La tristeza tiene forma de canci¨®n
El cantautor valenciano Siwel, que act¨²a esta noche en el Greenspace, publica su segundo 'elep¨¦'
Siwel, alias art¨ªstico del valenciano Luis Merino, acaba de cumplir 22 a?os. Ama desde bien peque?o la m¨²sica y, aunque son muchas las canciones que lleva ya escritas, jam¨¢s se hab¨ªa planteado cruzar esa l¨ªnea que separa el mero entretenimiento de la profesionalizaci¨®n. A¨²n hoy, reci¨¦n publicado su segundo elep¨¦ (Unforgettable moments of forgettable times), le cuesta reconocerse en su papel de artista y, de hecho, consciente de lo dif¨ªcil que es "vivir de esto", anda ahora cursando estudios de Sonido para, si las cosas se tuercen, poder seguir de un modo u otro vinculado laboralmente al mundo de la m¨²sica. Es, precisamente, esta prudencia con la que se enfrenta a lo que para otros es s¨®lo frivolidad y glamour lo que le ha permitido mantenerse con los pies en el suelo y asomarse con suma discreci¨®n e, incluso, cierta distancia a las excelentes cr¨ªticas y halagos que recibi¨® su primer ¨¢lbum, Siwel. "Es fant¨¢stico leer una buena cr¨ªtica, pero no permito que se me suba a la cabeza", dice. Y eso que, a juzgar por el modo y la rapidez con la que ha arrancado su carrera, tampoco hubiera sido extra?o que ocurriera. "Entr¨¦, sin ninguna pretensi¨®n, en los estudios Tabalet para registrar unas canciones, una simple maqueta para pas¨¢rsela a mis amigos y, como mucho, hacerla circular por alguna discogr¨¢fica. El responsable de Zebra Records [sello ligado al mencionado estudio valenciano] escuch¨® lo que grababa, le gust¨® y a los pocos d¨ªas ya est¨¢bamos hablando de firmar un contrato por tres discos", recuerda Siwel. El joven cantante y guitarrista, que act¨²a hoy en el Greenspace organizado por Heineken en Valencia, se despidi¨® de 2004 colando su deb¨² en las listas de los mejores ¨¢lbumes del a?o de algunas de las m¨¢s respetadas publicaciones especializadas.
Unforgettable moments of forgettable times, por su parte, no parece haber arrancado su trayecto con mal pie. Por la espinosa senda de la independencia, eso s¨ª. Dif¨ªcil ser¨¢, por tanto, que preciosas piezas como Mayuri, Do you still think there's nothing I can lose? o Lullaby se escuchen en las radiof¨®rmulas convencionales, aunque, de momento, la ¨²ltima ha sido incluida en la banda sonora de Melissa P, pel¨ªcula del director Luca Guadagnino basada en el best seller Los cien golpes y estrenada en la pasada edici¨®n del Festival de Venecia. Adem¨¢s, Siwel se ha asegurado un hueco en el cartel de conciertos del Heineken Greenspace de Valencia. All¨ª aprovechar¨¢ para estrenar en directo el d¨ªa 24 de octubre su segundo elep¨¦. Un trabajo que no rompe moldes con respecto a su predecesor, pero s¨ª acicalado con arreglos de cuerda o piano m¨¢s detallistas y cierto arrebato guitarrero que permiten vislumbrar nuevos horizontes en su discurso. "Estoy investigando constantemente. Ahora, por ejemplo, estoy jugando bastante con afinaciones alternativas de la guitarra", se?ala. "A cada canci¨®n procuro darle lo que pide. Unas requieren guitarra, bajo y bater¨ªa, o cualquier otro acompa?amiento instrumental, mientras que otras necesitan sonar m¨¢s ac¨²sticas, m¨¢s desnudas", a?ade.
De lo que, probablemente, tardar¨¢ a¨²n en desembarazarse es de las comparaciones con el fallecido cantautor estadounidense Elliott Smith; una referencia ineludible al examinar su m¨²sica, pero que, tal vez, empieza ya a pesar demasiado. "No me molesta que se le cite como influencia, pero no entiendo que se diga que soy el Ellioth Smith espa?ol porque es obvio que no lo soy", comenta. Iron & Wine, Bob Dylan, Nick Drake y Tim Buckley son otros de los nombres que podr¨ªan dar pistas sobre las preferencias musicales de Siwel, y que, como sus canciones, apuntan hacia cierto folk intimista, autobiogr¨¢fico y trist¨®n. "Cuando estoy alegre me apetece divertirme, no ponerme a componer. Las cosas malas, en cambio, me sirven de inspiraci¨®n. Sobre todo cuando se refieren a asuntos sentimentales. La m¨²sica es como una v¨¢lvula de escape en esos momentos de dolor", concluye.
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