El fantasma del antiarte
Las primeras vanguardias, tales como el fauvismo, el expresionismo o el cubismo, a pesar de sus revolucionarias propuestas, no lograron superar las convencionales categor¨ªas con que la Academia divide y clasifica las artes: pintura, poes¨ªa o escultura. Aquellos artistas vanguardistas de principios de siglo no s¨®lo siguieron pintando cuadros y tallando esculturas sino que continuaron aferrados a la idea de estilo que caracteriz¨® a sus respectivos movimientos. Huyendo de los horrores de la guerra, un grupo de poetas y artistas vanguardistas se refugiaron en Z¨²rich constatando que la racionalidad del pensamiento y el refinamiento de las artes no hab¨ªan servido para frenar la masacre de la contienda, consecuentemente intentaron un arte irracional y provocador. Surge as¨ª en 1916 el dada¨ªsmo, un movimiento art¨ªstico que reniega de la pintura de caballete, de la poes¨ªa discursiva y de la estatuaria representativa para generar unas obras h¨ªbridas, en las que lo cotidiano y lo fant¨¢stico se dan la mano al mezclar objetos, palabras, colores, sonidos, vol¨²menes y movimientos en una misma obra, sin atender a reglas. Pero, a¨²n llegaron m¨¢s all¨¢, puesto que sus actos y creaciones fueron calificados por ellos mismos de antiarte y, siguiendo esa l¨®gica, algunos renunciaron al concepto de autor¨ªa sobre el que se apoyaba la visi¨®n rom¨¢ntica del arte.
Sus actos y creaciones fueron calificados por ellos mismos de antiarte y algunos incluso renunciaron al concepto de autor¨ªa
Los ready made de Marcel Duchamp, los poemas optofon¨¦ticos de Raoul Hausmann, los "merz" clavados de Kurt Schwitters, los collages de Max Ernst, las pel¨ªculas r¨ªtmicas de Hans Richter, los relieves biomorfos de Jean Arp, los mecanismos de Francis Picabia, las proclamas pol¨ªticas de Johannes Baader, las "rayograf¨ªas" de Man Ray, la m¨²sica para amueblar de Eric Satie, las denuncias antimilitaristas de George Grosz y los fotomontajes de Hannah H?ch son todav¨ªa fuentes, inagotables e inagotadas, de sugerencias para la creaci¨®n.
La enorme variedad de fen¨®menos art¨ªsticos que originaron las vanguardias entre 1905 y 1924, a?o en que los grupos dada¨ªstas se disolvieron, ha sido el caldo de cultivo de todas y cada una de las tendencias y los comportamientos art¨ªsticos del siglo XX. Es m¨¢s, dado el enorme potencial creativo que poseyeron, al aplicarse sobre ellas los nuevos medios y tecnolog¨ªas surgidos en la posmodernidad, a¨²n pueden dar p¨¢bulo a nuevas corrientes y actitudes.
La exposici¨®n Dada, que ahora se presenta en el Centro Pompidou, ha reunido la casi totalidad de lo que se puede encontrar en el mundo sobre este fen¨®meno, despleg¨¢ndolo en un impecable montaje como un abanico que deja at¨®nito, por su exhaustividad, al visitante m¨¢s exigente. Recorriendo estas salas se puede apreciar c¨®mo las propuestas dada¨ªstas no s¨®lo han convergido en el surrealismo, sino que han influido en el irracional dripping de Jackson Pollock, en la aleatoriedad sonora o el silencio de John Cage, en los objetos pop de Claes Oldenburg y en las apropiaciones de Jeff Koons, en la t¨¦cnica de amontonamiento de Robert Rauschenberg y de Arman, en los happenigs del grupo Fluxus y en las "derivas" de la Internacional Situacionista, as¨ª como en la poes¨ªa fon¨¦tica de Erns Jandel, que constituyen algunas muestras de la enorme herencia art¨ªstica que el dada¨ªsmo ha dejado. En realidad, a pesar de que, como dijo Joseph Beuys, "el silencio de Marcel Duchamp est¨¢ sobrevalorado", de la influencia del dada¨ªsmo no se puede librar hoy ning¨²n artista.
La coincidencia en Par¨ªs de la inauguraci¨®n de la gran exposici¨®n Dada con la celebraci¨®n de la Feria Internacional de Arte Contempor¨¢neo (FIAC) permiti¨® establecer paralelismos entre aquel fen¨®meno y la situaci¨®n del arte actual. Mientras que entonces el humor, la parodia, la irracionalidad y el absurdo sirvieron como armas contra una situaci¨®n desgarradora, hoy esas herramientas, descargadas de su sentido cr¨ªtico, son utilizadas por los artistas como meros recursos compositivos, haciendo que las obras se conviertan en banalidades. Frente a la provocaci¨®n y la sorpresa que a¨²n transmiten las creaciones dada¨ªstas, muchas de las obras de arte actuales mostradas en la feria generan una sensaci¨®n de hast¨ªo, de dej¨¤ vu, que conduce a la indiferencia. Los antiguos recursos impertinentes de que se sirvi¨® el dada¨ªsmo se han convertido en manos de algunos artistas actuales en meros elementos "decorativos" que, sin embargo, generan ping¨¹es beneficios econ¨®micos.
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