Un modelo
Los directores musicales de los teatros de ¨®pera suelen decir que las orquestas que sirven en su foso tienen que salir de ¨¦l para crecer -no olvidemos que el hilo conductor de lo que pasa en el escenario viene de abajo- y, si ya son buenas, a?adamos, para demostrar que lo son en todos los terrenos. Las italianas, salvo la excepci¨®n de la Orquesta del Teatro alla Scala de Mil¨¢n, no tienen muy buena fama en ese aspecto y, por eso, ha sido una sorpresa comprobar la muy buena calidad de la del Teatro Comunale de Bolonia. Es verdad que posee una tradici¨®n propia, que ha sido forjada por gentes como Celibidache, Maag, Inbal, Chailly y Thielemann, y que por su podio pasan nombres de primera clase. Pero con Daniele Gatti los bolo?eses han dado un salto muy importante. El maestro milan¨¦s es un m¨²sico con amplia experiencia al frente de grandes orquestas -es titular de la Royal Philharmonic londinense-, que parece saber en todo momento lo que quiere y que saca petr¨®leo de una formaci¨®n que, a ojos vistas, conf¨ªa en ¨¦l. Lo mejor de la orquesta son, probablemente, sus cuerdas -con unas violas que parecen beber de la gran tradici¨®n italiana del instrumento-, unos metales bien empastados y unas maderas que supieron superarse a lo largo del concierto.
Juventudes Musicales
Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Daniele Gatti, director. Obras de Beethoven y Chaikovski. Auditorio Nacional. Madrid, 28 de octubre. Juventudes Musicales.
La primera parte fue una buena prueba de fuego para una orquesta acostumbrada a otros repertorios al proponer un par de obras beethovenianas: la obertura Coriolano y la Primera Sinfon¨ªa -la que menos se toca de todas las del compositor-. La lectura de Coriolano fue en¨¦rgica e impetuosa -lo que corresponde bien al temperamento de Gatti- y la sinfon¨ªa se volc¨® m¨¢s del lado de un romanticismo incipiente que del clasicismo del que procede, lo que tambi¨¦n era de esperar. Y en ambos casos la sensaci¨®n fue muy grata: claridad de ideas y capacidad para ponerlas en pie.
Chaikovski es un m¨²sico especialmente querido por Gatti -est¨¢ grabando sus sinfon¨ªas- y su versi¨®n de la Quinta fue como un exudado de sus caracter¨ªsticas: directa, l¨ªrica cuando proced¨ªa pero sin concesiones sentimentales, bien trabada y exigiendo el m¨¢ximo a una orquesta que daba por momentos la sensaci¨®n de llegar al l¨ªmite. Tuvo personalidad esta lectura meridional, extrovertida y lanzada en la que s¨®lo se ech¨® de menos un poco m¨¢s de arrojo expresivo en la trompa solista, que, eso s¨ª, dio todas las notas en su intervenci¨®n en el Andante cantabile. Como suele suceder en los conciertos que acaban pasada la medianoche, el p¨²blico sali¨® escopeteado y no hubo propinas.
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