Amar, una forma de ser radical
El presente libro viene de antiguo. Tiene algo de libro aplazado que, por fin, ve la luz. Puede verla porque el autor, profesor de filosof¨ªa en la Universidad de Barcelona, ha ido dibujando las condiciones de posibilidad te¨®ricas que hacen el texto plenamente inteligible, rotundo en su sentido. Amar y pensar cierra una trilog¨ªa iniciada con Entre el ser y el pensar. Una apuesta por el querer vivir y seguida por El infinito y la nada. El querer vivir como desaf¨ªo. Se observar¨¢ que ambos subt¨ªtulos contienen la expresi¨®n "querer vivir". Lo propio ocurre con este tercero, que declina la misma en t¨¦rminos de El odio de querer vivir.
"Querer vivir" no es s¨®lo una expresi¨®n afortunada, una formulaci¨®n sugerente. Es un concepto, esto es, un instrumento categorial que medie, module y finalmente d¨¦ salida en el terreno del pensamiento a ese viejo conflicto que atraviesa buena parte de la filosof¨ªa occidental entre el ser y el poder. No es poco aquello a lo que se aspira. Una determinaci¨®n, por tanto, se hace necesario introducir para empezar a caracterizar el pensamiento del autor: la ambici¨®n.
AMAR Y PENSAR. EL ODIO DE QUERER VIVIR
Santiago L¨®pez Petit
Bellaterra. Barcelona, 2005
126 p¨¢ginas. 10 euros
Pero esa gen¨¦rica ambici¨®n muta en audacia cuando se propone desarrollar el tramo final del anunciado proyecto a trav¨¦s de las nociones de amar y de pensar, consideradas aqu¨ª como los dos elementos movilizadores del querer vivir, sus dos genuinos combustibles. El reverso de la ambici¨®n es, claro est¨¢, el riesgo. Un riesgo que Santiago L¨®pez Petit conoce y asume. Sabe de lo que habla o quiz¨¢ fuera m¨¢s preciso afirmar que habla con conocimiento de causa. Porque desde la primera l¨ªnea deja claro que est¨¢ escribiendo acerca de la propia experiencia. Que no es una experiencia cualquiera, conviene subrayarlo. Aquello que le pasa al autor, y que pugna por comunicar a un lector crecientemente entregado conforme se adentra en sus p¨¢ginas, no le sucede en la superficie y, por tanto, no puede apelar a una intersubjetividad f¨¢cil, obvia, evidente. Amar es, junto con pensar, el gesto antepol¨ªtico y radical por excelencia. Quiz¨¢ de ah¨ª derive la dificultad de socializarlo por medio de un lenguaje convencional, discursivo, argumentativo. Y quiz¨¢ sea esto lo que se encuentra en el origen de la opci¨®n estil¨ªstica asumida por L¨®pez Petit a medio camino entre el ensayo, el aforismo, sin descuidar calas historiogr¨¢ficas.
?Qu¨¦ consecuencias tiene
la opci¨®n por este tipo de escritura? Sin duda, una escritura as¨ª requiere la complicidad del lector. Alguien podr¨ªa objetar que en un determinado sentido el autor escribe para la comunidad de los amantes. ?C¨®mo, sino desde la complicidad, comprender la sentencia "amar es una salida victoriosa afuera"? ?Podr¨ªa captar el significado de "ante el amor, qu¨¦ es el universo" quien no hubiera pasado por la experiencia amorosa? Probablemente no pero, bien mirado, tal vez ¨¦stos sean buenos argumentos para compadecer al lector que sufriera tales limitaciones, m¨¢s que para censurar el libro. ?O es que nos atrever¨ªamos a utilizar este mismo tenor de argumentos para criticar la m¨¢s sublime poes¨ªa amorosa? Ahora bien, hay una afirmaci¨®n de este texto con la que resulta sumamente dif¨ªcil estar de acuerdo. La sensaci¨®n que queda al terminar su lectura no es la de que, como sostiene el autor en el pr¨®logo, "ya no tengo nada m¨¢s que decir". M¨¢s bien al contrario, lo que uno musita, apesadumbrado es: "Vaya, hombre, pues mira que es mala pata: con lo que nos estaba haciendo pensar".
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