Lejos de los cuarteles

Justo lo que el jazz necesita: salirse de los cuarteles y asomarse al exterior. En nuestro pa¨ªs, Ximo Tebar fue de los primeros en echarse al ruedo y a¨²n hay quien le acusa de haberse vendido al vil metal. Puede que exagere el gesto de cuando en cuando pero, visto lo escuchado, se le perdona esto y mucho m¨¢s. En apenas una hora, el valenciano dio argumentos suficientes para incluirle, a ¨¦l y a sus excelent¨ªsimos acompa?antes, entre los primeros puestos del ranking jazz¨ªstico, secci¨®n "grupo con ¨®rgano". Practican un jazz con reminiscencias a?ejas pero tambi¨¦n, con notable personalidad; y son capaces de enmendarle la plana al mism¨ªsimo Thelonious Monk a trav¨¦s de una de sus piezas, Evidence, que Tebar ha rebautizado como My evidence. La semana que viene, entran en un estudio de grabaci¨®n: habr¨¢ que estar al tanto.

Joshua Redman es otro desencantado del jazz can¨®nico pretendido desde las altas esferas del negocio. Alguien que cuida el repertorio tanto como la puesta en escena; que gusta a quien no s¨®lo gusta del jazz; un creador para los tiempos que corren: lo copia todo sin que se note demasiado. En su recital madrile?o, se arranc¨® por Eddie Harris y no par¨® hasta sonar como Weather Report. El ¨¦xito de su propuesta avala a quien encarna como pocos los nuevos tiempos de un g¨¦nero que ha sobrevivido al ataque de los neocon y respira los aires de la modernidad.