Ajuste a c¨¢mara lenta

El acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos para aplicar el Plan del Carb¨®n 2006-2012 pone fin a las algaradas callejeras, que casi forman parte del paisaje socioecon¨®mico cuando se ponen sobre la mesa nuevos recortes en la producci¨®n carbonera. Los cortes de carreteras, la interrupci¨®n de las v¨ªas de ferrocarril y las manifestaciones que acaban en enfrentamientos con las fuerzas del orden son los instrumentos que han utilizado los sindicatos para forzar la negociaci¨®n con el Gobierno. El acuerdo implica, en resumen, que los sindicatos han conseguido mantener las fronteras legales de la prejubilaci¨®n en los 52 a?os (seg¨²n los coeficientes correctores en funci¨®n de la peligrosidad), mientras que el Gobierno ha ganado el pulso en el ¨¢mbito de la producci¨®n -caer¨¢ de 12 millones de toneladas a 9,2 millones en la fecha final del plan, 2012-; el empleo descender¨¢ de los 8.600 trabajadores de la actualidad a 5.800. Se trata, pues, de un ajuste de producci¨®n y empleo que dice mucho sobre las muy escasas expectativas de la miner¨ªa del carb¨®n en Espa?a.

El acuerdo confirma que la l¨ªnea econ¨®mica general que est¨¢ aplicando este Gobierno, como la que aplicaron los anteriores, es la reducci¨®n paulatina de la producci¨®n del carb¨®n, debido a su m¨¢s que evidente condici¨®n de actividad antiecon¨®mica e intensamente subvencionada. La curva descendente de la producci¨®n y empleo de carb¨®n puede apoyarse en cifras incontestables. En 1981 trabajaban en la miner¨ªa carbonera algo m¨¢s de 51.000 trabajadores; en 1996 quedaban algo m¨¢s de 24.500 mineros; hoy, despu¨¦s de un plan aprobado por el primer Gobierno de Aznar que pretend¨ªa reducir el empleo a unos 17.000, siguen trabajando 8.700. Puede apreciarse que existe una l¨ªnea inequ¨ªvoca de reducci¨®n de empleo y de producci¨®n, y que la realidad supera ampliamente las cuotas de reducci¨®n de empleo acotadas en los planes oficiales, como puede apreciarse en la diferencia entre el empleo previsto y el real del plan pactado por el Gobierno del PP. Las prejubilaciones ventajosas act¨²an como un poderoso im¨¢n para los trabajadores.

El tratamiento econ¨®mico es el adecuado: menos producci¨®n, menos empleo y un programa de generosas prejubilaciones e inversiones sustitutivas para mitigar los efectos de la desaparici¨®n de la producci¨®n carbonera. Puede discutirse el ritmo, es decir, si ser¨ªa deseable un coste social menor y una disminuci¨®n m¨¢s r¨¢pida de la producci¨®n y el empleo. Pero es la cadencia que marcan el car¨¢cter antiecon¨®mico de las explotaciones, por un lado, y la rentabilidad social, por otro. La paciencia es el criterio principal en esta prolongada reconversi¨®n.