"Los j¨®venes se sienten enga?ados por sus propios padres"
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Ahmed ben Naoum (Sidi Bel-Abbes, Argelia, 1944) es profesor de Sociolog¨ªa y Antropolog¨ªa en la Universidad de Perpi?¨¢n, donde ha estudiado el creciente fen¨®meno de la exclusi¨®n social que sufren los j¨®venes de los suburbios franceses. Poco sorprendido por el cariz que ha tomado su protesta, Ben Naoum considera "imparable" la ola de violencia, que relaciona con la p¨¦rdida de autoridad de los padres sobre unos hijos que ya no conf¨ªan en ellos.
Pregunta. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando en Francia?
Respuesta. Nada que no se explique, al menos en parte, por la grave crisis econ¨®mica que atraviesa el pa¨ªs y que a menudo se oculta porque s¨®lo afecta a las clases m¨¢s bajas, las que hacen el trabajo manual. Se han destruido miles de empleos en este sector, y con ellos se ha destruido la cohesi¨®n de las familias.
P. ?Hasta qu¨¦ punto existe una relaci¨®n causa-efecto entre esto y la explosi¨®n de la violencia?
R. En el entorno del que estamos hablando siempre ha sido el padre quien ha llevado el sueldo a casa. Ello le daba prestigio dentro de la familia y sobre todo entre sus hijos. Cuando ya no lleva un sueldo, sino una simple caridad del Gobierno, se desmorona toda una instituci¨®n. Los hijos ya no respetan al padre y, con ello, pierden todo respeto por la autoridad, tambi¨¦n la que emana del Estado. El padre simboliza la autoridad, la ley, y si no se respeta la autoridad, tampoco se respeta la ley.
P. La tasa de paro francesa es casi id¨¦ntica a la espa?ola. ?No le parece arriesgado atribuir a este factor el actual conflicto social?
R. No es el paro, ni la falta de vivienda, ni las ayudas sociales: es toda la injusticia que les rodea. Los j¨®venes de los suburbios, o al menos muchos de ellos, han perdido el respeto hacia sus mayores porque ¨¦stos ya no pueden aportarles nada.
P. ?En qu¨¦ se basa para decirlo?
R. Hablamos mayoritariamente de familias de origen magreb¨ª, en las que los padres apenas hablan franc¨¦s. Los j¨®venes, en la escuela, lo han aprendido perfectamente. Aunque no puedan utilizarlas, tienen las herramientas para integrarse y ven en sus padres la imagen del fracaso, la imagen de quien trata de darles consejos desde el pelda?o m¨¢s bajo de la sociedad.
P. ?Por qu¨¦ todo estalla ahora?
R. Porque la situaci¨®n ha empeorado much¨ªsimo. Recuerdo que en 1998 una ola de violencia afect¨® a la periferia de Toulouse tras la muerte de un chaval despu¨¦s de una persecuci¨®n de la polic¨ªa. La calma se impuso por la mediaci¨®n de las entidades del barrio, los padres y los ancianos. Hoy esto ya no parece posible.
P. ?Tan diferente es la situaci¨®n?
R. Los j¨®venes se sienten enga?ados por sus propios padres; ¨¦stos trataron de calmarlos con argumentos que les suenan a promesas incumplidas. Han perdido toda credibilidad.
P. ?Y hacia d¨®nde conduce este camino?
R. A muchas cosas negativas, entre ellas, al avance del islamismo radical en nuestras ciudades. El im¨¢n integrista es el gran beneficiario de las situaciones en las que los j¨®venes rechazan la autoridad de su padre y de toda su familia. El islamismo radical siempre se construye en contra de algo: el padre como enemigo es un buen punto de partida.
P. Exponga un posible escenario de soluci¨®n.
R. No hay f¨®rmulas m¨¢gicas, pero seguro que la soluci¨®n no pasa por el autoritarismo que promueve el Gobierno. Pero le dir¨¦ una que no pasa por el terreno educativo ni familiar, sino por el urbanismo. Hay que eliminar los guetos y hacerlo sin complejos. No se trata de rehabilitar estos horribles edificios de hormig¨®n, hay que derribarlos y tener la capacidad para convencer a la gente que vive en ellos de que su futuro ser¨¢ mejor fuera del gueto, dentro de la ciudad y lejos de los suburbios. Los guetos s¨®lo desaparecen de una manera: fundi¨¦ndolos con la ciudad.
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