Las tres vidas de una vaca

Una vaca con tres vidas ha puesto en entredicho el sistema inform¨¢tico de control de ganado vacuno (Simogan) que el Ministerio de Agricultura puso en marcha en 2000, de acuerdo con las directrices de la UE, para controlar la encefalopat¨ªa espongiforme bovina (EEB, el llamado mal de las vacas locas). El 12 de julio los servicios oficiales de recogida de animales se llevaron el cad¨¢ver de una vaca en "muy mal estado" de la granja de Mar¨ªa Ar¨¢nzazu Z¨²?iga en Santa Cruz de Campezo (?lava). En el Simogan (Sistema de Identificaci¨®n y Movimientos de Ganado), esa vaca figuraba muerta desde 2003. A los 15 d¨ªas de su segunda y verdadera muerte, en 2005, el animal en cuesti¨®n dio positivo de EEB.

El sistema de vigilancia se mont¨® como garant¨ªa del control de los animales enfermos

Cuando se descubri¨® el caso, las autoridades lo atribuyeron a un error inform¨¢tico

La discrepancia en s¨ª podr¨ªa parecer no tener importancia, pero los registros inform¨¢ticos son clave para garantizar el control del mal de las vacas locas. El objetivo es conocer el origen de los animales y poder seguir el rastro de su vida -la llamada trazabilidad- y, as¨ª, poder actuar sobre su descendencia y los animales que han nacido el mismo a?o y en la misma explotaci¨®n. Con ello se pretende vigilar los animales que, como han tenido la misma alimentaci¨®n, han podido ingerir priones, el agente que causa la enfermedad. El caso de la vaca loca alavesa, que ha tenido una vida bastante complicada y seguir su rastro no resulta f¨¢cil, muestra que el sistema es vulnerable.

Su primera muerte oficial se produjo en Eskoriatza (Guip¨²zcoa) en marzo de 2003. Como el animal no apareci¨® a la hora de realizar la obligatoria campa?a sanitaria y, tras consultarlo con el ganadero, se le dio por muerto; una pr¨¢ctica habitual. Tanto en el registro inform¨¢tico guipuzcoano como en el Simogan, que se nutre de los datos que aportan las comunidades aut¨®nomas, qued¨® reflejada la muerte. Sin embargo, todo este tiempo la res aparec¨ªa viva en el registro alav¨¦s sin que nadie reparase en la contradicci¨®n.

Una resurrecci¨®n y dos muertes no han sido suficientes. El pasado agosto la vaca loca, que respond¨ªa al n¨²mero de identificaci¨®n ES041530075803, resucit¨® en los ordenadores del Simogan y apareci¨® viva (siempre desde el punto de vista inform¨¢tico) en la explotaci¨®n de Tom¨¢s Bengoa, un ganadero de Olaeta (?lava), el hombre que en teor¨ªa la llev¨® a ?lava desde Guip¨²zcoa.

Las discrepancias se conocieron el 16 de septiembre, cuando las public¨® EL PA?S en su edici¨®n del Pa¨ªs Vasco. A partir de ese d¨ªa las administraciones vascas se esforzaron en reconstruir la historia de la res y llegaron a una conclusi¨®n: todo era debido a "un fallo inform¨¢tico". Lo correcto hubiera sido hablar de "un fallo de usuario", como reconoce Julio Guinea, director gerente de IKT, la empresa p¨²blica que vuelca los datos de la ganader¨ªa vasca en el Simogan. Los datos de Euskadi que aparecen en este registro proceden de las diputaciones forales que son las que tienen la competencia.

La teor¨ªa del error inform¨¢tico la acordaron en una reuni¨®n en Vitoria el diputado de Agricultura de ?lava, Eloy L¨®pez de Foronda, del PP, y el consejero de Agricultura del Gobierno vasco, Gonzalo S¨¢enz de Samaniego, del PNV. El entonces jefe de Ganader¨ªa de ?lava, Florencio Beltr¨¢n de Heredia, que fue destituido el pasado mi¨¦rcoles a ra¨ªz de este caso, la plasm¨® en un informe gracias a aportaciones de su hom¨®logo guipuzcoano, Carlos Boix. Mientras todo esto se acordaba, la vaca volvi¨® a morir en los ordenadores del Simogan el 19 de septiembre, pero no en casa de su ¨²ltima propietaria sino en la de Bengoa. A d¨ªa de hoy ya figura muerta en la explotaci¨®n de Z¨²?iga.

De acuerdo con la historia oficial, la vaca fue de Bergara a Eskoriatza en 1997, y tres a?os m¨¢s tarde entr¨® en ?lava de la mano de Bengoa, que la llev¨® a la explotaci¨®n de Z¨²?iga, donde en teor¨ªa vivi¨®, aunque no pas¨® durante sus ¨²ltimos cuatro a?os de vida la obligatoria campa?a sanitaria. Las diputaciones forales cuentan con copias de las gu¨ªas sanitarias que certifican el traslado de la res de Guip¨²zcoa a ?lava. Sin embargo, tres d¨ªas antes de hacerlas p¨²blicas, Boix asegur¨® a este diario que no ten¨ªan ninguna documentaci¨®n del animal y que probablemente se hizo la venta y el ganadero no lo comunic¨®, "seguramente porque era muy mayor".

L¨®pez de Foronda asegura que desde ?lava se mandaron datos de la vaca al Simogan a trav¨¦s de IKT desde el primer a?o. Ninguno lleg¨® a su destino. El Simogan no permite registrar datos contradictorios. Guinea asegura que cada vez que IKT recibe datos imposibles de registrar se lo comunica a la diputaci¨®n que los ha enviado. ?Por qu¨¦ ?lava ha mandando datos durante cinco a?os que no se pod¨ªan inscribir? No hay respuesta institucional.

La historia oficial de la vaca loca en ?lava tiene m¨¢s agujeros. En el Pa¨ªs Vasco existe la obligaci¨®n desde 1984 de tener identificadas todas las reses. Sin embargo, el n¨²mero de la madre se lo invent¨® el propio Beltr¨¢n de Heredia, quien asegur¨® a este diario que es una pr¨¢ctica habitual. Adem¨¢s hay un cambio de estado del animal en el Simogan, que puede ser una venta o un nuevo documento de identificaci¨®n bovino, sin justificar.

La pregunta final es: ?c¨®mo ha sido posible este barullo? Y la respuesta pasa por Jos¨¦ Fernando Quintana, el compa?ero sentimental de Z¨²?iga, ex juntero foral del PNV, gerente y veterinario de la cooperativa Abeltzain, que tiene delegada en ?lava por contrato y pr¨¢cticamente en exclusiva la identificaci¨®n y la sanidad animal. Las cinco explotaciones ganaderas de la familia Quintana tienen irregularidades que van desde no pasar la obligatoria campa?a sanitaria hasta tener los animales mal identificados; un lujo que el Servicio de Ganader¨ªa de ?lava no permite a la mayor¨ªa de los ganaderos. La familia Quintana no ha querido hacer ninguna declaraci¨®n.

El padre de Quintana, Eduardo, fue condenado por dos delitos (estafa y falsificaci¨®n de documento p¨²blico) el pasado mayo. En el procedimiento estaban acusados el padre, el hijo, Z¨²?iga y otro familiar. La sentencia se dict¨® por conformidad (acuerdo de las partes), conden¨® a Eduardo Quintana y sobresey¨® provisionalmente un delito contra la salud p¨²blica.

En los hechos probados figura que 29 animales de distintas explotaciones de este grupo familiar fueron al matadero tras haber muerto y haberse cobrado por ellos el seguro. De ninguna de estas reses, que suplantaron a las muertas y llegaron al consumidor final, se conoce su edad, origen y condici¨®n sanitaria. Dos de estos animales por lo menos se vendieron con la etiqueta de "label vasco de calidad", que garantiza la trazabilidad desde la cuna hasta la carnicer¨ªa, en gran parte gracias a los datos del Simogan. Las irregularidades y la falta de control de estas explotaciones por parte del servicio alav¨¦s de ganader¨ªa causaron el mi¨¦rcoles la destituci¨®n de Beltr¨¢n de Heredia. La Diputaci¨®n de ?lava mantiene abierta una investigaci¨®n interna.