En la muerte de nuestro amigo

Esta vez no pudo con ella. S¨ª que lo hizo en 1977. Luis, nuestro compa?ero que sobrevivi¨® a la matanza de Atocha, hace casi 30 a?os. Y nos ha dejado en una fr¨ªa ma?ana de este oto?o madrile?o. Con ¨¦l desaparece nuestra referencia m¨¢s precisa de la vida tras Atocha. Pero es el destino de todos. Luis -Luis Ramos Pardo- llen¨® su vida de una plena dedicaci¨®n a la construcci¨®n del Estado de derecho en nuestro pa¨ªs. Del amor pleno por sus hijos y por Carmela, querida Carmela, con su cari?o, su l¨®gica, su ternura.

Primero, en el despacho de Espa?oleto y en el de Torrej¨®n, dedicado a los barrios, a Comisiones, al partido, al movimiento ciudadano desde el despacho de Atocha. All¨ª recibi¨® con Lola, con Miguel, con Alejandro, las r¨¢fagas de muerte que no le tocaron. Y ahora nos deja en este vac¨ªo de fr¨ªas estrellas. Desde su ¨²ltimo despacho del barrio de Iglesia.

Su muerte, pocos d¨ªas despu¨¦s de la de Jacobo Echevarr¨ªa, tambi¨¦n vinculado a los primeros abogados laboralistas de Madrid, es un trallazo en la sed de vida que ten¨ªa y que necesitamos. Nos ha vuelto a dar la muerte ese acoso incesante.

Luis ocupar¨¢ para siempre un espacio en nuestros corazones. Los barrios de Madrid est¨¢n de luto nuevamente. Tambi¨¦n los lugares en los que viv¨ªa. Desde el paseo de la Castellana hasta la sierra de Madrid.

Echaremos de menos, con Carmela, Jos¨¦ y Juana, tu limpia y delgada humanidad de energ¨ªa para la libertad, Luis.

Atropelladamente,