Constituci¨®n y libertad
El historiador Jos¨¦ Mar¨ªa Jover recuerda a Miguel Artola all¨¢ por los a?os sesenta, en una intervenci¨®n en la Universidad Men¨¦ndez Pelayo, exhibiendo un ejemplar de la Constituci¨®n de 1812. Despu¨¦s de su trabajo, de tema tambi¨¦n heterodoxo para la ¨¦poca sobre los afrancesados, Artola public¨® en 1959 su monumental estudio Los or¨ªgenes de la Espa?a contempor¨¢nea, sobre la g¨¦nesis ideol¨®gica e institucional del constitucionalismo de C¨¢diz. Muchos j¨®venes universitarios de la ¨¦poca pudimos descubrir a trav¨¦s de sus p¨¢ginas el vigor de la revoluci¨®n liberal en nuestro pa¨ªs. Ahora, muchos a?os despu¨¦s, y una vez reeditados Los or¨ªgenes..., vuelve con ¨¢nimo juvenil sobre el tema desde una perspectiva m¨¢s amplia, abordando en el libro que comentamos la gestaci¨®n del constitucionalismo contempor¨¢neo y, por as¨ª decirlo, su anatom¨ªa. Lo hace con los rasgos que siempre han definido su metodolog¨ªa, intentando responder a una serie de preguntas que ¨¦l mismo toma como punto de partida para explicar, nunca describir, el tema analizado. No se trata de acumular datos sobre historia constitucional, sino de utilizar una documentaci¨®n exhaustiva, con el m¨ªnimo imprescindible de apoyos externos, con el objeto de engarzar las piezas fundamentales del orden constitucional, una vez definidas a partir de los textos, para a continuaci¨®n revisar los sistemas pol¨ªticos resultantes de sus distintas formas de articulaci¨®n. "El constitucionalismo hace referencia a la totalidad del sistema pol¨ªtico", explica, "que incluye normas y pr¨¢cticas pol¨ªticas".
CONSTITUCIONALISMO EN LA HISTORIA
Miguel Artola
Cr¨ªtica. Barcelona, 2005
307 p¨¢ginas. 23 euros
El estilo de Artola es sistem¨¢
tico y claro. Resulta evidente que no redacta apartado alguno hasta que no tiene perfectamente definidos los que, a su juicio, son elementos de explicaci¨®n fundamentales. Esta caracter¨ªstica refuerza el inter¨¦s de la obra en unos momentos en que el debate pol¨ªtico maneja los conceptos y las propuestas en torno a la Constituci¨®n con un grado casi insoportable de trivializaci¨®n. De ah¨ª la importancia de los cap¨ªtulos sobre el poder constituyente, la legitimidad y los poderes legislativo y ejecutivo, centr¨¢ndose especialmente en los principales modelos y experiencias constitucionales (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, incluso Espa?a). Destacar¨ªamos la significaci¨®n de sus explicaciones sobre la monarqu¨ªa constitucional, f¨®rmula pol¨ªtica del liberalismo decimon¨®nico en Europa, y sobre el federalismo, tema bien actual, del que subraya la ausencia de una base doctrinal com¨²n y la consiguiente diferencia entre los sistemas que adoptan esa denominaci¨®n. El Estado federal, advierte Artola, "es obra de una Asamblea constituyente, que reduce la soberan¨ªa nacional a la independencia del Estado y no reconoce a los estados federados capacidad para cambiar la forma de gobierno o para abandonar el Estado en el que se han integrado". La distribuci¨®n de competencias no equivale a una pir¨¢mide de soberan¨ªas y la Confederaci¨®n ha sido una f¨®rmula hist¨®ricamente inviable. En definitiva, lo que define a un sistema es la designaci¨®n del sujeto en quien reside la capacidad para adoptar las decisiones en ¨²ltimo t¨¦rmino. Tanto la pluralidad de sujetos en el v¨¦rtice como la voluntad de secesi¨®n llevan a un conflicto irresoluble.
L¨®gicamente, la metodolog¨ªa adoptada genera tambi¨¦n sus zonas de sombra. En ocasiones, se trata de los antecedentes, como sucede con el concepto de "ciudadan¨ªa", donde las experiencias republicanas de la Baja Edad Media y del Antiguo R¨¦gimen son pasadas por alto. O con el constitucionalismo de tipo sovi¨¦tico, objeto de un tratamiento sumario. Es el precio a pagar por el intento de elaborar una construcci¨®n que fuera al mismo tiempo omnicomprensiva y di¨¢fana.
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