Bloomberg resucita Nueva York
Michael Bloomberg tiene una forma particular de hacer pol¨ªtica. Gestiona la Gran Manzana como si se tratara de una empresa. Hasta tal punto, que el magnate neoyorquino fue el primer pol¨ªtico en EE UU en invertir su fortuna personal en su campa?a a la alcald¨ªa de Nueva York. Se calcula que al final de esta campa?a, que culmina en los comicios del 8 de noviembre, movilizar¨¢ 100 millones de d¨®lares de su bolsillo, lo que le confiere una importante ventaja frente a su rival dem¨®crata, Fernando Ferrer.
Bloomberg, de 63 a?os de edad, divorciado y con dos hijos, asumi¨® la administraci¨®n de la compleja metr¨®polis con los neoyorquinos atemorizados por el brutal golpe del terrorismo y bajo la sombra de su antecesor Rudolph Giuliani, convertido tras los ataques suicidas del 11-S en el s¨ªmbolo de la superaci¨®n. El reto no era f¨¢cil, si se tiene en cuenta estos precedentes. Pero la gesti¨®n de Bloomberg se valora como positiva para una ciudad eminentemente liberal, que le considera un l¨ªder efectivo y generoso.
Ha atra¨ªdo inversiones, ha impulsado el desarrollo de la zona m¨¢s afectada por el 11-S y ha luchado por la mejora de colegios y hospitales
En una ciudad en la que reinan los extremos y la complejidad, el magnate intenta comportarse como un ciudadano m¨¢s cogiendo el metro para ir al trabajo
El alcalde ha estado firmemente comprometido con el desarrollo econ¨®mico de la zona baja de Manhattan, la m¨¢s afectada por la destrucci¨®n tras el 11-S, atrayendo nuevas inversiones, como la futura construcci¨®n de la sede corporativa global de Goldman Sachs en el World Trade Center. Adem¨¢s, bajo su primera legislatura se puso en marcha, entre otros programas, un n¨²mero de asistencia al ciudadano (311) en el que los neoyorquinos pueden presentar quejas por la acumulaci¨®n de basura, el ruido o por problemas relacionados con los edificios. El servicio empez¨® a funcionar en marzo de 2003 y opera en 170 idiomas.
En el ¨¢mbito de la seguridad, su presi¨®n ha sido constante para que desde Washington se destinen m¨¢s fondos federales a la protecci¨®n de su gigantesca red de transporte. Y en paralelo, ha mostrado gran devoci¨®n por la mejora de los colegios y hospitales, y en la atenci¨®n a los ni?os pobres. Por eso no extra?a que las encuestas concedan al republicano una ventaja abrumadora (61%) frente a su rival (30%). Y todo a pesar de la furia de los fumadores, de las quejas de los sindicatos por los recortes en el presupuesto, de los incrementos de impuestos en la vivienda y de que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez mayor. Muchos vecinos consideran que est¨¢ convirtiendo Manhattan en un gran centro comercial.
Pero su tir¨®n ha convencido incluso a miembros influyentes del Partido Dem¨®crata, como Steven Rattner, que este verano pidi¨® a importantes donantes que dirigieran su apoyo al magnate. La antigua estrella de la NBA, Magic Johnson, es el ¨²ltimo en sumarse a la lista, junto a la asociaci¨®n de funcionarios de prisiones o influyentes pastores afroamericanos en Harlem, pasando por el New York City Central Labor Council -organizaci¨®n paraguas de 400 sindicatos. El diario The New York Times cambi¨® repentinamente de opini¨®n el pasado domingo, a dos semanas del voto, y mostraba su apoyo al alcalde.
"Bloomberg no es tan excitante o entretenido como Edward Koch o Rudolph Giuliani, pero ha sido mejor llevando la ciudad. Si mantiene el actual registro de logros durante los pr¨®ximos cuatro a?os, seguramente ser¨¢ recordado como uno de los grandes alcaldes en la historia de Nueva York", remacha el Times. La revista Forbes le considera como un pol¨ªtico creativo, capaz de utilizar las fuerzas del mercado para contener la masa.
Distancia con Bush
Mike Bloomberg no se considera un verdadero dem¨®crata y siempre ha mantenido una cierta distancia con la pol¨ªtica de George Bush. El magnate proviene de una familia de clase media de Medford, Massachusetts. Para financiar sus estudios universitarios en la Johns Hopkins trabaj¨® como aparca coches y pidi¨® algunos pr¨¦stamos. Tras graduarse, se hizo con un master en administraci¨®n por la Universidad de Harvard. Su primer contacto con Wall Street se remonta al verano de 1966, cuando trabaj¨® para la firma Salomon Brothers, donde dio rienda suelta a su fascinaci¨®n por la tecnolog¨ªa y la informaci¨®n.
En 1981 decidi¨® crear su propia empresa y ah¨ª naci¨® su imperio, valora en m¨¢s de 5.000 millones, lo que le coloca en el puesto 94 de los hombres m¨¢s ricos del planeta y entre las 40 mayores fortunas de EE UU. Bloomberg LP es un negocio en el sector medi¨¢tico y financiero que emplea a m¨¢s de 8.000 personas.
Su nombre aparece en una veintena de instituciones, como el Lincoln Center, el museo Metropolitan o en el fondo de ayuda a las viudas e hijos de polic¨ªas y bomberos muertos en acto de servicio. Y destina los ingresos de su reciente biograf¨ªa Bloomberg by Bloomberg al comit¨¦ para la protecci¨®n de los profesionales del periodismo. Por todo esto, a Michael Bloomberg no se le puede considerar un pol¨ªtico convencional. Y en una ciudad en la que reinan los extremos y la complejidad, el magnate -uno de los s¨ªmbolos de la riqueza que domina el coraz¨®n de la metr¨®polis- intenta comportarse como un ciudadano m¨¢s, cogiendo el metro para ir al trabajo desde su casa en el Upper East Side.
Es esta mezcla de pol¨ªtica y empresa lo que irrita a sus rivales del ala dem¨®crata. Su riqueza, puesta al servicio de la ciudad, impregna sus decisiones pol¨ªticas como alcalde, desde los planes de gesti¨®n del gobierno de la ciudad, hasta la fallida candidatura a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012, pasando por una larga lista de ostentosas donaciones privadas. El farolillo rojo del Times se activa cuando analiza la financiaci¨®n de su campa?a y recuerda que ya utiliz¨® 75 millones de su bolsillo en los anteriores comicios, bajo la excusa de que necesitaba introducir sus ideas en una ciudad dominada por los dem¨®cratas. Esta vez, el desconocido es Ferrer, que tiene m¨¢s dif¨ªcil que se eschuche su voz.
Los ¨²ltimos cartuchos de Fernando Ferrer
FERNANDO FERRER, dem¨®crata de origen puertorrique?o, aparece como un candidato d¨¦bil ante la maquinaria de Bloomberg. Criado en el humilde barrio del Bronx, al norte de Manhattan, Freddy, a sus 55 a?os, est¨¢ considerado como una de las personas m¨¢s influyentes en la creciente poblaci¨®n hispana en EE UU. Si Ferrer lograra arrebatarle la alcald¨ªa a Bloomberg, no s¨®lo acabar¨¢ con 12 a?os de gesti¨®n republicana en la ciudad, si no que convertir¨¢ Nueva York en la segunda gran ciudad gobernada por un dem¨®crata hispano. Sus logros como presidente del condado del Bronx y su origen humilde son sus principales tarjetas de presentaci¨®n. The New York Times considera "cre¨ªble" su candidatura, pero recuerda que ning¨²n alcalde antes hab¨ªa mostrado tanta devoci¨®n como Bloomberg por la mejora de los colegios y hospitales, y en la atenci¨®n a los ni?os pobres. En un intento por restarle apoyo popular a su rival, Ferrer busca despertar la susceptibilidad de los neoyorquinos hacia el presidente Bush, creando un lazo directo con Bloomberg. Su oponente ve el "asalto" del hispano como una reacci¨®n "desesperada". Bloomberg siempre intent¨® distanciarse de la pol¨ªtica de Washington, como su oposici¨®n al nombramiento de John Roberts a la presidencia del Supremo o sus cr¨ªticas hacia la gesti¨®n de la cat¨¢strofe del Katrina. Los estrategas de Ferrer esperan ahora que los ¨²ltimos dos debates televisivos sirvan para cambiar la percepci¨®n a su favor.
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