El caballero y la dama
Hace dos a?os, cuando ya llevaba ocho en el Juventus, Alessandro del Piero renov¨® su contrato por cinco m¨¢s. El futbolista ten¨ªa 28, viv¨ªa su mejor momento y obtuvo muy buenas condiciones econ¨®micas: 5,6 millones de euros por temporada m¨¢s 2,3 por sus derechos de imagen. Ale estaba tan contento que pag¨® una p¨¢gina de publicidad en La Gazzetta dello Sport para anunciar personalmente la noticia de su uni¨®n vitalicia con la Vieja Se?ora del calcio. El titular del anuncio era gracioso: "Un caballero no abandona nunca a una dama".
El caballero Del Piero debi¨® de pensar bastante en esa frase cuando, unos meses despu¨¦s, la dama en cuesti¨®n, convertida en una Rottenmeier con las facciones tremendas de Fabio Capello, empez¨® a darle le?a. La llegada de Capello supuso para la Juve un retorno a los principios b¨¢sicos de una sociedad metal¨²rgica -pertenece desde hace medio siglo a los Agnelli de la Fiat-, hosca y exigente. Del Piero era el futbolista mejor pagado, pero a Capello le pareci¨® irregular. Y era cierto. Entre el caballero y el reci¨¦n llegado Ibrahimovic la elecci¨®n resultaba clara. Y Del Piero, desorientado y fall¨®n, empez¨® a conocer de cerca el banquillo.
Capello sonri¨® en la banda e hizo otra muesca en su l¨¢tigo: tras dos a?os de tortura, Del Piero era al fin suyo
Capello fue un futbolista bastante malo desde el punto de vista t¨¦cnico. No era de los que acarician el bal¨®n, sino de los que lo pisan, lo retuercen y, si es necesario, lo muerden. Pero ten¨ªa una voluntad de hierro y una mente despierta que le permit¨ªa captar las claves de cada partido. La voluntad y el conocimiento del f¨²tbol, junto a un car¨¢cter de mil demonios y una ambici¨®n desmedida, le han permitido ser un entrenador de gran ¨¦xito.
Maneja la plantilla como un dictador y somete a cada futbolista a algo muy parecido a la tortura psicol¨®gica. Presiona, exige, amenaza, machaca y castiga hasta ser due?o de cuerpos y almas. Exprime a los jugadores hasta agotarles. A cambio, ofrece resultados. El d¨ªa que Capello abandona un club se oye en el vestuario un gran suspiro de alivio.
Lo curioso es que, con el tiempo, sus v¨ªctimas suelen echarle en falta. Totti, Cassano y dem¨¢s artistas del Roma brindaron cuando el tirano se larg¨® por sorpresa a Tur¨ªn. Un a?o despu¨¦s reconoc¨ªan que nadie les hab¨ªa comprendido como Capello. Cassano no levant¨® cabeza desde que se fue y hoy, peleado con los propietarios del Roma y con casi todo el mundo, apartado del equipo y de la selecci¨®n italiana, no sabe ya qu¨¦ hacer para que le fiche el Juventus y reencontrarse con Capello. Puede ser un s¨ªndrome masoquista al estilo de Portero de noche. Tambi¨¦n puede ser que Capello entienda como nadie las flaquezas de los jugadores creativos.
Alessandro del Piero vivi¨® desde el banquillo el t¨ªtulo de Liga del curso pasado y esta temporada -ya siete victorias consecutivas- empez¨® igual. El Juventus funcionaba muy bien sin ¨¦l. La exclusi¨®n, en su caso, resultaba especialmente dolorosa porque le alejaba de participar en el Mundial de 2006, el ¨²ltimo de su carrera. El seleccionador, Marcello Lipi, que dirigi¨® al equipo turin¨¦s en los d¨ªas de mayor gloria de Del Piero, dijo la semana pasada que quien no jugara todas las semanas no podr¨ªa ir a Alemania. Para Ale s¨®lo parec¨ªa quedar una salida: buscarse un nuevo equipo en enero, tal vez en Inglaterra, y hacer valer ah¨ª sus credenciales.
Hab¨ªa otra opci¨®n, casi imposible: reconquistar a la Vieja Se?ora. El s¨¢bado, Capello dio descanso a Trezeguet y sac¨® al campo a Del Piero. El Juventus jug¨® muy mal, pero Del Piero jug¨® muy bien e hizo algo extraordinario: rob¨® el bal¨®n en el centro del campo, dribl¨® a un par de contrarios, se meti¨® en el ¨¢rea y marc¨®.
Capello sonri¨® en la banda e hizo otra muesca en su l¨¢tigo: tras dos a?os de tortura, Del Piero era al fin suyo.
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