La verdadera historia de la reforma de Naciones Unidas
La reforma de la ONU estaba pensada originariamente para dotarla de sistemas flexibles, competitivos y empresariales en su contrataci¨®n, promoci¨®n del personal y estructura de funcionamiento. Pero se transform¨® en la reforma que el 21 de marzo de 2005 propuso Kofi Annan en su documento Un concepto m¨¢s amplio de libertad.
Cuando lo le¨ª me entusiasm¨¦: hablaba de reforzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la naciente agenda global com¨²n de convergencia social a escala planetaria. Hablaba de la reforma del Consejo de Seguridad, ampliando el n¨²mero de sus miembros y con capacidad de ejercer el "veto al veto", es decir, de anular el veto de cualquiera de sus miembros permanentes. Hablaba del viejo sue?o de Keynes, la reforma del Consejo Econ¨®mico y Social y de las instituciones financieras internacionales. Hablaba de elevar la importancia de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Ginebra, con rango similar al Consejo de Seguridad. Hablaba de crear una nueva legislaci¨®n internacional respecto a la ingerencia en pa¨ªses terceros. Y hablaba de que los Estados poseedores de armas nucleares deber¨ªan reducir sus arsenales de modo irreversible.
El actor de fondo del sistema internacional que quiere nacer es el ciudadano global
?Por qu¨¦ la idea original de una reforma "interna" se hab¨ªa convertido con el paso de los a?os en una aut¨¦ntica reforma "externa", de todo el sistema de relaciones internacionales?
La raz¨®n es, a la vez, sencilla y compleja. El lector permitir¨¢ que acuda, para desentra?arla, a las tesis que he defendido en el libro Homo Globalis. En busca del buen gobierno.
Vivimos en un sistema de relaciones internacionales inestable y en encrucijada: hay un viejo sistema que no acaba de morir, y uno nuevo que pugna por nacer. El viejo sistema est¨¢ basado en el unilateralismo de algunos superpoderes hegem¨®nicos, en la espontaneidad de unos mercados internacionales no intervenidos. El nuevo sistema naciente se caracteriza por el multilateralismo, encarnado en instituciones "de nueva generaci¨®n" como el Tribunal Penal Internacional, el Protocolo de Kioto o la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, en la que, por mucho que sea criticada, los pa¨ªses del Sur han hecho ya o¨ªr su voz con fuerza (no hay m¨¢s que recordar el plante que organizaron en su ¨²ltima reuni¨®n de Canc¨²n pa¨ªses como China, Brasil e India y hasta una veintena).
Este sistema internacional que quiere nacer se fundamenta en una evidencia emp¨ªrica indiscutible: la globalizaci¨®n tal y como se est¨¢ desarrollando es desequilibrada y no da las mismas oportunidades a todos los seres humanos. Pero su actor de fondo, y ¨¦sta es mi tesis fuerte, es el ciudadano global: un ciudadano normal medio, como usted o como yo, pero que es el ser m¨¢s formado y reflexivo de la historia, y que s¨®lo est¨¢ dispuesto a legitimar aquella pol¨ªtica que suscriba tres valores universales: que los derechos humanos tienen que ser respetados en todo el mundo, y esto a¨²n no es as¨ª; que el medio ambiente tiene que ser preservado en todo el planeta, y no est¨¢ ocurriendo; y que debe existir una convergencia econ¨®mica y social a escala planetaria, y en su lugar reina la m¨¢s abyecta miseria en muchos rincones del mundo.
El ciudadano medio, adherido a esta nueva conciencia cr¨ªtica global, ha ganado ya la batalla de las ideas en este mundo en encrucijada.
Y esto es lo que explica por qu¨¦ una reforma, en principio "funcional", se convirti¨® en "estructural". La visi¨®n global de millones de ciudadanos en todo el mundo se filtr¨® a trav¨¦s de los Estados democr¨¢ticos y lleg¨® a los trabajos preparatorios de la Asamblea General. Y el secretario general de Naciones Unidas supo reflejar en su proyecto de reforma lo que algunos llaman "la opini¨®n p¨²blica mundial", la visi¨®n cr¨ªtica de los segmentos m¨¢s l¨²cidos y emergentes de los ciudadanos del mundo.
Bien. La ONU no es otra cosa que lo que decidan los Estados que se dan cita en ella. Por ello, en el sentir de muchos analistas pol¨ªticos, la reforma que se propuso ha salido muy capitidisminuida. ?Aciertan?
Creo que se equivocan en tres aspectos.
El primero es que los Objetivos de Desarrollo del Milenio han salido reforzados con el concurso de todos los pa¨ªses del planeta: hoy tenemos una agenda com¨²n para terminar con la pobreza, la falta de educaci¨®n b¨¢sica, la discriminaci¨®n de la mujer, el da?o al medio ambiente, la brecha digital, las enfermedades end¨¦micas como el sida.
El segundo es que ha surgido un nuevo pilar de la comunidad de naciones: el "derecho a proteger" sin ambages y a trav¨¦s de una acci¨®n internacional multilateral, a todos los seres humanos que sean v¨ªctimas de genocidio, de cr¨ªmenes de lesa humanidad.
Y el tercero consiste en que el list¨®n propuesto por Annan, ah¨ª permanece.
Para muchos, y lo comparto, uno de los grandes aciertos de Kofi Annan ha sido llamar a las empresas a una tarea decisiva para humanizar la globalizaci¨®n.
Esta nueva frontera que impulsa a las empresas a ser ciudadanos corporativos responsables a escala mundial es un signo de los tiempos, cuando de las 100 entidades econ¨®micas m¨¢s poderosas en el mundo hoy, 49 son Estados y 51 son empresas. Esta nueva realidad, materializada en el Global Compact de Naciones Unidas, ha sido sancionada tambi¨¦n en la propia resoluci¨®n de la Cumbre.
Pero un acierto a¨²n mayor del secretario general es que fue capaz de reflejar en su proyecto de reforma el sentido de esa nueva conciencia global. Y desde este punto de vista, la verdadera historia de la reforma de la ONU no ha hecho sino comenzar. Los ecos de la Cumbre que comenz¨® el 14 de septiembre de 2005 ya se van apagando, pero el ciudadano global sigue en sus trece...
Manuel Escudero es senior advisor del Global Compact de Nacioners Unidas
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