nunca el buen gusto. Tambi¨¦n permite conocer otros aspectos de su historia. Por ejemplo, en 1937, dado el ¨¦xito creciente, se cre¨® una colecci¨®n paralela llamada Pelican Books, dedicada a los libros de historia y an¨¢lisis social, y poco despu¨¦s Puffin Books, especializada en literatura infantil. A pesar de que el pel¨ªcano y el frailecillo eran aves casi tan singulares y graciosas como el ping¨¹ino, su ¨¦xito ha sido siempre m¨¢s moderado.
Otro de los atractivos de la exposici¨®n es que permite un buen repaso a su frondoso cat¨¢logo. El legado de Penguin es impresionante. Una novela como El gran Gatsby, de Scott-Fitzgerald, ha tenido en su historia centenares de ediciones y 12 cubiertas diferentes que resumen la evoluci¨®n del dise?o en el siglo XX: desde la sobriedad de la primera edici¨®n, simple tipograf¨ªa, al dibujo tipo felices a?os veinte o el fotograma de la pel¨ªcula, con Robert Redford y Mia Farrow.
Al volver a mi casa, en Barcelona, busqu¨¦ en la estanter¨ªa mis primeros ping¨¹inos, comprados a?os atr¨¢s en librer¨ªas de lance de la ciudad. All¨ª estaba The Great Gatsby. All¨ª estaba Men Without Women (Hombres sin mujeres), una vieja edici¨®n de los cuentos de Hemingway, publicada en Australia en 1957, que incluye esa perla llamada The Killers. All¨ª estaba tambi¨¦n The Catcher in the Rye (El guardi¨¢n entre el centeno) de J. D. Salinger. Un ejemplar con su propia historia: se trata de una reedici¨®n de 1959 -la novela es del 51- que compr¨¦ en 1988 en una librer¨ªa de lance inglesa que exist¨ªa en la calle de la Granja, en Barcelona, una aut¨¦ntica precursora (me pregunto si todav¨ªa seguir¨¢ all¨ª). Esa edici¨®n cuenta con una peculiaridad: es una de las pocas que conserva la fotograf¨ªa del autor en la contraportada; un retrato tomado poco despu¨¦s de que volviera de la guerra y antes de que decidiera cortar cualquier relaci¨®n con el mundo que le rodea.
Para conmemorar sus 70 a?os, en fin, Penguin ha puesto en el mercado una serie de peque?os libros deliciosos que resumen su trayectoria. Una antolog¨ªa de antiguos y modernos. Tambi¨¦n ha sacado una breve colecci¨®n de ensayos cuyo dise?o se inspira en los primeros pasos de la colecci¨®n. Conviven en ella Cicer¨®n, Montaigne, Gibbon o George Orwell, entre otros. B¨²squenla y l¨¦anla si saben ingl¨¦s; y si no, admiren simplemente sus dise?os. El ping¨¹ino se lo merece.
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