Marruecos, hacia la UE
Cinco d¨¦cadas despu¨¦s de su independencia, Marruecos mira a Europa. El inicio de los actos de este 50? aniversario sirvi¨® ayer no s¨®lo para afianzar la asociaci¨®n entre Rabat, Par¨ªs y Madrid, sino para poner de relieve la aspiraci¨®n marroqu¨ª a una relaci¨®n estrecha y especial con la UE, acrecentada tras la apertura de las negociaciones de adhesi¨®n con Turqu¨ªa. Zapatero, presente junto a su hom¨®logo franc¨¦s De Villepin, como representantes de las dos antiguas potencias coloniales, prest¨® su total apoyo a estas aspiraciones, una apuesta que no ha ca¨ªdo en terreno bald¨ªo en el pa¨ªs vecino del Sur.
Zapatero habl¨® de las "aspiraciones leg¨ªtimas" de Marruecos a una "relaci¨®n reforzada con la Uni¨®n Europea". Su ministro Moratinos, unas semanas antes, hab¨ªa ido m¨¢s lejos al pedir un "estatuto de asociaci¨®n avanzada" entre el reino alau¨ª y la UE que llevara a una participaci¨®n "en todo menos en las instituciones" comunitarias. No es ning¨²n disparate, al contrario, pues las perspectivas turcas cambian la ecuaci¨®n de la UE en el Mediterr¨¢neo, sobre todo porque para la gesti¨®n de algunos problemas, como la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal subsahariana, no es suficiente la relaci¨®n bilateral entre Espa?a y Marruecos -que ma?ana tendr¨¢ una nueva manifestaci¨®n con Zapatero y su hom¨®logo marroqu¨ª, Driss Jetu, en una cumbre empresarial en Sevilla-, ni siquiera, aunque sea un paso adelante, la asociaci¨®n trilateral propuesta ayer por Mohamed VI.
Del esfuerzo realizado por el Gobierno marroqu¨ª durante la pasada crisis de las vallas de Ceuta y Melilla, al colaborar en la protecci¨®n de lo que considera colonias, frente a una inmigraci¨®n ilegal subsahariana, se ha tomado buena nota en Madrid y Par¨ªs. Tambi¨¦n avanza la ayuda europea a Rabat propuesta por Zapatero para la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal.
El jefe del Gobierno espa?ol habl¨® asimismo del apoyo al "afianzamiento de la democracia y las libertades en Marruecos", un proceso en el que el rey alau¨ª va muy por detr¨¢s de las expectativas despertadas tras su llegada al trono hace seis a?os. Las resistencias al cambio por parte de la clase dirigente han frenado el ritmo de las reformas. Y el auge del terrorismo islamista tampoco las ha favorecido.
A todo ello hay que a?adir otra dimensi¨®n, la argelina. Aunque la pr¨®xima celebraci¨®n de la independencia de Argelia plantea muchos problemas a la antigua metr¨®poli francesa, especialmente en estos d¨ªas de violencia callejera protagonizada por hijos o nietos de inmigrantes, Par¨ªs se acerca a Argel mientras Madrid parece haberse alejado. El equilibrio es dif¨ªcil, pero hay que buscarlo y lograrlo en provecho de todos.
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