El museo ¨ªntimo de Maillol
Al descender por el jard¨ªn de entrada al Museo Maillol, en las afueras de Banyuls, el visitante descubre entre pinos un bronce de La Mediterr¨¤nia, la m¨¢s c¨¦lebre de las figuras femeninas creadas por el escultor que relev¨® a Auguste Rodin en Francia e inspir¨® el noucentisme en Catalu?a. Se recog¨ªa en invierno en su pueblo natal, cambiando el fr¨ªo y los salones de Par¨ªs por el clima templado y la quietud de este rinc¨®n mar¨ªtimo final de los Pirineos. Pueblo de vi?adores y pescadores, que tard¨® en reconocer la celebridad de ese hombre que no trabajaba como los dem¨¢s.
Maillol hac¨ªa a pie los cuatro kil¨®metros de camino entre vi?as hacia esta antigua masoveria, hasta que le lleg¨® la muerte a los 83 a?os, tras un accidente de autom¨®vil, cuando iba a visitar a su amigo pintor Raoul Dufy. La figura de bronce que representa a la mujer sentada indica la sepultura del artista. Aqu¨ª fueron trasladados sus restos en 1961, tras un solemne funeral en que recibi¨® honores nacionales. S¨®lo 10 personas hab¨ªan asistido a su entierro en el cementerio local, en 1944. "Francia estaba entonces para otras cosas", se?ala el recepcionista, un joven parisiense que se excusa por no hablar catal¨¢n.
En Banyuls, donde naci¨® Aristide Maillol, un museo re¨²ne las piezas y los documentos m¨¢s significativos del escultor
No tuvo m¨¢s remedio que aprenderlo, para poder ser aceptada a comprar el pan, una joven modelo llegada a Banyuls en 1940. Su nombre, Dina Verney, figura hoy en la plaza que hay detr¨¢s del Hotel de Ville, con el monumento de Maillol a los muertos de la I Guerra Mundial. A ella se debe el impulso para la creaci¨®n del museo en la antigua masoveria que el hijo del artista hab¨ªa donado al Ayuntamiento. Un dibujo de su joven figura contempla al visitante desde la pared de la escalera que sube a la segunda planta. Una colecci¨®n de peque?as esculturas en cer¨¢mica, algunos bronces de tama?o natural, pinturas, dibujos y fotograf¨ªas forman el modesto contenido de este museo, inaugurado en 1996, a la manera de una capilla, frente a la catedral inaugurada un a?o antes en Par¨ªs. Es decir, el Museo Maillol, que en el n¨²mero 59-61 de la Rue de la Grenelle re¨²ne las piezas y los documentos m¨¢s significativos de su obra.
Maillol lleg¨® tarde a la escultura, camino de los 40 a?os, tras haber llegado a los 20 a Par¨ªs, donde vivi¨® muy pobremente. Amigo de Gauguin y de Matisse, no dej¨® nunca de dibujar. A partir de los dibujos de su esposa y otras modelos concibi¨® esa galer¨ªa sensible de mujeres mediterr¨¢neas, en cuyos cuerpos simboliz¨® ideas como La armon¨ªa, El deseo, El aire, La acci¨®n encadenada, La pensadora y tantas otras. Su clasicismo c¨¢lido y revolucionario de hace un siglo no fue f¨¢cilmente aceptado. Aix-en-Provence rechaz¨® su monumento a C¨¦zanne y el cura de Puget-Th¨¦nier se neg¨® a decir misa mientras no fuera retirado el que dedic¨® al socialista Auguste Blanqui por encargo de Clemenceau.
Ten¨ªa 73 a?os cuando conoci¨® a Dina Vierny, de 15, cuyo padre trataba con escritores y artistas. Maillol y su esposa la invitaron a Banyuls y la llevaron a Barcelona, aunque pos¨® para ¨¦l sobre todo en la casa parisiense de Marly-le-Roy. Fue su modelo durante 10 a?os y a su muerte adopt¨® la tarea de mantener y promover su legado.
Desde la autopista, se ve f¨¢cilmente el Coll de Banyuls a media distancia entre los pasos fronterizos de La Jonquera y de Portbou, oculto ¨¦ste tras la sierra de Roda y el cabo de Creus. La monta?a coronada por una torre indica donde est¨¢ el pueblo, el segundo de la costa francesa, despu¨¦s de Cervera de la Marenda. Se puede seguir hasta Perpi?¨¢n y volver atr¨¢s por Colliure y Port Vendres. O se puede dejar la autopista y subir por la carretera de Llan?¨¤ y Portbou, serpenteando la ¨²ltima pared del Pirineo sobre el mar. En Banyuls, Elna, C¨¦ret y Perpi?¨¢n pueden verse esculturas de Maillol.
Tambi¨¦n se puede ir por una ruta menos conocida, que permite acercarse mejor a la intimidad del artista, atravesando el parque natural de la Albera. Desde Espolla, una pista asfaltada lleva casi hasta la frontera francesa. Otra pista sin asfaltar llega desde Rab¨®s, por el monasterio rom¨¢nico de Sant Quirze de Colera. Desde el Coll de Banyuls se ve relucir el mar al fondo del valle y una pista sinuosa baja hacia la l¨ªnea umbrosa de un torrente a cuyos lados crecen las terrazas a punto de vendimia.
Las cavas del Domaine Berta Maillol, descendientes de la hermana del escultor, indican la proximidad del angosto valle de la Roma, protegido por decisi¨®n municipal, que el escultor am¨® como el paisaje m¨¢s bello del mundo. En la planta baja del peque?o museo, se han reproducido los dos ambientes de la vida del artista: la mesa mundana de su casa de Par¨ªs, con los cubiertos a punto para recibir a amigos y artistas, y la cocina de baldosas verdes de la masoveria donde cocinaba para sus invitados lo que la monta?a le ofrec¨ªa.
Ar¨ªstides Maillol ten¨ªa 78 a?os al empezar la II Guerra Mundial, cuyo final no lleg¨® a ver. Se ha escrito sobre su actitud con el r¨¦gimen colaboracionista de P¨¦tain, pero Dina Vierny ha explicado que el escultor acept¨® esconder all¨ª a artistas fugitivos de los nazis, que la joven modelo ayud¨® a cruzar la frontera por un camino que ¨¦l le mostrara.
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