Boa constrictor
Es impresionante la forma que tiene Bart¨®k para que una obra se reconozca como suya desde el primer comp¨¢s. Hubi¨¦ramos sabido que el Divertimento interpretado el s¨¢bado era del compositor h¨²ngaro aunque no lo hubi¨¦semos o¨ªdo nunca. Lo caracter¨ªstico de su m¨²sica es algo que va m¨¢s all¨¢ del an¨¢lisis musical acad¨¦mico para penetrar en el terreno de lo emocional ?Es esa manera tan sucinta -¨¢spera casi- de mezclar lo colectivo (lo popular) con lo m¨¢s personal e ¨ªntimo? ?Es ese uso sin complejos de los elementos r¨ªtmicos como hacen los j¨®venes en su m¨²sica y el pueblo en el folklore? ?Es esa energ¨ªa que parece a punto de hacer explotar cada nota, cada frase, pero que se queda justo en el l¨ªmite cuando llega al m¨¢ximo de la tensi¨®n? ?Qui¨¦n podr¨ªa decirlo? Sea lo que sea, resulta inconfundible. Tan inconfundible como hermoso. Y hermoso lo hizo la orquesta alemana dirigida por Christoph von Dohn¨¢nyi, nieto del director, pianista y compositor Ernst von Dohn¨¢ny.
NDR Hamburgo
Dirigida por Christoph von Dohn¨¢nyi. Obras de Bart¨®k y Bruckner. Palau de la M¨²sica. Valencia, 12 de noviembre de 2005
Muy bien hicieron asimismo la S¨¦ptima de Bruckner, aunque ahora, con la plantilla al completo (el Divertimento SZ 113 de Bart¨®k es s¨®lo para cuerda), los tutti no sonaban tan empastados como antes, sin que ello impidiera al director mostrar con limpieza el tejido sinf¨®nico. Pero mantener la tensi¨®n de la m¨²sica y la atenci¨®n del p¨²blico a lo largo de toda la obra no fue posible. De todos es conocido que Hanslick, enemigo de cualquier m¨²sica que ¨¦l considerara wagneriana, se refiri¨® a la S¨¦ptima como a una boa constrictor, ironizando sobre sus dimensiones. No siempre le fue posible a Dohn¨¢nyi dome?ar a este maravilloso monstruo que, por otro lado, no es tan wagneriano como se dice. Sabemos que Bruckner estaba angustiado ante la cercana muerte de su ¨ªdolo. Pero, aparte de las tubas wagnerianas y alguna cita, lo que sucede en el segundo movimiento es m¨¢s una espl¨¦ndida disertaci¨®n sobre la muerte de Wagner, o, mejor, sobre la angustia que la muerte de Wagner le produce a Bruckner, que un homenaje al maestro siguiendo de cerca su estilo. Entre otras cosas, porque no hubiera sabido hacerlo: Wagner era un hombre de teatro y su m¨²sica siempre es teatral. Bruckner es todo lo contrario. ?Podemos imagin¨¢rnoslo poni¨¦ndole m¨²sica a un libreto como el de Trist¨¢n? ?O concebir un desastre para el orden establecido tan may¨²sculo como el que se opera en el Anillo? Bruckner s¨ª puede, sin embargo, poner m¨²sica a textos religiosos. Ese es un terreno muy suyo. Pero lo que mejor le sale son estas boas sinf¨®nicas, prodigios de construcci¨®n, sinceras hasta el fondo y ajenas a cualquier inter¨¦s que no sea el de montar catedrales sonoras. En la S¨¦ptima del s¨¢bado se hubiera agradecido algo m¨¢s de recogimiento. Un puntito de esp¨ªritu religioso. Aqu¨ª, desde luego, no hubiera venido nada mal.
La cr¨ªtica de m¨²sica cl¨¢sica publicada el pasado 24 de octubre se repiti¨® ayer por un error de edici¨®n.
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