El arpa m¨¢gica
Generalmente, el arpa encierra buena parte de esos t¨®picos de que se sirve mucha gente para despreciar la m¨²sica cl¨¢sica. Les suena a tardes de visita, a esa sobrina tan aplicada y tan cursi que va a tocar una cosa muy bonita, ya ver¨¢s, en cuanto nos tomemos el chocolate. Si est¨¢n un escal¨®n m¨¢s arriba se quejan de que tiene muy poco repertorio o de que s¨®lo sirve para adornar y se creen que es cosa de ni?as, aunque conozcan esa expresi¨®n cal¨® asentada en el casticismo madrile?o que hace referencia a un "gach¨® del arpa" que vaya usted a saber qui¨¦n fue. Pero cuando pasa lo que pas¨® este fin de semana en el Auditorio, las ideas recibidas caen no ya por su propia bober¨ªa sino porque a ellas se oponen otras de peso inapelable. Las explic¨® Xavier de Maistre (Toulon, 1973), arpa solista de la Filarm¨®nica de Viena y uno de los m¨²sicos m¨¢s interesantes que este cr¨ªtico ha escuchado en los ¨²ltimos tiempos.
Orquesta Nacional de Espa?a
Josep Pons, director. Xavier de Maistre, arpa. Obras de Espl¨¢, Montsalvatge y Stravinski. Auditorio Nacional. Madrid, 12 de noviembre.
De Maistre ven¨ªa al ciclo de la ONE con el Concierto capriccio de Montsalvatge, una preciosidad de obra con unos tiempos extremos muy divertidos -sobre todo el tercero, llamado nada menos que Rond¨® guaran¨ª- y un central l¨ªrico y so?ador. No se pod¨ªa tocar ni demostrar mejor que, cuando se escribe con maestr¨ªa, la integraci¨®n de un instrumento tan complicado como el arpa en un tejido orquestal bien trabado es no ya posible sino gozosa. El p¨²blico lo vio, lo aplaudi¨® y fue recompensado con dos propinas -Falla y Ravel- que marcar¨¢n uno de los grandes momentos de la temporada. Dan gusto estos conciertos imprevisibles y vivos, donde la gente se encuentra con lo inesperado, lo disfruta y, encima, se lo agradecen.
La sesi¨®n se abri¨® con Don Quijote velando las armas, esa hermosura de ?scar Espl¨¢ que en cuanto acabe el centenario cervantino volver¨¢ a los archivos de las orquestas sabe Dios hasta cu¨¢ndo. Una pena que se toque tan poco -la ONE lo hizo muy bien- a este m¨²sico conservador, conocedor y de evidente buen gusto. La segunda parte fue para la suite de 1945 de El p¨¢jaro de fuego, de Stravinski, lo que demuestra una vez m¨¢s lo bien que programa Josep Pons. La lectura de la ONE fue muy interesante porque evidenci¨® de nuevo, aun en sus carencias, que estamos en el camino. Quiz¨¢ porque el anhelo de perfecci¨®n es todav¨ªa un futurible, Pons cuid¨® algunos aspectos por encima de otros que ya vendr¨¢n. Por ejemplo, la claridad y el ritmo, la continuidad discursiva dentro de un tempo que permitiera una cierta holgura, que diera seguridad. Falt¨®, de otro lado, brillantez, garra dram¨¢tica, anhelo esc¨¦nico. Quiz¨¢ pedirlo todo sea, por ahora, demasiado. Si seguimos as¨ª, llegar¨¢.
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