Harriet
Dejando a un lado a las amebas, que son inmortales, la criatura m¨¢s vieja del planeta es la tortuga gigante Harriet, que va a cumplir 175 a?os. Vive en Australia, es hembra y todav¨ªa ovula. Se supone que esta tortuga naci¨® en una de las islas Gal¨¢pagos, y fue uno de los tres ejemplares que se trajo Darwin a Inglaterra, en 1836, al finalizar su expedici¨®n en el buque Beagle. Sus dos compa?eras murieron a causa de las inclemencias del clima de Londres, pero Harriet fue trasladada a Australia, donde ahora, seg¨²n cuentan, a veces saca la cabeza del caparaz¨®n y la vuelve a esconder enseguida porque no le interesa nada de lo que pasa en este perro mundo. No es el metabolismo, sino esta sabidur¨ªa la que le ha permitido vivir tantos a?os. Hasta que Darwin no estableci¨® la Teor¨ªa de la Selecci¨®n Natural, la mayor¨ªa de los ge¨®logos se adher¨ªan a la Teor¨ªa de la Cat¨¢strofe, seg¨²n la cual, en este planeta ha habido sucesivas creaciones de vida animal, que han sido destruidas por una cat¨¢strofe repentina, por inundaci¨®n, terremoto u otra convulsi¨®n cualquiera. La ¨²ltima cat¨¢strofe fue el diluvio universal, que elimin¨® todas las formas de vida, excepto la de los seres que se refugiaron en el arca de No¨¦. Esta tesis afirma que las especies fueron creadas inmutables, una a una, sin capacidad para cambiar con el paso del tiempo, como algunas personas que todos conocemos. Pero la teor¨ªa de la selecci¨®n natural afirma que las cr¨ªas de cualquier especie compiten duramente por la supervivencia y las que sobreviven a este esfuerzo transmiten a la pr¨®xima generaci¨®n algunas variaciones naturales para adaptarse al medio. Esta teor¨ªa de Darwin, extra¨ªda de la vida de ciertas tortugas, puede ser rebatida si uno analiza el comportamiento de algunos ejemplares humanos, que si bien no son gal¨¢pagos, llevan a cuestas un caparaz¨®n inmutable. La tortuga Harriet es una futurista comparada con algunos pol¨ªticos, con algunos obispos, con algunos jueces, que parece que acaban de abandonar el arca de No¨¦, dejando atr¨¢s del diluvio universal no m¨¢s que sucesivos estratos de f¨®siles. Pero basta con mirar alrededor para comprobar que hay f¨®siles con traje y corbata que hablan en la tribuna del Congreso de los Diputados, presiden simposios, escriben en los peri¨®dicos e incluso toman el aperitivo a tu lado. A estos gal¨¢pagos humanos no los estudi¨® Darwin; en cambio, son los ¨²nicos seres que contradicen la evoluci¨®n de las especies, aferrados como est¨¢n a la tesis de la cat¨¢strofe.
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