"Mis columnas son los ¨¢rboles que protegen el edificio"
Christian de Portzamparc (Casablanca, 1944) ha construido rascacielos en Lille, Nueva York o Tokio, embajadas en Berl¨ªn, hoteles en Madrid, redacciones de peri¨®dicos en Par¨ªs y salas de conciertos en la capital francesa, en Copenhague, R¨ªo de Janeiro y, ahora, en Luxemburgo. El edificio levantado en la capital del Gran Ducado, en el barrio de Kirchberg y en la plaza de Europa es a la vez muy cl¨¢sico y muy innovador, que merece atenci¨®n por sus hallazgos formales pero tambi¨¦n por la atenci¨®n dedicada a resolver los problemas t¨¦cnicos que comporta la difusi¨®n del sonido.
La construcci¨®n es de forma ovalada, blanca, y se sit¨²a en medio de un panorama de rascacielos o de grandes bloques rectangulares: la Biblioteca Nacional, el Centro de Conferencias, los despachos de las instituciones europeas, el Museo de Arte Contempor¨¢neo que firma Pei, las torres de cristal de Ricardo Bofill... "Cuando primero vi las fotos del lugar quer¨ªa rodear mi sala de m¨²sica de una cortina de ¨¢rboles. Luego, al conocer f¨ªsicamente el sitio, comprend¨ª que no hab¨ªa espacio para ese bosquecillo de olmos y opt¨¦ por unas columnas delgadas y altas, que separar¨ªan del exterior el deambulatorio circular que rodea la sala", explica el arquitecto.
"Utilizo los tres colores b¨¢sicos, que descompongo con un prisma"
Las impolutas columnas tienen unos 20 metros de alto y hay, en total, nada menos que 847. Las interiores sirven como veh¨ªculo de todos los tubos relativos a la climatizaci¨®n y a parte de los el¨¦ctricos; la segunda hilera s¨®lo tiene que sostener las grandes cristaleras que sirven de pared transparente que nos protege del clima y el ruido exterior; la tercera fila sostiene el techo, mientras que la ¨²ltima y m¨¢s exterior tambi¨¦n carga con parte del peso de la techumbre al tiempo que con otra parte de la instalaci¨®n el¨¦ctrica. Una vez cruzado el bosque de columnas, el visitante se encuentra ante un paralelep¨ªpedo a cuyo interior s¨®lo se puede acceder a trav¨¦s de unas "fallas" subrayadas por neones de color. "Utilizo los tres colores b¨¢sicos, que descompongo gracias a un prisma. El tono y la intensidad est¨¢n programados por ordenador. Esa luz contribuye a dar mayor inmaterialidad a las fisuras o fallas de acceso".
La gran sala es una plaza, remi
te a las antiguas plazas de pueblo en las que se hac¨ªa teatro. Los espectadores no s¨®lo est¨¢n en la platea, ante la orquesta, sino tambi¨¦n detr¨¢s de ¨¦sta, y a su alrededor, en ocho torres de cuatro pisos que transforman los cl¨¢sicos palcos en balcones de casas. Entre cada torre, un espacio, que sugiere una bocacalle. "En Gran Breta?a ten¨ªan muy buenos teatros para conciertos pero los destruyeron tras la II Guerra Mundial para transformarlos en cines o en lugares adecuados para la ¨®pera o el teatro. Y ah¨ª, como los que mandaban eran los directores de escena o los decoradores, s¨®lo se privilegiaba la frontalidad, olvid¨¢ndose que la mejor plaza para escuchar m¨²sica es la del bombero, encaramado ah¨ª, en lo alto".
Madera y cemento son las materias dominantes en la sala. "Nogal, roble y peral son los tres tipos de madera utilizados. Sobre el escenario hay un techo m¨®vil que puede situarse entre 17 y 11 metros por encima de la cabeza de los m¨²sicos, seg¨²n toquen una sinfon¨ªa o m¨²sica de c¨¢mara", dice Portzamparc que, para cuestiones de ac¨²stica, conf¨ªa en Albert Yaying Xu, quien asegura que "no hay ninguna otra sala en el mundo que haya sido concebida arquitect¨®nica y ac¨²sticamente como ¨¦sta. El volumen del espacio es de 18.700 metros c¨²bicos, lo que da unos 12,5 metros c¨²bicos por asiento. En el c¨¢lculo de materiales se integra, obviamente, que el principal factor de absorci¨®n sonora son los asistentes, las 1.500 personas que componen el p¨²blico, con su ropa, su cabello e, incluso, sus bigotes". El tiempo de reverberaci¨®n buscado por Portzamparc y Yaying Xu es de 2,05 segundos. "Pero podemos modificarlo jugando con el techo y parte de las paredes. Para el canto gregoriano una reverberaci¨®n de 5 segundos no es mala, pero para la m¨²sica contempor¨¢nea basta con 1,2".
En 1994 Portzamparc gan¨® el Premio Pritzker, considerado como el "Nobel de los arquitectos". En esa consideraci¨®n jug¨® un papel importante su trabajo para reconsiderar la manzana urbana, para estudiarla a partir de poner en relaci¨®n los vol¨²menes de edificaci¨®n y el aprovechamiento de la luz natural, asegur¨¢ndose al mismo tiempo la continuidad de la trama constituida por los edificios as¨ª como su "penetrabilidad" -jardines abiertos-, pero tambi¨¦n fue determinante su aporte en el terreno de los nuevos edificios pensados para la m¨²sica, como la Cit¨¦ de la Musique de la que Pierre Boulez dir¨¢ que "no comprende su forma pero s¨ª su voluntad de forma". Esa "voluntad de forma" es a¨²n m¨¢s expl¨ªcita en la peque?a sala anexa al auditorio de Luxemburgo, destinada a la m¨²sica de c¨¢mara y concebida como "una torsi¨®n de la cinta de Moebius". El techo inclinado y redondeado, la irregularidad del espacio, no impiden que la sonoridad sea la ideal para la m¨²sica de c¨¢mara.
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