Otra cumbre palestino-israel¨ª
Un encuentro entre los l¨ªderes de las partes en una situaci¨®n de conflicto, que a su vez reclaman un programa para un acuerdo definitivo y que, de hecho, han aprobado una hoja de ruta para tal pacto permanente, puede acabar siendo un choque entre dos minoristas que se quejan de las meteduras de pata y debilidades del otro, o un intento de coordinar una gran estrategia para la paz. Si los l¨ªderes optan por la primera posibilidad, y experiencias pasadas demuestran que es muy probable, Sharon evidentemente castigar¨¢ a Abu Mazen [Mahmud Abbas] por su falta de decisi¨®n a la hora de contener a los extremistas en su terreno. Le dir¨¢ que su incapacidad para controlar a la pl¨¦tora de milicias radicales de Gaza y Cisjordania, incluidas las de su propio partido, Al Fat¨¢, acabar¨¢n libanizando los territorios y har¨¢n pedazos la credibilidad de la Autoridad Palestina (AP) como socio para un acuerdo negociado. Sharon reiterar¨¢ su amenaza de que Israel no ayudar¨¢ a crear los servicios necesarios para las elecciones parlamentarias de enero mientras Ham¨¢s no haya quedado desarmada y disuelta como milicia.
Abu Mazen tiene sus propias quejas. Advertir¨¢ a su interlocutor que el final de la ocupaci¨®n de Gaza no ser¨¢ completo a menos que los palestinos tengan libertad para atravesar los pasos fronterizos y tambi¨¦n controlarlos, y probablemente pedir¨¢ que se conceda a los palestinos el derecho soberano de poseer un aeropuerto y un puerto en Gaza. Tambi¨¦n tendr¨¢ raz¨®n al quejarse de que a la retirada de Gaza le ha seguido una campa?a continua de Israel para la ampliaci¨®n de los asentamientos de Cisjordania. Sharon, dir¨¢ Mahmud Abbas, ha tomado al pie de la letra la carta de Bush con las l¨ªneas generales de un acuerdo final, es decir como una luz verde para el refuerzo de los bloques de asentamientos, cuyos contornos no se supon¨ªa que fueran a ser definidos unilateralmente por Israel. Tambi¨¦n es probable que Abu Mazen pida al primer ministro que le ayude a consolidar su liderazgo mediante "gestos" (liberaci¨®n de prisioneros, un paso seguro que una Gaza con Cisjordania, etc¨¦tera).
No es en absoluto mi intenci¨®n afirmar que una conversaci¨®n en esta l¨ªnea no es necesaria. Sin duda lo es. Las dificultades de Abu Mazen para consolidar una pol¨ªtica disciplinada y un sistema jer¨¢rquico de toma de decisiones en la AP, adem¨¢s del ca¨®tico comportamiento de las milicias, no inducen precisamente a un cambio de actitud en Israel para dejar la pol¨ªtica del unilateralismo y pasarse a la de la negociaci¨®n. En la actualidad, s¨®lo los cada vez m¨¢s reducidos m¨¢rgenes de la extrema izquierda siguen creyendo en las negociaciones. Se necesitar¨¢ un cambio m¨¢s profundo en la actuaci¨®n de la Autoridad Palestina para que los israel¨ªes la perciban como un socio fiable para la paz. Por supuesto, tambi¨¦n es cierto que la pol¨ªtica israel¨ª de hechos consumados no es exactamente decisiva para fortalecer la posici¨®n de Abu Mazen.
Pero ¨¦sta ha sido siempre la tragedia del proceso de paz. Un l¨ªder palestino, primero Arafat y ahora Abu Mazen, siempre necesita "incentivos" y "concesiones" del bando israel¨ª para poder reducir a los grupos terroristas y demostrar a su pueblo que el proceso de paz es una opci¨®n cre¨ªble. Pero el dirigente israel¨ª, ya sea Rabin, Barak o Sharon, siempre ha tenido una fachada pol¨ªtica de la que ocuparse, y los "incentivos" siempre han sido insuficientes para lo que necesitaba su socio palestino a fin de establecer su legitimidad como l¨ªder y conciliador. Las partes siempre se han visto atrapadas en vasos comunicantes que en realidad nunca han funcionado. La salida de este enredo aparentemente sin soluci¨®n reside en la capacidad de los mandatarios para acordar una gran estrategia para la paz. ?sta podr¨ªa ser la agenda id¨®nea para una reuni¨®n entre Sharon y Abbas. S¨®lo si se estableciera esa asociaci¨®n para la paz podr¨¢n llegar realmente a un acuerdo sobre los respectivos compromisos. Entonces, las "concesiones" y los "incentivos" formar¨ªan parte de un proceso integral, y no ser¨ªan s¨®lo un premio por buen comportamiento.
Pero esto es esperar demasiado. Las posibilidades de que ambos l¨ªderes elaboren semejante estrategia conjunta de paz son pr¨¢cticamente nulas. Ninguno de ellos cree de verdad en la Hoja de Ruta, y ambos tienen ideas diametralmente opuestas sobre sus disposiciones y su destino final. Para Sharon, la poco realista estipulaci¨®n de que la Autoridad Palestina debe desmantelar a las milicias terroristas y su infraestructura es la mejor garant¨ªa para que la Hoja de Ruta no vaya a ninguna parte. Para el primer ministro, la Hoja de Ruta es la mejor protecci¨®n imaginable ante la presi¨®n internacional y ante toda clase de extravagantes planes de paz o imposiciones externas. En cuanto a Abu Mazen, ¨¦ste no s¨®lo no se arriesgar¨¢ a una guerra civil con Ham¨¢s, sino que tambi¨¦n ha dejado claro en m¨¢s de una ocasi¨®n que el Estado palestino con fronteras "provisionales" que se ha concebido para la segunda fase de la Hoja de Ruta es una trampa en la que de ning¨²n modo caer¨¢. S¨®lo aceptar¨¢ un Estado "provisional" si se garantiza por anticipado un acuerdo final aceptable.
Pero si los l¨ªderes se aventuraran a un debate sobre la partida final, Sharon tendr¨ªa motivos para preguntarse si las condiciones de Abu Mazen para un acuerdo negociado permanecen inalteradas desde los d¨ªas en que Arafat rechaz¨® un pacto que inclu¨ªa la divisi¨®n de Jerusal¨¦n, la soberan¨ªa palestina sobre el Monte del Templo, una retirada israel¨ª del 97% de Cisjordania, una soluci¨®n pr¨¢ctica para el problema de los refugiados, y la concesi¨®n de un "paso seguro" que uniera a Gaza con Cisjordania. Debido a que no es una conjetura al azar el suponer que Abu Mazen responder¨¢ que Arafat hizo bien en rechazar los par¨¢metros de Clinton porque estaban muy por debajo de las exigencias m¨ªnimas de Palestina para la paz, tampoco deber¨ªa sorprenderse de que su interlocutor, la nueva personificaci¨®n del consenso nacional israel¨ª, afirme que las negociaciones en esas condiciones son una invitaci¨®n a un agujero negro que conduce a un suicidio nacional. Sharon preferir¨¢ entonces echar mano de la seguridad pol¨ªtica del unilateralismo. En esto no se ver¨¢ seriamente cuestionado por su principal socio en el Gobierno, Peres, que sigue afirmando que el equipo de Barak y Ben Ami fue demasiado lejos en sus concesiones a Arafat. Ser¨¢, inevitablemente, una reuni¨®n que tratar¨¢ sobre quejas, y gestos...
Shlomo Ben-Ami ha sido ministro laborista de Asuntos Exteriores de Israel y embajador en Espa?a. Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.